Venezuela ocupa el último lugar en el índice de libertad económica
Redacción 800noticias.- Venezuela ocupa el lugar 157 entre los países incluidos en el Informe Anual de Libertad Económica en el Mundo 2015, publicado por el Fraser Institute de Canadá y presentado por el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice Libertad).
Esto significa que por segundo año consecutivo Venezuela tiene el nivel más bajo de libertad económica en todo el mundo, sin visos de recuperación, sino de más represión y controles.
«El estancamiento de Venezuela se refleja en la debilidad institucional, el ataque a las libertades fundamentales, el exceso de regulaciones, controles de precios y cambio, la corrupción, la no protección y nula garantía a los derechos de propiedad. Además, de tener la más alta inflación del planeta, numerosas empresas en manos del gobierno, lo cual ha aumentado el tamaño del Estado de una forma descomunal», destaca una nota de prensa de Cedice.
Rafael Alfonzo, presidente de la organización, lamentó que hoy Venezuela se ubique en el último lugar de un total de 157 países evaluados, cuando en los años 80 llegó a ocupar la posición número 14 como un país libre.
“La relación entre la libertad económica y la prosperidad es innegable. Los países con mayor libertad también ofrecen a las personas una mejor calidad de vida. Venezuela, un país tan rico en recursos, pero con las peores instituciones de América Latina y con la economía menos libre del planeta. Debería ser un tema a abordar con urgencia”, dijo Alfonzo.
Hong Kong, que ahora clama por más libertades civiles, encabezó el ranking de Liberad Económica, seguido por Singapur, Nueva Zelanda y Suiza.
Estados Unidos, considerado un bastión de la libertad económica, ocupa el lugar número 16, debido a un debilitamiento de las instituciones, aumento de la regulación y las ramificaciones de las guerras contra el terrorismo y las drogas.
La libertad económica es el indicador más importante para atraer inversiones, en los países donde no existe está latente el riesgo de que los inversionistas sean despojados de su propiedad o coaccionados a tomar decisiones contra sus intereses.
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