Unos 2.500 europeos demandan a Austria por «nido de coronavirus» en Tirol - 800Noticias
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EFE

En toda Europa se preguntan dónde y cuándo comenzó la pandemia del coronavirus. Uno de esos lugares parece haber sido la estación de esquí austríaca de Ischgl, conocida como «la Ibiza de los Alpes», donde cientos o tal vez incluso miles se contagiaron en la primera quincena de marzo.

Unas 2.500 personas de varios países del centro y norte de Europa se han apuntado a una demanda colectiva contra las autoridades austríacas por supuesta negligencia frente al brote de COVID-19 en el estado federado de Tirol.

«Hemos juntado dos mil quinientos perjudicados y vamos a defender sus derechos», anunció este lunes Peter Kolba, el presidente de la Asociación de Protección al Consumidor de Austria (VSV) e iniciador de la plataforma online para todos aquellos que creen haberse contagiado en Ischgl y otros lugares del Tirol.

Además de alemanes -el mayor grupo de afectados-, también se han anotado turistas de Noruega, Dinamarca e Islandia, y familiares directos de los contagiados, sobre todo aquellos que están hospitalizados en cuidados intensivos.

La semana pasada, la VSV presentó ante la Fiscalía una denuncia contra el gobernador del Tirol, el democristiano Günther Platter, así como contra el alcalde de Ischgl y otras autoridades locales.

La sospecha es haber retrasado los cierres de locales, hoteles y pistas de esquí para evitar daños económicos a la región incluso sabiendo que el virus estaba en su región.

«LA IBIZA DE LOS ALPES»

La idílica Ischgl, situada en el valle de Paznaun, a unos 1.400 metros de altura y cerca de la frontera con Suiza, tiene poco más de 1.600 habitantes, pero unas 11.000 camas de hostelería.

Sus legendarias fiestas «aprés ski» y los conciertos de grandes voces del pop atraen cada temporada de invierno a un público internacional de ingresos altos y aficionado al esquí y le han valido su apodo: «la Ibiza de los Alpes».

Pero en las últimas semanas ha adquirido fama internacional como un «nido del coronavirus», en medio de un escándalo por la forma en que las autoridades locales han ignorado, e incluso negado, las informaciones sobre la propagación del patógeno.

Se calcula que centenares de alemanes, noruegos, daneses, islandeses y suecos, entre otras nacionalidades, se contagiaron en esta localidad, y en particular en un bar concreto, el Kitzloch, y transportaron el virus a otras zonas de Europa.

ISLANDIA DIO LA ALARMA, AUSTRIA LO NEGÓ

El pasado 5 de marzo Islandia declaró a Ischgl como «zona de alto riesgo» por el virus e impuso cuarentena obligatoria para todos que volvieron de allí, una medida que hasta ese momento el país nórdico solo había decretado para viajeros llegados de Irán, Corea del Sur y la región china de Wuhán.

Poco después saltaba la misma alarma en Noruega y, ya más tarde, también la de Alemania, con cientos de contagios.

El 7 de marzo se detectó el contagio en un barman en el Kitzloch, un bar al que acuden cientos de esquiadores después de pasar el día en las pistas.

Aparte de aislar a las personas que habían mantenido un contacto cercano al paciente, un alemán de 36 años, no se tomaron más medidas. El local, conocido por sus alegres y desenfrenadas fiestas, siguió abierto y repleto de gente.

«Una transmisión del coronavirus a los clientes del bar es bastante improbable desde el punto de vista médico», declaró entonces la dirección regional de sanidad en un comunicado.

El 10 de marzo, tras confirmarse 15 casos de contagio relacionados con el mismo barman, se cerró finalmente el restaurante, y tres días después las autoridades decretaron el fin de la temporada en todo el Tirol.

Aun así, nadie parecía tener prisa: el cierre de hoteles, restaurantes y pistas se hizo efectivo solo el domingo 15, lo que acentuó la imagen de que se intentó aprovechar comercialmente al máximo el último fin de semana de la temporada.

«La codicia ha vencido a la responsabilidad por la salud de los ciudadanos y huéspedes. Querían esta última semana de turismo fuerte para que sonaran las arcas de los hoteleros y empresas que gestionan de las pistas», criticó el diario vienés «Der Standard» en un editorial pocos días más tarde.

ESCÁNDALO INTERNACIONAL

Una verdadera ola de indignación queda reflejada en los comentarios de la prensa internacional, sobre todo alemana, desde que se supo que el gobierno regional había recibido la notificación de Islandia 10 días antes del cierre de actividades.

Las autoridades islandesas incluso transmitieron a las tirolesas el nombre de los viajeros que llegaron contagiados desde Ischgl y el de las personas con las que habían mantenido contactos.

Los austríacos desestimaron tomar medidas diciendo que lo más probable es que se contagiaran de un viajero italiano en el avión.

El Tirol también ha sido duramente criticado por negligencia y falta de eficacia a la hora de garantizar que los turistas de las zonas afectadas regresaran directamente a sus casas.

Por el contrario, muchos abandonaron las localidades en cuarentena para trasladarse a otros lugares cercanos, sobre todo a Innsbruck, la capital del Tirol, para pernoctar antes de tomarse sus vuelos de regreso.

Según la emisora pública austríaca ORF, fueron centenares los que presuntamente repartieron de esta manera el virus por otros lugares del Tirol, mientras que el gobernador Platter se limitó a recordar la supuesta responsabilidad propia de los turistas.

Los medios apuntan a que Ischgl es el origen de la cadena de infección de la mitad de los casos de COVID-19 registrados en Noruega, y en cerca de un tercio de los de Dinamarca.

Tirol, una región de 754.700 habitantes, ha contabilizado hasta ahora 2.000 casos confirmados de coronavirus, una densidad mucho mayor que en el resto del país, cuya capital, Viena, con casi 2 millones de habitantes, registraba hoy unos 1.100 contagios.

RECLAMO DE INDEMNIZACIONES

Para los contagiados y sus familiares, el primer paso es «exigir una investigación de los hechos», según explicó Kolba a Efe por teléfono, tras recordar que la Fiscalía del Tirol desestimó hasta ahora abrir un expediente en base a informaciones de la prensa.

La VSV presentará en breve los testimonios de muchos afectados que alimentan la sospecha de que «se tardó en cerrar las zonas de esquí por razones comerciales».

En caso de confirmarse las sospechas, se procederá a exigir indemnizaciones a la República de Austria, subrayó Kolba.

Un alemán de 57 años de edad, quien estuvo de vacaciones en Ischgl, ha fallecido ya a causa del coronavirus.

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