VENEZUELA | ¿Es Juan Guaidó el hombre que pondrá fin a 20 años de chavismo en Venezuela?
Por: .El Nuevo Herald
Este sábado se cumplen 20 años del ascenso al poder en Venezuela de un carismático líder político que cambió el rumbo del continente. Tenía 38 años y su nombre era Hugo Chávez.
Hoy, el futuro del chavismo, una ideología política única que combina el populismo y el socialismo con una fuerte dosis de autoritarismo, parece más amenazada que nunca. Y el hombre que está apretando el nudo alrededor del legado de Chávez es, una vez más, un joven político carismático: Juan Guaidó.
Se espera que los venezolanos, tanto en su país como en el resto del mundo, se lancen a las calles este sábado para exigir que Nicolás Maduro, a quien Chávez escogió personalmente como su sucesor, deje la presidencia y allane el camino a nuevas elecciones.
Energizado por el respaldo internacional y el descontento público, Guaidó, de 35 años, ha prometido que pudiera ser la mayor marcha de protesta en la historia de Venezuela y que ayudará a mostrar que Maduro no tiene futuro en el país. También está tratando de convencer a los militares de que están apoyando al hombre equivocado.
“Casi todas las piezas están en su lugar”, dijo Guaidó a sus partidarios el jueves, dando a entender que está en contacto con grupos de militares descontentos. “Faltan un par de cosas, ya ustedes saben qué son”.
Si Guaidó se las arregla para ejecutar su plan, será el final de uno de los períodos más complejos y dramáticos de la historia reciente en Sudamérica.
EL ASCENSO DE CHÁVEZ
Chávez llegó al escenario nacional en 1992, cuando él y otros oficiales militares de rango medio trataron de derrocar al presidente Carlos Andrés Pérez. El golpe falló, pero Chávez —el joven oficial con la boina roja— se convirtió en un símbolo del descontento nacional. Lo perdonaron después de pasar dos años preso y visitó Cuba en 1994, donde se reunió con Fidel Castro. El viejo líder comunista cubano se convertiría en mentor y amigo cercano de Chávez, quien lo consideraba una figura paternal y un modelo para América Latina.
En 1998, Chávez se postuló a la presidencia como independiente. Su personalidad sencilla y retórica contra el establishment resonó entre los venezolanos, y ganó con el 62 por ciento de los votos, según el Consejo Nacional Electoral. Cuando asumió el cargo en febrero de 1999, de inmediato comenzó a dar un vuelco al país. Usando la vasta riqueza petrolera del país para impulsar reformas socialistas y crear una coalición de líderes latinoamericanos de ideología similar, Chávez se convirtió en la figura global de la izquierda y alguien adorado por muchos de los más pobres de su país. Con la construcción de viviendas, hospitales y escuelas, su “socialismo del siglo XXI” redujo significativamente la desigualdad en los ingresos.
Pero a medida que su poder aumentó, aumentaron sus abusos. Su gobierno expropió miles de acres de tierra y cientos de compañías, provocando las críticas de la clase empresarial y de la élite gobernante tradicional. La corrupción y la impunidad plagaron su administración y Venezuela se convirtió en uno de los países más peligrosos de las Américas, abrumada además por los apagones y la escasez de alimentos y medicinas.
Cuando falleció en el 2013 a los 58 años, víctima de un cáncer no identificado, el país estaba en camino de convertirse en un desastre económico. A pesar de contar con las mayores reservas probadas de petróleo del mundo y enormes yacimientos de oro, Venezuela no ha podido alimentar a su pueblo ni mantener funcionando los servicios básicos. La ONU calcula que más de 3 millones de venezolanos han huido de su país en años recientes, casi una décima parte de su población.
