Vivir de forma individualista está acabando con el plante, pero hay solución a ello
Agencias
El año 2019 cerró la década más caliente registrada hasta el momento, y todo indica que esta tendencia no tiene signos de parar. Ciclones, inundaciones, sequías, incendios, contaminación excesiva del aire y del agua, sobreexplotación de recursos naturales, extinción masiva de especies. Todo lo anterior pinta un panorama apocalíptico.
Nada de esto es nuevo, lo han reportado distintos medios y la información está respaldada por las investigaciones científicas más serias. Además, se ha hecho énfasis en la preocupación por la actividad humana y el ritmo que esta ha alcanzado, lo cual nos hace preguntarnos qué podemos hacer al respecto en tanto personas comunes y corrientes.
En los debates actuales, también encontramos las posturas que apelan al individualismo exagerado que es característico de muchas de las sociedades contemporáneas, en donde ver cada cual por sí mismo pareciera ser la regla de comportamiento a seguir, sin que importen las relaciones que establezcamos con otros más allá de lo necesario (por ejemplo, en nuestros espacios laborales, familiares o hasta amistosos). No es posible generalizar, pues ahora sabemos gracias a las investigaciones de las ciencias sociales que las prácticas individualistas se pueden presentar en espacios muy acotados, por ejemplo, sólo en el ámbito laboral, pero no con la familia o con los amigos.
‘Cada quien pone su granito de arena’. Este dicho popular tiene muchos niveles y vale la pena rescatar algunos de ellos.
Una sociedad no es la suma de sus miembros. Una sociedad es todas las maneras en las que sus miembros se relacionan. Por consiguiente, la pregunta que tendríamos que hacernos es: ¿de qué forma nos relacionamos que esto genera tanto daño a nuestro planeta?
En ningún momento queremos decir que la culpa del daño o la responsabilidad de salvar al planeta recae sólo en una persona, ni en su voluntad ni en su capacidad de acción, pero si hacemos una crítica y un llamado a acabar con la lógica individualista, entonces la solución no sólo estaría en pequeñas acciones individuales, pues caeríamos en lo mismo que criticamos: las prácticas individualistas.
Esto no quiere decir que entonces no reflexionemos sobre nuestras acciones a nivel individual; sin embargo, es también necesario repensar nuestras acciones a nivel colectivo. A nivel local, regional, nacional y global. Aunque tengamos poca o nula injerencia en ellas.
Y aunque el panorama es un poco desolador y pareciera que no hay mayor solución, sí hay maneras de resistirnos al individualismo y tener un mínimo impacto positivo en nuestras comunidades más cercanas. ¿Qué podemos hacer?
Entre las acciones individuales con mayor efecto positivo para el cuidado del medioambiente se encuentran:
- Separar la basura.
- No usar bolsas de plástico.
- Comprar menos comida a domicilio.
- Tardar menos tiempo bañándonos.
- Apagar las luces que no usemos.
- No dejar conectados aparatos electrónicos mientras no están en uso.
- Utilizar más bicicleta.
En cuanto acciones colectivas podemos citar:
- Compartir el auto.
- Usar más transporte público.
- Exigir a nuestros representantes de gobierno el diseño y la implementación de políticas públicas que tengan un impacto significativo en el medioambiente.
- Educar a las nuevas generaciones al respecto de los daños al planeta y sus posibles soluciones.
Y así como la actividad humana es la gran responsable del calentamiento global y sus consecuencias, es la actividad humana la que podría alentar y mitigar los efectos del cambio climático. Exigir acciones efectivas a los líderes mundiales, tanto de los gobiernos como los responsables de las industrias que más contaminan, es también una acción capital para vislumbrar la posibilidad de un cambio. Entre las más importantes de estas acciones se encuentran la transición al uso de energías renovables, como la solar, y sustituir la energía combustible de la cual nos hemos vuelto dependientes.
PijamaSurf