Vietnam insta a no considerar la homosexualidad una enfermedad
EFE
El gobierno de Vietnam ha pedido a los centros sanitarios de todo el país que no considere la homosexualidad como una enfermedad para la que existe una «cura» y prohíbe explícitamente los tratamientos forzosos para revertir la orientación sexual.
En un documento publicado este miércoles en la prensa oficial, el Ministerio de Salud recalca que «la homosexualidad no es una enfermedad, por lo tanto no puede ser ‘curada’, no necesita ser ‘curada’ y no hay manera de cambiarla», citando a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que llegó a esta conclusión en 1990.
El Ministerio pide a las administraciones sanitarias locales que difundan este mensaje para que tanto los médicos como los pacientes puedan entender que la homosexualidad o la bisexualidad no son un trastorno y no se produzcan discriminaciones o estigmas.
En este sentido, subraya que no se permiten las terapias forzosas para cambiar la orientación sexual de una persona y recalca que el único tratamiento que se debe permitir es el apoyo psicológico.
«Es una noticia realmente buena, después de la espera y los esfuerzos de muchas personas y organizaciones que trabajan para la comunidad LGTBI», se felicitó en su web el Instituto de Investigación Social, Económica y del Medio Ambiente (ISEE, en inglés), una de las voces más prominentes en la lucha por los derechos de la comunidad LGTBI en Vietnam.
En noviembre del pasado año, esta organización lanzó una campaña que ha recibido 84.000 firmas para pedir a Vietnam que declare de forma explícita que la homosexualidad no es una enfermedad.
A pesar de los avances de los últimos años para la igualdad de derechos de la comunidad LGTBI, la discriminación y los estigmas siguen existiendo en la sociedad vietnamita.
Un informe de la organización Human Rights Watch (HRW) revelaba en 2020 que buena parte de la sociedad seguía considerando la homosexualidad como una enfermedad e incluía testimonios de adolescentes a quienes sus padres o profesores habían transmitido ese mensaje.
Uno de los grandes avances de los últimos años fue la despenalización en 2015 de las bodas homosexuales, un gesto simbólico que permitía las ceremonias de unión entre personas del mismo sexo pero no les otorgaba ninguno de los derechos de los que disfrutan los matrimonios heterosexuales.
Vanguardia del sudeste asiático
Pese a estas carencias, Vietnam es uno de los países que más han avanzado en los últimos años en la igualdad de derechos en el Sudeste Asiático, donde existen algunas de las leyes más represoras contra la comunidad LGTBI.
El más restrictivo de la zona es Brunéi, un país regido por la ley islámica (la sharia), donde una normativa de 2019 permite imponer la pena de muerte a los hombres que practiquen sexo entre ellos.
Aunque tras protestas mundiales el sultán Hassanal Bolkiah anunció que no se aplicaría, el pequeño sultanato sigue siendo uno de los lugares más hostiles del mundo hacia los homosexuales, un rechazo que, en menor grado, se siente también en las vecinas Indonesia y Malasia, con las que Brunéi comparte la isla de Borneo.
La influencia de facciones islamistas en la política indonesia ha propiciado que se debata la remodelación del código penal para perseguir ciertas «exhibiciones» de conducta homosexual, cuando hasta ahora el derecho indonesio no criminaliza la homosexualidad siempre y cuando no salga del ámbito privado.
Malasia también dispone de un sistema judicial doble especialmente punitivo para el colectivo, con penas de hasta 20 años de cárcel por el sexo homosexual.
En el otro lado de la balanza se encuentra Tailandia, cuyo Parlamento aprobó el 15 de junio sendas propuestas para legalizar el matrimonio y las uniones civiles entre personas del mismo sexo, que, de recibir la luz verde final, convertirán a Tailandia en el segundo lugar de Asia, tras Taiwán, en reconocer este derecho.