Xi y Kim se dan cita para organizar estrategias ante Estados Unidos
EFE
El presidente chino, Xi Jinping, viaja mañana a Pionyang para cuadrar posiciones con el líder norcoreano, Kim Jong-un, sobre el complejo proceso de desnuclearización en la península coreana, que se encuentra en un impás tras el abrupto final de la cumbre de febrero celebrada en Hanói.
El encuentro fallido que Kim mantuvo con el presidente de EE.UU., Donald Trump, hizo encallar las conversaciones al respecto.
Expertos consultados por Efe coinciden en que el objetivo de Xi, que visita por primera vez el país como presidente, es subrayar su influencia en la península coreana y coordinarse con Kim ante las negativas de Trump a negociar.
«Promover el diálogo, garantizar la estabilidad en la península coreana y que Kim renuncie al desarrollo de armas nucleares y se centre en la construcción económica de su país» son los tres ejes de la visita de acuerdo con el experto Lu Chao, investigador de la Academia de Ciencias Sociales de Liaoning especializado en el país.
El viaje de Xi será el primero de un líder chino a Corea del Norte en 14 años y llega después de que Kim se haya desplazado cuatro veces a China desde el año pasado, la última vez en enero.
Una visita que reviste de especial interés dado que tendrá lugar en vísperas de la reunión del G20 los días 28 y 29 en Osaka (Japón).
Es decir, antes de que Trump visite Seúl -presumiblemente después de esa cumbre-, y antes de que Xi y Trump coincidan durante el G20.
«La cuestión de la península coreana es un tema que necesariamente debe tratarse durante la cumbre del G20. Pero es imperativo que China se comunique con Corea del Norte primero», valora Lu, y más ahora que los «obstáculos» en las relaciones entre los dos países asiáticos «se han despejado», explica a Efe.
China quiere asegurarse de que la situación en la península coreana evoluciona «de manera pacífica», y el siguiente paso en lo que parece una estrategia común entre los dos regímenes comunistas es que la comunidad internacional «reconozca plenamente» que Pionyang está reduciendo gradualmente sus armas nucleares.
A cambio, obtendría el levantamiento progresivo de las sanciones que se le impusieron.
El plan no convence a Trump, que en la cumbre de Hanói dijo que no relajaría sanción alguna hasta que el régimen no elimine completamente sus programas nucleares, de misiles y de armas químicas y biológicas.
«China no está a favor de que Estados Unidos ejerza presión sobre Corea de Norte ni que recurra a la amenaza de la fuerza. Hay puntos de vista divergentes, pero también espacio para cooperar», según Lu.
Así las cosas, Xi aprovecharía también para retratar al mandatario estadounidense y restregarle su influencia sobre Kim bajo un contexto internacional fuertemente marcado por la guerra comercial libran ambas potencias.
«Ni Washington ni Seúl están en condiciones de reanudar las conversaciones con Pionyang. Ahora bien, Pekín quiere demostrar que no sólo puede contribuir sino que es indispensable en esta cuestión. Persuadir a Trump de que debe cooperar más con China ayudaría a estabilizar las relaciones entre Washington y Pekín», comenta Tong Zhao, del Centro de Política Global Carnegie-Tsinghua.
Añade que, a medida que la batalla por la influencia global crece, Xi busca acentuar su influencia en la península coreana y para ello debe intensificar sus lazos con Kim.
Las oportunidades que ofrezca la apertura del mercado norcoreano en el largo plazo es otra de las apuestas del viaje de Xi, que marcará el 70 aniversario del establecimiento de relaciones.
En ese sentido, China dejó claro este semana que «aplaude» que Corea del Norte esté poniendo en marcha «una nueva línea estratégica» centrada en el desarrollo económico y en la mejora del nivel de vida de la población.
En palabras del propio Xi, que hoy firma un artículo en el principal diario norcoreano, la visita abrirá un nuevo capítulo en las relaciones y servirá para tratar «los razonables motivos que generan preocupación en el régimen» en una aparente muestra de apoyo a la propuesta desnuclearizadora de Pionyang.
En el otro lado de la ecuación quedan las diferencias del régimen norcoreano con la Casa Blanca, las cuales han afectado también a la relación intercoreana, que se encuentra estos días en punto muerto.
Desde febrero Corea del Norte ha endurecido su retórica para con su vecino del Sur e incluso ha lanzado misiles de corto alcance con el objetivo de que Seúl presione a Washington para que modifique su actual postura sobre el desarme.