+VÍDEO| ¿Qué es el Ikebana y por qué se necesita tenerlo en casa?
Con información de PijamaSurf
No es novedad que las plantas sean consideradas como herramientas de apoyo para diferentes terapias psicológicas y de meditación. Hay especialistas en la salud mental que, apoyándose en vastas investigaciones neurocientíficas, relacionan la jardinería con el largo proceso del desarrollo de la empatía, la meditación y la consciencia plena. Sin embargo, el listado de beneficios de los cuidados a las plantas se remonta al siglo XV por monjes japoneses, quienes usaban la ikebana como disciplina para fomentar la relajación, la meditación y el deleite.
Ikebana, traducido como “el arte de realizar arreglos florales”, es una tradición zen de origen nipón que se enseña en conjunto con la ancestral ceremonia del té. Usando flores cortadas, ramas, hojas, semillas y algunos frutos, el ikebana resulta un acto de reflexión principalmente porque utiliza toda la concentración durante el proceso y la aceptación de su efímera perdurabilidad. Para Eiko Kishi, profesora de la escuela nipona Mishorhy encargada de realizar arreglos florales a los samuráis, se trata de una técnica de jardinería que “fomenta la relajación y sube el estado de ánimo porque las flores te dan energía.”
De hecho, esta tradición se introdujo con la misma expansión del budismo en Japón a través de los países vecinos –Corea y China–. Fue el sacerdote budista Ono-No-Imoko, que instasfecho con las ofrendas florales en el altar de Buda, empezó a experimentar con arreglos que simbolizaran todo el universo. Por ello, tanto sus diseños, flores como ramas tendrían que dirigirse hacia el arriba; se dividirían en tres grupos para representar la relación entre tierra, cielo y hombre; y fuese una disciplina basada en una forma de vivir en comunicación con la naturaleza.
Todo comienza con las composiciones en escalera hasta conseguir una combinación armoniosa y simétrica –una que represente el triángulo Tai-Yo-Fuku o cielo-tierra-hombre respectivamente–. Después, se clavan las flores en un kenzan –un cepillo de púas metálicas capaz de sostener a todas las flores cortadas–, el cual, a su vez, se encuentra en un recipiente lleno de agua para alargar la vida de cada ikebana. Según la tradición zen, una vez terminada la obra se debe contemplar durante unos minutos para disfrutar del trabajo realizado, del camino y del proceso. Es importante que a lo largo de la elaboración del ikebana se practique en silencio, pues es un tiempo para apreciar a los elementos de la naturaleza, a identificar la belleza en todas las formas de arte, y a desarrollar relajación de mente, cuerpo y alma.
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