Una boda entre una vaca y un toro, el secreto contra la sequía en la India
EFE
El toro Nandeshwar y la vaca Nandini se dieron este lunes el sí quiero en una multitudinaria boda hindú en un pueblo del centro de la India, con el objetivo de alegrar al dios de la lluvia Indra y acabar con el azote de una interminable sequía.
«La región prosperará si hay lluvia, ha habido muy poca lluvia en nuestra aldea. La lluvia ayudará a nuestros cultivos a prosperar, de modo que lo estamos haciendo para evitar la sequía», explicó a Efe el organizador de la inusual ceremonia, Ghanshyam Sharma.
El enlace entre la pareja bovina se culminó a primera hora de la tarde en el pueblo de Kalara, en el estado de Madhya Pradesh, ante cientos de invitados, once sacerdotes hindúes y una banda de música acompañada de pinchadiscos al más puro estilo del cine de Bollywood.
Nandeshwar vestía guirnaldas de colores y flores y portaba una campanilla al cuello, mientras que Nandini, con todo el cuerpo teñido de amarillo de polvos gulal, llevaba su frente adornada con una rama de helecho y el lomo cubierto por un manto bermellón.
Antes, en la procesión inicial, las mujeres del pueblo vestidas con sus mejores saris habían acompañado a Nandini, mientras que los hombres hicieron lo propio con el novio entre bailes, en una ceremonia en la que siempre se siguieron «los rituales hindúes», precisó Sharma.
La falta de precipitaciones y de ver que los nubarrones descargaban siempre agua en los pueblos vecinos y nunca en el suyo, empujó a los habitantes de Kalara a esta inusual ceremonia para acabar con el olvido del dios Indra.
Para ello, los humildes vecinos recaudaron alrededor de 50.000 rupias (unos 730 dólares) para celebrar la boda y cubrir los gastos del menú, los tamborileros o los coloridos trajes de los novios.
Con la ceremonia, además de pedir lluvia y el fin de la sequía, los habitantes de Kalara buscaron también llevar paz a la región y obtener la «salvación» de los ancestros del pueblo, «tal y como está escrito en las escrituras, en el Garuda Purana, para ser precisos».
En un país altamente dependiente de la agricultura, la falta de lluvias supone un grave problema y los lugares que no son bañados por las precipitaciones asociadas al monzón entre junio y septiembre tienen pocas posibilidades de recibir agua el resto del año.
Solo en 2016, en una de las peores sequías que ha vivido la India, unos 330 millones de personas, un cuarto la población india, se vieron afectadas por la sequía que golpeaba a un tercio de su territorio.
Así las cosas, esta no es la primera vez que dos animales son casados para pedir a los dioses un poco de lluvia o evitar una plaga.
En 2014, la vaca Ganga y el buey Prakash se casaron cerca de Indore, también en el estado de Madhya Pradesh, para evitar que tormentas y otros desastres naturales azotasen la zona y estropeasen los cultivos.
El ataviado con turbante naranja y ella con vestimenta roja, el color tradicional de las novias indias, Ganga y Prakash se unieron en matrimonio ante unos 5.000 invitados.
En el estado de Assam, en el noreste del país, se casaron en 2016 dos ranas, también siguiendo la tradición hindú, para que el dios de la lluvia llevase unas gotitas de agua al pueblo de Rongdoi, donde no había llovido durante semanas.
La desesperación empujó también hace ocho meses hasta Nueva Delhi a miles de granjeros, viudas y huérfanos de agricultores muertos, donde protestaron exigiendo al Gobierno mejores precios para las cosechas y ayuda para acabar con los préstamos impagables que hacen que se produzcan miles de suicidios al año en el país asiático.
De acuerdo con el último informe de la Oficina de Datos de Crimen Nacional, en la India se registraron en 2015 12.602 casos de suicidios de granjeros, una cifra parecida al año anterior.
Un trágico porvenir que en Kalara están ahora seguros de haber dejado atrás después de ganarse en forma de nubarrones y lluvia la benevolencia del dios Indra, y todo por un sí quiero para la eternidad entre el toro Nandeshwar y la vaca Nandini.