VIDEO Clippers se aprovechan de unos heridos Lakers - 800Noticias
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EFE

Nueve (9) derrotas en 11 partidos. Ese es el angustioso balance de Los Ángeles Lakers, que perdieron este miércoles por la noche ante sus vecinos los Clippers (114-101) y que además vieron cómo su estrella, LeBron James, se iba al vestuario en el último cuarto por una posible lesión en la ingle.

Todo lo que puede ir mal va mal en estos Lakers sumidos en una crisis descomunal.

La peor noticia esta noche no fue que los Clippers les superaran con facilidad sino que LeBron, que llegaba con molestias a este derbi angelino, se tuviera que marchar del partido con 5.41 en el reloj.

A punto de cumplir 38 años y con dos décadas en la NBA, LeBron fue el mejor de los Lakers con 30 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias.

Esta es la cuarta derrota consecutiva de unos Lakers que van de cabeza y sin frenos hacia el desastre y que en estos momentos son el segundo peor equipo de la NBA con marca de 2-9.

Solo los Houston Rockets (2-10), un equipo muy joven y totalmente enfocado en la reconstrucción de su proyecto, está peor que la franquicia angelina.

¿Más datos para los llantos en los Lakers? Esta fue su novena derrota seguida ante unos Clippers a los que no vencen desde julio de 2020.

Sin Kawhi Leonard, todavía en su puesta a punto tras su lesión, los Clippers (7-5) se encomendaron a la fortaleza de su bloque (siete jugadores por encima de los 10 puntos) y a un Paul George sensacional (29 puntos con 10 de 17 en tiros, 6 rebotes y 4 asistencias).

Anthony Davis sumó 21 puntos y 9 rebotes y Russell Westbrook aportó 14 puntos y 9 asistencias en unos Lakers que volvieron a estrellarse en el triple (10 de 32).

Pero ante todo, este partido reflejó una dura realidad en Los Ángeles: la diferencia entre los Clippers, una de las plantillas más profundas y ricas en recursos de la liga, y los Lakers, uno de los conjuntos más desequilibrados y desestructurados de la NBA.



Inconsciencia de los Lakers

Los Lakers no pudieron comenzar peor el partido.

Con siete pérdidas de balón en el primer cuarto y un deficiente 8 de 22 en tiros de campo, los Lakers fueron un juguete en las manos de unos Clippers que metieron 6 triples en esos doce primeros minutos y en los que George dio una exhibición con 15 puntos (38-21).

LeBron fue el primero en despertar en los Lakers al meter sin fallo sus 6 primeros tiros.

Pero la reacción llegó atrás con una defensa que, de cristal y casi invisible en el primer parcial, pasó a ser un muro férreo contra en el segundo cuarto.

Así, un tremendo parcial de 2-18, coronado por un «alley-oop» de Davis y una penetración de Westbrook, llevó a los Lakers a empatar el duelo (48-48 con 3.26 para el descanso).

El partido había entrado en una fase completamente diferente, los Lakers se llevaron el segundo parcial por un incontestable 16-31 y los Clippers se marcharon al vestuario con malas sensaciones y una ventaja mínima (54-52).

Desde el año pasado, los terceros cuartos han sido un dolor de cabeza para los Lakers y esta noche no fue una excepción.

Con un parcial de 9-0 en contra de salida, los de púrpura y oro echaron por tierra gran parte de lo que habían alcanzado en el segundo cuarto y se vieron obligados a remar contracorriente una vez más.

George seguía volando en los Clippers y recibió entonces el apoyo de un Zubac voluntarioso en la pintura y de un Morris cada vez más inspirado en el perímetro.

Con una grave inconsistencia en su juego (si no se desconectaba el ataque era la defensa la que caía en mil pedazos), los Lakers cerraron el tercer cuarto con la cara torcida y con la obligación de imaginar una difícil remontada en el desenlace (87-75).

No hubo milagro.

Los Clippers controlaron el marcador en el apacible colchón de los 10 puntos, Powell y Jackson sumaron su granito de arena, y los Lakers, ya con LeBron en el vestuario por sus molestias, bajaron los brazos en la enésima noche aciaga de su temporada de pesadilla.


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