Viajar a La Gran Sabana y descubrir un paraíso venezolano
AVN.- Son poco más de las 7:00 de la mañana en Puerto Ordaz, estado Bolívar, ciudad que recibe a visitantes con la hermosa caída de agua conocida como La Llovizna. Amplios terrenos y pocos edificios dan un toque especial al lugar bordeado de montañas y mesetas. De ahí, el camino es corto hacia San Félix, desde donde iniciará un recorrido de varias horas, llenas de paz, tranquilidad, belleza, inmensidad, de inmensidad venezolana.
Upata, El Callao, La Gran Sabana, Santa Elena de Uairén es la ruta que se debe seguir y que llevará a uno de los destinos. Parece que la ruta es corta, y al cabo de una hora se llega a Upata; en sus alrededores se observan algunas parcelas sembradas, lo que le da un verde intenso.
De camino a El Callao hay varios pueblos, la mayoría pequeños, como Guasipati. El calor arrecia y el sol se ve fuerte, resplandeciente. Son varias horas y como a las 11:00 de la mañana un aviso da la bienvenida a la tierra del calipso y la artesanía. Un cuatro y otros instrumentos musicales, además de la bella escultura de dos mujeres oriundas de este lugar, hacen de El Callao un pueblo pintoresco, vivaz.
Justo a la hora del mediodía se llega a una localidad llamada Las Claritas, donde la mayoría de los habitantes se dedica al turismo. En la vía hay afluencia de carros y es que se está cerca no del destino, pero si la llegada a uno de los lugares más atractivos de nuestro país.
El clima cambia, ya se siente fresco, afable y caen algunas gotas de agua. Se empieza a subir hacia las grandes montañas que se ven desde abajo. Varios minutos, quizá una hora para entonces leer varios avisos que reciben a los visitantes del Parque Nacional Canaima, justo en su zona sureste.
Al llegar, toca hacer varios paneos para creérselo: paisajes hermosos, amplios, grandes, muy grandes, infinitos, llenan la mirada de quienes van por primera, segunda, tercera y quien sabe cuántas veces regresan a ver esta majestuosidad, a ver que en Venezuela tenemos este potencial turístico que no solamente atrae de manera masiva a personas de todo el país, sino también de todas partes del mundo.
A las 2:00 de la tarde continúa el recorrido: Sierra Lema, Río Aponwao, entre muchos otros. En medio de los espectaculares paisajes de este parque uno aprovecha y se adentra en la venezolanidad, representada en las comunidades indígenas que viven en armonía con la zona, protegida por el Estado desde 1962 cuando fue declarada parque nacional y que luego mereció una declaratoria como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Varias caídas de agua se visualizan en el camino que sigue, además de mensajes ecológicos colocados por el Instituto Nacional de Parques (Inparques) que llaman a proteger este tesoro venezolano. Se hacen las 3:00 de la tarde, las 4:00 y luego las 5:00 en este recorrido para llegar a Santa Elena de Uairén, un pequeño pueblo que en abril pasado, durante Semana Santa, recibió a gran cantidad de turistas, entre ellos los más de 19.000 que visitaron el Parque Nacional Canaima.
Si algún lugar puede describirse como infinito es éste. Su nombre hace honor a la inmensidad que representa La Gran Sabana, localizada al extremo sureste de Venezuela, en el conocido Macizo Guayanés y cerca de la frontera con Brasil. Durante esta Navidad es el destino perfecto para quienes desean apartarse del bullicio citadino; para relajarse, para respirar, para llenar la mirada de quizá lo más atractivo y espectacular que se haya visto.
Y es entonces cuando se comprende que viajar a La Gran Sabana es descubrir un verdadero paraíso venezolano.