LA DICTADURA
Guaidó era muy joven cuando Chávez llegó al poder, y con frecuencia dice que su generación “creció y se forjó en la dictadura”. Su despertar político fue en el 2007, cuando los estudiantes lideraron enormes protestas contra la decisión del gobierno de cerrar el canal de televisión RCTV. Guiado por el fundador del partido político Voluntad Popular, Leopoldo López, quien sigue bajo arresto domiciliario, Guaidó fue elegido a la Asamblea Nacional en el 2015 pero trabajó en una oscuridad relativa hasta que lo eligieron presidente de ese foro el mes pasado.
Llamó la atención internacional el 23 de enero pasado, cuando en un mitin masivo, declaró que las elecciones presidenciales del año pasado no fueron legítimas y que por lo tanto la presidencia quedaba vacante, y que la Constitución exigía que él, como presidente de la Asamblea Nacional, fuera presidente interino. A las pocas horas, Washington le expresó su apoyo y docenas de otros países hicieron lo mismo.
En una encuesta reciente de Meganalisis, 84 por ciento de los encuestados dijeron que reconocían a Guaidó como el presidente legítimo.
¿TRAICIÓN?
Personas que incluso fueron partidarios decididos de Chávez dicen que se siente traicionadas.
Germán Ferrer fue diputado del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) hasta que él y su esposa —la ex fiscal general Luisa Ortega— huyeron del país en el 2017 después de denunciar la corrupción en el gobierno.
Ferrer, que ahora tiene 73 años dice que se enamoró de la visión de Chávez de crear una sociedad más inclusiva, productiva y ética. Pero al final se desencantó de la revolución cuando vio al gobierno abrumado por el amiguismo y la corrupción, y de ver al gobierno destrozar el sector privado y la agricultura. La idea era que había que desmantelar el sector privado para que pudiera surgir un estilo empresarial más compasivo, explicó Ferrer, “pero nunca lograron ir más allá de la destrucción”.
Cuando Chávez, en su lecho de muerte, escogió a Maduro como sucesor, Ferrer dijo que muchos en el partido se sintieron engañados. “Sabemos de lo que está hecho [Maduro], sabemos de lo incapaz que es, por eso es que ha cometido tantos errores”, dijo.
Maduro ganó por estrecho margen las elecciones del 2013. Después de echar a un lado a la Asamblea Nacional, controlada por la oposición —y a la mayoría de sus oponentes de talla— convocó a elecciones adelantadas para mayo del 2018, que según el Consejo Nacional Electoral ganó con 68 por ciento de los votos, en medio del boicot de la oposición. Aunque Maduro dice que ese voto le da el derecho a gobernar hasta el 2025, más de 40 naciones han dicho que esas elecciones fueron fraudulentas, y por lo tanto inválidas.
Maduro ve fuerzas oscuras detrás de las últimas manifestaciones y ha alegado repetidas veces que es víctima de un plan de Estados Unidos para derrocarlo y que Guaidó es un títere de Washington.
Pero Ferrer dijo que Maduro sólo puede culparse a sí mismo.
“Su peor error estratégico fue hacerse dictador y aferrarse al poder, porque no se dio cuenta que las cosas le saldrían mal”, dijo Ferrer. “Debió haber dejado que el pueblo decidiera a quién quería realmente como presidente”.
Ferrer, quien trabajó brevemente junto a Guaidó en la Asamblea Nacional, dijo que el joven legislador siempre lo impresionó con su seriedad de propósito y su oratoria. Alto y delgado, los discursos y gestos de Guaidó le hacen recordar mucho Barack Obama cuando era joven, una comparación grosera con la oratoria — dispersa y poco elegante de Maduro.
Ferrer dice que no piensa que Maduro pueda sobrevivir en esta atmósfera política. Afirma que quizás pueda mantenerse en el poder unas pocas semanas o meses más, pero que este es el final del chavismo. “La suerte está echada”.
Algunos de los más optimistas en la oposición creen que el sábado será algo mágico, el 20mo aniversario de la primera elección de Chávez.
“Algunos espera que ese día sea el final, que se convierta en un día emblemático”, dijo Ferrer. “Piensan que el día en que comenzó el desastre debe ser también el que termine”.