Washington mantiene vigilancia aérea sobre Pionyang tras desplegar bombardero
EFE
Estados Unidos ha vuelto a desplegar un avión de reconocimiento sobre la península coreana, reforzando así su vigilancia sobre Corea del Norte a raíz de sus últimas pruebas de armas y tras haber enviado un bombardero a patrullar el Mar de Japón.
El Pentágono volvió a desplegar, a unos 29.000 pies (unos 8,8 kilómetros) sobre la península, un avión E-8, según informó hoy jueves la cuenta de Twitter dedicada al seguimiento de movimientos aéreos militares Aircraft Spots.
El E-8 es capaz de detectar movimientos en tierra y también aire, con lo que el objetivo del vuelo sería evaluar la actividad en torno a instalaciones armamentísticas norcoreanas.
Esta operación se produce después de que el martes EEUU desplegara sobre el Mar de Japón (llamado Mar del Este en las dos Coreas) dos activos de gran peso militar en la región, el dron de vigilancia Global Hawk y el bombardero estratégico B-52.
Estos vuelos se producen días después de que Pionyang probara lo que parece un motor para un proyectil y generara inquietud sobre la posibilidad de que próximamente lance a modo de prueba un misil de medio o largo alcance.
El de este jueves es el undécimo operativo de reconocimiento activado por EEUU en la región en los últimos 15 días, en lo que se interpreta también como una advertencia de Washington dirigida a Pionyang.
Ante el nulo avance de las negociaciones sobre desnuclearización, el régimen ha insistido en que la Casa Blanca tiene hasta fin de año para llevar una nueva propuesta a la mesa de negociación y en los últimos tiempos ha ido incrementando sus pruebas de armas y endureciendo su retórica.
En todo caso, en el marco de una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, EEUU avisó el miércoles a Corea del Norte de que habrá consecuencias si cumple con sus amenazas de realizar un gran ensayo de armas, aunque a su vez insistió en que la puerta del diálogo sigue abierta y le ofreció flexibilidad para desatascar el proceso.
El diálogo permanece varado desde la fracasada cumbre de Hanói de febrero, en la que Washington consideró insuficientes los activos nucleares a desmantelar por Pionyang y se negó a levantar sanciones.