Venezuela es un «desastre» de país con Maduro, dice expresidente boliviano
EFE
Venezuela, el país «más rico de las Américas», tiene «el desastre más grande de América Latina» desde que comenzó el régimen de Nicolás Maduro, afirmó este miércoles en Panamá el expresidente boliviano Jorqe Quiroga (2001-2002) en la apertura de la feria internacional comercial Expocomer.
Quiroga, quien aseguró que dos veces ha sido declarado «non grato» en Venezuela por sus críticas a la «dictadura», aprovechó su participación como orador de fondo en la inauguración del evento comercial para referirse a la crisis por la que atraviesa el país suramericano y señalar que «nada se compara con esto».
El exgobernante señaló que se puede parafrasear a Winston Churchill y usar la frase en Venezuela para decir que «nunca antes un régimen con tanto tiempo, tanto poder y dinero ha enriquecido a unos pocos a costa de destruir a tantos y pulverizar la economía, como ha sido el caso de Venezuela».
Esto es así, según el político, ya que desde que Maduro empezó su Gobierno «ahora la economía es (de un crecimiento) menos de la mitad, la producción petrolera menos de la tercera parte».
Todo esto ha llevado a que «en los seis años (del régimen) de Maduro el número de pobres se ha multiplicado por ocho, el número de crímenes y asesinatos por seis, el sueldo mínimo nacional es 2 por ciento de lo que era cuando empezó Maduro».
Quiroga fue más allá y destacó que «en el país más rico de las Américas salen más refugiados que de Siria, la escasez es peor que en Sudán, la hiperinflación es más alta de lo que fue en Zimbabue (624 % en 2004) o de cualquier otro, y la única política económica es quitarle ceros a los billetes».
«Ya quitaron tres ceros, la última vez cinco ceros», dijo el expresidente boliviano, mostrando un billete de 500 Bolívares Soberanos, al que le han quitado, reiteró, «tres y después cinco ceros», con lo cual antes «este billete hubiera sido 50 millones de los Bolívares originales».
La crisis que se vive en Venezuela igualmente ha traído consigo la vuelta de enfermedades que ya habían sido erradicadas, expresó Quiroga.
Nuevamente, agregó, «en el país más rico de las Américas ha vuelto la malaria, la difteria, el sarampión, se vive con apagones», y es «ya no un narco-Estado, es un Estado narco».
Todo ello, explicó, en el sentido de que «la definición de narco-Estado era el narcotráfico o la criminalidad afectando reparticiones públicas, y no que el narcotráfico, la criminalidad y el contrabando de la gasolina y la expoliación del arco minero y del oro se haga desde el mismo Estado».
«Todas las actividades ilícitas se hacen desde el mismo Estado» en la actualidad, todo lo cual, remarcó, «se sostiene con represión masiva».
Recordó que todo esto viene desde que Maduro hizo «un golpe (de Estado) en cámara lenta al perder el Congreso en 2015», cuando la oposición ganó dos tercios «en lo que fue la última elección semijusta, semilibre, después ya nunca más» porque «designó los jueces y se eliminaron todas las competencias legislativas» a través de una Asamblea Constituyente «puesta para destrozar el Congreso».
Quiroga dijo que a partir de esta situación «el mundo democrático desconoce a Maduro y reconocen a Juan Guaidó (que se proclamó presidente interino de su país)», con quien Venezuela «tiene una ruta constitucional con respaldo popular y reconocimiento internacional»
Lo que sigue ahora, según el político boliviano, son «semanas complicadas» en las que se va a «revelar y desnudar todo el doble discurso del régimen» de Maduro, que hace años «pregona soberanía» mientras le entregan, afirmó, los recursos naturales a los chinos, rusos, turcos y «los bonos a Goldman Sachs».
El exmandatario boliviano dijo que el compromiso de todos los países democráticos es apoyar las sanciones contra el régimen de Maduro y destacó el papel «protagónico» de Panamá al respecto.
La crisis política en Venezuela se agudizó el pasado 23 de enero, cuando el opositor Guaidó, líder del Parlamento, se proclamó presidente encargado tras la toma de posesión de Maduro de un segundo mandato y después de unas elecciones que no contaron con observación ni reconocimiento internacional.
