Yabadabadu: La casa de los Picapiedra está en California
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Aunque los verdaderos Picapiedra vivían sus divertidas aventuras en Piedradura, si tuviéramos que señalar en el mapa esa exótica y prehistórica ciudad, tendríamos que irnos a la comunidad de Hillsborough. Para explicarlo mejor: la comunidad que tan solo tiene 11.000 habitantes en la bahía de San Francisco cuenta con su propia casa de la familia más famosa de la tele (con permiso de ‘Los Simpsons’), y a los vecinos no parece hacerles mucha gracia.
La casa de los Picapiedra tiene su historia: se construyó en 1976 por el arquitecto William Nicholson, con enormes cúpulas de hormigón y barras de acero que funcionan como estructuras base de la vivienda. Ya cuando se construyó no gustó especialmente, pero por aquel entonces era un poco más ‘normal’, en color blanco y con poca relación con la familia prehistórica. En el 2000, sus anteriores dueños decidieron aportar un poco de color pintándola de naranja. Los vecinos se enfadaron y mantenían cierta esperanza de que el futuro comprador estuviera en sus cabales y realizase algunas reformas para quitarle la capa hortera a la casa.
Hasta que llegó la visionaria señora Florence Fang, que ni corta ni perezosa se hizo con la vivienda y plantó en el jardín varios dinosaurios, un mamut de metal, setas de colorines, réplicas de los Picapiedra y un cartel en el que pone ‘Yabadabadu’. Una auténtica aberración visual para todos aquellos que conducen por la autopista l-280 y se topan con esta caverna colorida, extraña y profundamente hortera. Por supuesto y como es de imaginar, si ya de por sí la casa no despertaba muchas simpatías, con el nuevo diseño ha terminado por conseguir el odio unánime de todos los vecinos de Hillsborough.
La dueña, que compró la casa en 2017 realizó sus mejoras sin los permisos necesarios
De hecho, le han reprochado la ‘monstruosidad’ paisajística a la señora Fang en una demanda colectiva que también ha sido apoyada por el Tribunal Superior del Estado de California. Y probablemente tengan razón. La dueña, que compró la casa en 2017 realizó sus mejoras sin los permisos necesarios de forma que su ampliación “impone la visión de la demandada a otras propiedades y paisajes sin haber tenido en cuenta los deseos de otros residentes», informa un artículo publicado en ‘New York Post’. ¿La respuesta de Florence? «Los dinosaurios deben quedarse. Son hermosos y hacen feliz a todo el mundo».
De hecho, Fang presentó una contrademanda por discriminación (en parte por supuestas declaraciones con tintes racistas), «solo quiero una vida en paz. Soy una anciana jubilada un poco diferente, tengo todo tipo de sueños», dijo a ‘The Guardian’ en una entrevista. Fang es la ex propietaria del San Francisco Examiner y AsianWeek, siendo con ello la primera asiática estadounidense propietaria de un importante diario en EE.UU.
«Los dinosaurios deben quedarse. Son hermosos y hacen feliz a todo el mundo»
«La residencia, conocida como ‘Flintstone House’ continúa atrayendo la atención mundial y las reacciones a menudo pasan por alto el problema central: la dueña ha construido un gran proyecto sin revisar el diseño o solicitar primero los permisos de construcción requeridos», dijeron los vecinos en un comunicado de prensa en abril de 2019.
Finalmente, las cosas parecen estar navegando hacía buen puerto: ambas partes han acordado recientemente firmar un comunicado para desestimar los reclamos, con una resolución amistosa del caso a satisfacción de todas las partes. A Fang se le permitirá mantener las alteraciones y resolverá permisos e inspecciones retroactivas con la ciudad, según el acuerdo. La jubilada podrá seguir disfrutando de su particular sueño, y abrir la puerta al estilo Vilma a cualquier vecino curioso que se pase por la zona.