«Venezuela, biografía de un suicidio», o cómo explicar un país que arde
Crónica Efe
«Venezuela arde por los cuatros costados, acorralada por el fanatismo y la tozudez». Así lo afirma Juan Carlos Chirinos, escritor venezolano afincado en Madrid, que explica en «Venezuela, biografía de un suicidio», por qué en ese país «están como están».
El escritor cuenta, en una entrevista con Efe, que la editorial La Huerta Grande le pidió que intentara explicar a los españoles qué pasaba en Venezuela; «hablar de Venezuela, decir lo que yo pienso que es y dar pistas de por qué estamos como estamos», comenta.
Y lo que le salió fue una biografía de lo «suicidas» que han sido los venezolanos, «siempre tan pueriles, tan frívolos, tan serios. Tan contradictorios y cordiales; tan graciosos y listos. Y tantas veces tan pendejos», escribe el autor.
Chirinos (Valera, 1967) sacará a la venta el próximo septiembre este ensayo, aún a sabiendas de que las críticas se van a multiplicar.
No es Chirinos una voz neutra; para él, vecino de Madrid desde hace veinte años, «los hechos» respaldan su postura antichavista, ahora antiMaduro: «Mis padres ancianos no tienen medicinas, a mis sobrinos les roban en la calle día sí, día también, mis familiares están delgadísimos. Venezuela entera ha perdido 15 kilos».
Para entender lo escrito, señala, lo primero es decir que «el concepto de izquierda y derecha que hay en España no existe en Venezuela, es más -agrega-, allí nunca ha habido un partido de derechas, lo más parecido fue Rafael Caldera», apunta.
En ese sentido, niega en redondo que Leopoldo López, al que pone como ejemplo de la palabra «aguante», sea un político de derechas, y se rebela contra las publicaciones en las que se afirma que los que buscan sacar del Gobierno al presidente Nicolás Maduro son los mismos que dieron el golpe contra Salvador Allende o que apoyan los golpes militares en América Latina.
«Qué intentan decir, que hay una planificación de la Mesa de Unidad Democrática para que la gente se levante. Yo no sé si eso es así, pero si así fuera, lo tienen en bandeja, causas hay», enfatiza.
Chirinos se apoya en citas de celebridades patrias, ya sea Rómulo Gallegos, Uslar Pietri o José Balza, y cita películas, documentales o extractos de diarios y programas de televisión, además de pensamientos de Jung, Vito Corleone o Homer Sipmson.
Hay un retrato de Simón Bolívar, un repaso a los dirigentes que fueron importantes (responsables) de lo que hoy es Venezuela, varias denuncias de genocidio indio y algunos reproches al «alma adolescente» de los venezolanos y su «sabrosonería» -«que somos más listos que nadie; sin saber, también»-, explica Chirinos.
El ensayo contiene poesía, reflexiones -cotidianas y ancestrales-, ecología, chanzas y locuras, algunas, telúricas, pero sobre todo, mucho «corazón abierto».
Al final, apenas 130 páginas le han servido para ofrecer pistas y apuntar la idiosincrasia de un país que ha sufrido caudillos, golpes de Estado y hasta presidentes «estrellas de la tele», pero también para mostrar, con su habitual sentido del humor -quiso pedir a su mamá que le dijera algo bueno de Venezuela para poder empezar-, el carácter de un pueblo de «cordialidad inmediata y gracia criolla».
La frase, cuenta Chirinos, es de Gabriel García Márquez y definía al recién elegido presidente Hugo Chávez.
«Y mientras -concluye su ensayo- el mundo teme una guerra civil sin percatarse de que se trata de una cruenta guerra contra los civiles».
«Una guerra sin cuartel en la que, bien lo sabe el gobierno, la gente jamás se rendirá: esa es la gloria de los pueblos cuando están muy bravos», advierte Chirinos en un juego de palabras con el que recuerda la primera línea del himno de su país: «Gloria al bravo pueblo…». EFE