+VIDEO | Los ecuatorianos exploran su sensibilidad con el arte libre de Yoko Ono - 800Noticias
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Agencia Efe

Una casa colonial del centro histórico de Quito engalanada con una tela negra alberga el Universo Libre de Yoko Ono, exposición de la artista japonesa con sesenta obras que invitan al público a sentir el arte a través de su propias experiencias.

En cinco salas del Centro Cultural Metropolitano se reparten objetos, instalaciones, vídeos y registros sonoros creados por Ono desde 1960, acompañados por instrucciones para que el público complete e interprete sus obras.

«No hay obra de arte si el público no participa con Yoko de su invitación», comenta a Efe el comisario de la muestra en Quito, Agustín Pérez.

Al adentrarse en el Universo de Ono un bastidor blanco rectangular con un agujero en la parte inferior da la bienvenida al visitante a «conversar con las manos», en una sala donde las personas son invitadas a unirse, romper distancias y crear una única sombra en la pared.

«Todo su trabajo tiene que ver con esa concepción de pequeños actos del día a día. Alguien puede pasar por las salas de exposición, leer (las instrucciones) y no participar. ¡Está bien, pero así no habrá una obra de arte!», explica Pérez.

Después de atravesar la sala de bienvenida un panel amarillo con letras negras alerta que al fondo «se está construyendo un transformador espacial», alusión al universo en transformación de Ono.

Con los ojos llenos de curiosidad, los visitantes pasan de una habitación oscura a una iluminada, guiados por el sonido de porcelana rota que busca ser reparada.

«Repara» es una obra que anima a recomponer vajillas e imaginar que con ello se está arreglando el mundo, alegoría que transmite al público la sensación de formar parte de algo más grande.

Las piezas terminadas se exponen en estanterías, aunque no todos consiguen superar el reto de unir los múltiples pedazos para dar forma a tazas y platos.

«Los niños se entretienen mucho haciendo esto», comenta Carlos Moreno, guía de la exhibición, al mostrar figuras reconstruidas con forma de ángeles, estrellas, ratones y osos.

Reflexiona que el reto que plantea la artista nipona implica asumir que, «para reparar las cosas, tal vez hay que imaginar otras posibilidades», romper los moldes convencionales.

En otra sección, una pared negra con cientos de papeles adhesivos de colores ensalzan a la madre ecuatoriana con mensajes, unas veces prolijos otros escritos con premura, en los que se lee «Mi mamá es hermosa», «Si tú vives yo vivo» o «Eres mi sol», tras una serie fotográfica con la que la artista le rinde tributo.

La viuda de John Lennon tenía previsto haber inaugurado la exposición en la capital ecuatoriana en junio pero no lo hizo por problemas de salud.

Paz para Venezuela

Otra temática recurrente es la de la paz, y así una sala tapizada con mapamundis llama al participante a poner el sello de «Imagina la paz» sobre el país donde la considere más necesaria.

Ecuador, Venezuela, Colombia, EE.UU. e Israel eran hasta ahora los más señalados.

La octogenaria artista también ha dedicado un espacio a la violencia de género, donde se proyecta su cinta «Violación», de 1969, que plasma la reacción de una mujer acosada en la calle.

«En el vídeo sale una chica hablando en ruso mientras es acosada. No entiendo ruso pero por la expresión y la forma en la que habla, se nota que está molesta y no sabe qué hacer para que la dejen en paz. Siento su angustia por cómo habla», comenta Mina Maeda, una joven de 20 años que recorrió la muestra.

La sala también contiene testimonios de mujeres que han sufrido acoso o violaciones.

Ono comparte espacio en otra habitación con doce artistas latinoamericanos -la mitad locales- con obras que representan un contenedor de agua.

El llamado «Evento Agua» reúne piezas como la del ecuatoriano Raúl Rosero, que expone un filtro hecho a base de roca volcánica, que dedica a su hijo Nikola para el caso de «un futuro de escasez».

Este pasaje retrospectivo de Ono concluye con un mensaje tajante de la artista conceptual de atreverse a soñar.

Tres eugenias representan los «Árboles de deseos», en cuyas ramas fueron colocados miles de anhelos y que ya forman parte del Universo Libre de los ciudadanos de Quito, a los que insta a «seguir deseando hasta que las ramas estén repletas». EFE

 

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