Zabivaka, el lobo goleador que animará el Mundial
EFE
Con un lobo llamado Zabivaka que irradia «diversión, simpatía y seguridad en sí mismo», el Mundial de fútbol de Rusia 2018 continúa la tradición surgida en el año 1966, cuando el león inglés Willie se erigió en la primera mascota de una cita mundialista.
Representante del linaje y la nobleza del Reino Unido, Willie instauró una doctrina que continuaron otras doce mascotas. Niños, animales, frutas u hortalizas relevaron con mayor o menor aceptación a este león inglés, reflejo -por su abultada melena- de la revolución cultural iniciada por los Beatles.
Juanito (México 1970) inspiró la apuesta por Gauchito Mundialito ocho años después, cuando el niño procedente de la Pampa argentina emuló la pose de la primera mascota de trazos humanos.
Su parecido -ambos vestían los colores nacionales y portaban un sombrero característico- generó una gran controversia en Argentina, pues se esperaba que Clemente, el famoso personaje de Caloi, fuera su embajador.
Absolutamente rompedor fue Naranjito, mascota del Mundial de España (1982). Elegida de entre 600 diseños diferentes, una naranja vestida de futbolista se reivindicó como la primera y única fruta protagonista de una Copa del Mundo. Tal fue su impacto, que incluso tuvo su propia serie de televisión.
Convertido en una pieza codiciada por los coleccionistas retro, Naranjito reclamó el 13 de junio de 1982 los focos que parecían reservados al combinado argentino, defensor del título, en su estreno en el Estadio Camp Nou de Barcelona.
La eliminación de los Arconada, Gordillo, Camacho o Quini en la primera fase multiplicó el impacto mediático de una mascota que compartió portada con las estrellas ‘azzurras’ Paolo Rossi y Dino Zoff, referentes de la brillante campeona.
Pique, un chile jalapeño de gran bigote y amplia sonrisa, sucedió a Naranjito en el regreso del Mundial a México en 1986. Con un homenaje a su gastronomía, el país norteamericano apostó por una propuesta sorprendente que aunaba las particularidades de la cultura mexicana bajo un gran sombrero charro.
El patrón seguido hasta el momento -humanos, animales o vegetales- fue descartado por los italianos en el año 1990, cuando una maqueta cúbica llamada Ciao se presentó como una mascota poco popular por la extrañeza de su concepto.
Con un balón como cabeza y un cuerpo geométrico bañado por los colores de la bandera italiana, Ciao se despidió de la cita deportiva sin obtener la aprobación de los aficionados.
Rescató Estados Unidos en el año 1994 la figura de un animal con la elección del perro Striker, llamado a ejercer las labores del delantero de la selección nacional. La mascota, creada por los estudios de animación Warner Bros, tenía, además, el cometido de acercar a las masas un deporte casi irrelevante para los ciudadanos.
Los elogios a su simpleza y el descrédito por su obviedad se enfrentaron durante el desarrollo de una cita marcada por la expulsión del argentino Diego Armando Maradona por positivo en un control antidopaje y por el asesinato del colombiano Andrés Escobar, autor de un gol en propia meta ante el equipo anfitrión.
Un despertar más pacífico vivió el fútbol en 1998 con el cantar del gallo Footix, cuyo nombre fue elegido por los franceses mediante una votación que descartó a Zimbo, Houpi, Raffy y Gallik como apelativo.
La creación de Fabrice Pialot, centro de las alabanzas, dio paso a tres criaturas futuristas (Ato, Kaz y Nik) que compartieron protagonismo durante el Mundialde Corea y Japón (2002). Menos riesgos tomó Alemania con Goleo, el león que sucedió a los niños Tip y Tap como embajadores en una nueva cita germana.
También un animal acaparó la atención en Sudáfrica, donde un leopardo de nombre Zakumi acompañó a la selección española hacia la consecución de su primera Copa del Mundo.
Fútbol y ecología son, en cambio, las palabras que definieron a Fuleco, un armadillo adolescente de 14 años que en Brasil 2014 apostó por el deporte como medio de concienciación para su protección como especie en peligro de extinción.
«Diversión, simpatía y seguridad en sí mismo» son las palabras que definen a Zabivaka, la mascota del Mundial de Rusia.
Este lobo, cuyo nombre significa «el que anota» en el idioma rusa, promocionará la competición y entretendrá al público en los estadios y será embajador de Rusia en el mundo entero.