William Levy asegura que no se acostumbra a las escenas de sexo en el cine
EFE
El actor William Levy, que este viernes estrena un «thriller» en la pantalla grande, asegura que aún le siguen pareciendo muy incómodas las escenas de sexo en los rodajes de películas, sobre todo porque no quiere que sus hijos, Christopher y Kailey, vean este tipo de imágenes.
«Es mi profesión, es mi trabajo y lo hago con mucho respeto y amor, pero grabar este tipo de escenas es muy incómodo y nunca te acostumbras a ellas», explicó el cubano durante una entrevista con Efe en Miami.
Galán de telenovelas, Levy estrena hoy la película «En brazos de un asesino», dirigida por Matías Moltrasio y basada en el libro «Killing Sarai» de J.A. Redmerski, donde ha ejercido como productor, coguionista junto a Jeff Goldberg y protagonista.
Levy, que interpreta a Víctor, un matón a sueldo, confesó que le intimida realizar este tipo de escenas de «alto voltaje sexual» por la imagen que se pueden llevar sus hijos al verlo desnudo en la gran pantalla.
«Mi mamá y mi abuela me han visto desnudo un montón de veces, pero me preocupa más mis hijos y siempre les advierto que este tipo de cosas no pueden verlas, especialmente mi hija», comentó.
Es la primera vez que William Levy se embarca en un proyecto cinematográfico con su propia productora y quiso hacerlo en español para devolver «el cariño al público de América Latina».
«Cuando dije que quería hacerla en español todo el mundo me decía que era mejor en inglés, que era un riesgo en español, pero yo no me lo pensé dos veces porque no me importaba el riesgo que estaba corriendo, lo estaba haciendo para mi público y eso es lo que más me llena», argumentó.
El actor abandonó las telenovelas en 2013, cuando protagonizó «La Tempestad» junto a la modelo mexicana Ximena Navarrete. Desde entonces, se marcó como objetivo llegar a la meca del cine y, en estos años, ha trabajado en algunos proyectos de Hollywood.
El cubano participó en las películas «Resident Evil: The Final Chapter», «Addicted» y «The single moms club», pero no pudo consolidar su carrera en Los Ángeles. Por eso, ahora quiere volver a trabajar para su público, el mismo que le encumbró a la fama.
«Puede venir una oportunidad (de Hollywood), pero yo no voy a ir a buscarla, porque yo quiero crear contenido para mi gente», admitió Levy aclarando que no se trata de una puerta que cierra.
En ese sentido, si alguna vez tiene la oportunidad de trabajar para el mercado anglosajón, asegura, se lo va a pensar, siempre y cuando le atraiga el personaje y no por el hecho de tener un papel en una cinta de Hollywood.
«Si viene una película para el mercado americano (estadounidense) en la que me sienta satisfecho con el personaje, obviamente, lo voy a hacer porque para todo hay tiempo, pero tiene que venir ese personaje que me encante», detalló.
Hace casi 25 años que William Levy pisó por primera vez Estados Unidos huyendo de la «dictadura» de Fidel Castro, «una fecha que no se olvida porque fue el renacimiento».
«No sé si mi historia daría para una película, pero sí que serviría para inspirar a muchos que vienen desde abajo», dice satisfecho y agrega: «todo en la vida es posible, no importa de donde vengas y qué no tengas».
El hecho de dejar la isla caribeña a los 15 años fue «uno de los momentos más difíciles» de su vida. «Me encontraba triste, pero a la vez con esperanza porque me esperaba un mundo con muchas oportunidades», recuerda.
El cubano, sin dar detalles, dice que ya prepara un proyecto cinematográfico sobre su país, pero admite que rodarlo allí es algo muy complicado.
«Estamos en medio de negociaciones, pero grabarla en Cuba no sé, no creo que pueda pasar», relata el popular actor que en 2020 cumplirá 40 años.
Sin embargo, más allá de poder filmar un largometraje en su isla natal, Levy confiesa que le gustaría hacer «otras cosas mucho más normales» en su país.
«Me gustaría comer en Cuba, me gustaría pasear por las calles de Cuba, me gustaría vivir en Cuba, me gustaría disfrutar de Cuba, pero desafortunadamente todas esas cosas no se pueden hacer, todo en la vida no es perfecto», admite con resignación.