La muerte como protagonista en la vida de Ana, en el Trasnocho Cultural - 800Noticias
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800Noticias | @CrisbelVarela

“No se conoce a la muerte tan solo muriendo”, “Hace tiempo que quiero morir y no puedo”, “Le tememos a la muerte equivocada”, son algunas de las frases que marcan la historia de Ana, quien está atrapada en una agonía desenfrenada que parece no tener fin.

Una obra escrita y dirigida por Andreína Polidor que invita al público a reflexionar sobre la vida, sus miedos más profundos, el temor del ser humano a lo desconocido, en este caso, la muerte, haciendo que el espectador se adentre en el oscuro miedo de encontrarse a sí mismo en medio de la soledad, “de la nada”. Una oda a la muerte que insta a pensar sobre la vida misma.

Foto: Gleybert Asencio

Rompiendo con lo aristotélico, la pieza se convierte en una obra de arte abstracta pero minimalista, irreverente pero con la sutileza de los movimientos de cada artista para con sus cuerpos dar un mensaje de desesperación, tristeza, ira y sarcasmo que busca contar una historia sumergida en lo surreal  y que comienza con un instante donde la muerte está junto a Ana, ambas envueltas en una especie de danza donde resaltan sus trajes negros.

“Ana es inmortal. Lleva a cuesta desde la infancia el martirio de vivir sin dejar de padecer. Incrédula inicia un viaje en busca de la muerte, para poder deshacer el castigo de morir sin dejar el cuerpo. Ana y la muerte se encuentran. Pero lo que Ana no se imaginó es que la muerte pondría en su camino pruebas que indicarían si de verdad deseaba morir o no en medio de su desdicha», señala Andreina Polidor, ganadora del Festival de Jóvenes Directores del Trasnocho Cultural.

Morir atropellado mientras se cruza una calle, por un disparo, violación, ahogo, hambre, desgaste. Son escenarios mencionados durante la puesta en escena para demostrar que a pesar del miedo que se pueda sentir no se puede escapar de la muerte e invitan a cuestionarse sobre si en vida lograron amar, perdonar, disfrutar, llorar y reír.

Foto: Gleybert Asencio

Bajo una iluminación donde prevalecen los tonos rojizos, la triada, quienes parecieran ángeles de la muerte y representan la descomposición de la barbarie, esperan impacientes que a Ana, en medio de su inerte existir, se le conceda su infinito deseo de morir.

Quebrando todos los ejes de las tablas, “Ana y la muerte” sumerge al espectador como un protagonista más, un ente con voz y voto en la contienda entre la protagonista y sus jueces.

Foto: Gleybert Asencio

En el viaje hacia el interior de cada persona que representa la obra se jugó con un  elemento tan común como una pantalla para desdoblar la percepción y lograr crear un personaje imponente, mostrando a un sentenciador que evoca misterio, dureza y que incluso llega a ser intimidante. 

Foto: Gleybert Asencio

Rossybell González, Sainma Rada, Bethania Yánez, José Alberto Briceño, Fernando Garantón, Douglas Suniaga e Ivanna Cordido, son los nombres reales de quienes dan vida a “Ana y la muerte”, con expresiones corporales que logran transmitir sentimientos de angustia, impaciencia, que acompañados del vestuario logran capturar la atención del espectador.

Foto: Gleybert Asencio

La visión de Polidor en medio de la pandemia

Polidor confesó a 800 Noticias cómo la pandemia por el Covid-19, y el encierro que conllevó esta realidad mundial, fueron un impulso para escribir sus más profundos pensamientos creativos.

“El temor a la muerte es parte de la inspiración que llevó a la obra”, menciona al explicar que su objetivo es “llevar un mensaje único”.

“Lo que me interesa es mostrar muchas reflexiones a partir de una sola idea que lleve a cuestionarse sobre el tema”, agrega mientras comparte sus ideas de manera efusiva.

“Cuando entramos en la pandemia, todo esto de escondernos de repente, de un día a otro, esta acción que es mundial y en Venezuela, donde ya veníamos pasando por una serie de acciones que nos habían transformado como sociedad, me tocó mucho. Es eso, nos escondimos. Dijimos virus, morir, esconderse. Es un poco por eso, porque tienes miedo a enfermarte y morir, a que otra persona más frágil se enferme”, explicó la directora. 

“En medio de la soledad, parada creativamente por la pandemia (…) dije: bueno, si no puedo dirigir, escribiré. Hice el ejercicio de respirar, de encontrarme conmigo misma y soltar todo que me estaba pasando en ese momento, todo eso en lo que pensaba. Hablar de mí, de la vida, de la sociedad. Antes que un mensaje, quiero que el público se vaya a su casa y reflexione”, compartió Polidor. 

Para quienes quieran ver la obra, Ana y la muerte está disponible en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural durante las semanas flexibles.

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