Según explica, la mujer volvió al salón de belleza para un retoque y ponerse algunas que ya se le habían caído, sin embargo, al finalizar el procedimiento notó que algo iba muy mal, y tras tres horas de la colocación sus párpados se enrojecieron, hincharon y comenzó a tener mucho dolor.
«El profesional usó los mismos materiales a los que ya estaba acostumbrada. Pero a medida que pasaban las horas, mi ojo comenzó a hincharse y me dolía más y más», recuerda Valéria.
Como se había realizado el tratamiento un sábado por la noche, tuvo que aguantar el dolor hasta el día siguiente y tras quitarse las pestañas, acudió a a urgencias para recibir atención médica, pues el dolor y la hinchazón en sus ojos continuaba.
El oftalmólogo que la atendió le indicó que tenía una infección, aunque desconocía si era provocada por el pegamento que utilizaron para aplicar las pestañas o por el material con el que estaban hechas.