+ VIDEO | EI pierde terreno en el «califato», pero atemoriza al mundo en inicio de 2017
Efe
El grupo terrorista Estado Islámico (EI) pierde terreno en las guerras que mantiene en Siria e Irak, pero eso no le ha impedido atemorizar al mundo al lanzar ataques con decenas de muertos en Estambul y Bagdad en los compases iniciales de 2017.
«Que el Gobierno apóstata de Turquía sepa que la sangre de los musulmanes (…) va a convertirse en fuego en su propia casa», amenazó ayer el EI al reivindicar la autoría de su primer ataque del año, cometido sólo hora y media después del inicio del 2017 .
Al menos 39 personas murieron y 69 resultaron heridas en el exclusivo club Reina de Estambul cuando un «soldado del califato», como lo calificó el EI, entró en el local y comenzó a disparar a los cientos de personas que celebraban alegremente el Año Nuevo.
El ataque, en el que la mayoría de las víctimas mortales eran extranjeras, ha causado una profunda conmoción debido a la fecha, pero también por la frialdad del autor, que más de dos días después continúa desaparecido y mantiene atemorizada a una población turca muy castigada por el terrorismo en los últimos meses.
Un día después, el EI cometió varios atentados en Bagdad que causaron unos 40 muertos y decenas de heridos, con un claro mensaje yihadista al coincidir con la visita del presidente francés, François Hollande, a la capital iraquí.
«Estos actos atroces de asesinatos en masa son un serio recordatorio de la necesidad de continuar las operaciones de la coalición contra el EI y eliminar la amenaza de este grupo terrorista del planeta», aseguró el Departamento de Estado de EEUU.
Poco después, cuatro asaltantes del EI irrumpieron en dos comisarias de Samarra (norte iraquí) con chalecos explosivos. La policía logró evitar una masacre, pero no que tres agentes fallecieran.
Todos estos ataques sucedieron a un atentado suicida perpetrado en Nochevieja que causó 28 muertos en la capital iraquí y a otro similar con siete muertos en Al Nayaf, en el sur del país, en Año Nuevo.
Es evidente que el EI ha iniciado el 2017 en línea con el final del 2016, cuando mató a 12 personas e hirió a medio centenar arrollados por un camión en un mercadillo navideño en Berlín y asesinó a otras 14 personas en un tiroteo en la histórica ciudad jordana de Kayseri.
Esta intensa ofensiva yihadista parece que intenta paliar, al menos propagandisticamente, un terreno fundamental para el EI, las derrotas y la pérdida de territorios bajo su control en Siria y, especialmente, en Irak.
En Siria, el EI tiene abiertos varios frentes: las fuerzas kurdo-árabes apoyadas por EEUU avanzan con buen paso hacia la «capital» del «califato islámico», Al Raqa, mientras aviones turcos bombardean otro importante bastión yihadista, la localidad de Al Bab, y en el este de Homs se enfrentan al Ejército sirio, que tiene cobertura aérea de la aviación rusa.
De hecho, la presión sobre el terreno redujo a siete el número de asesinados por los extremistas en Siria en noviembre pasado, la cifra más baja desde la proclamación del «califato» el 29 de junio de 2014.
En Irak, los yihadistas han perdido el 56% por ciento del territorio que controlaban y resulta «significativo» que no esté logrando reconquistar ni siquiera parte de él, afirmó recientemente el enviado especial de EEUU para la coalición contra el EI, Brett McGurk.
El progreso de las tropas gubernamentales y kurdas («peshmergas») ha sido aún más espectacular desde el pasado 17 de octubre, cuando lanzaron una gran ofensiva para liberar Mosul, al última ciudad iraquí en manos del EI.
Y aunque en las últimas semanas el avance se ha se ha visto ralentizado por la resistencia yihadista, así como por la presencia de civiles dentro de la ciudad y el mal tiempo, «el «EI retrocede ante las fuerzas iraquíes» y la comunidad internacional verá «su fin en breve», dijo ayer Hollande en Bagdad.
El presidente francés, que visitó el frente de batalla cerca de Mosul junto al presidente del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, habló sin tapujos del papel galo en la reconstrucción de Mosul, cuya toma da por hecho en «unas semanas, no años». EFE