Una bacteria de la boca puede empeorar el pronóstico del cáncer de colon - 800Noticias
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Investigadores del Centro de Cáncer Fred Hutchinson han descubierto que un subtipo específico de un microbio que por lo general se encuentra en la boca tiene la capacidad de desplazarse hacia el intestino y proliferar dentro de los tumores de cáncer colorrectal. Este microbio también desempeña un papel clave en la progresión del cáncer y conduce a peores resultados para los pacientes tras someterse al tratamiento del cáncer.

Los resultados se han publicado en la revista Nature y podrían contribuir a la mejora de los enfoques terapéuticos y los métodos de detección temprana para el cáncer colorrectal, una de las principales causas de muerte por cáncer en Europa. Al examinar tumores de cáncer colorrectal extraídos de 200 pacientes, el equipo de Fred Hutch evaluó los niveles de Fusobacterium nucleatum, una bacteria conocida por infectar tumores. En aproximadamente el 50% de los casos, descubrieron que solo un subtipo específico de la bacteria mostraba niveles elevados en el tejido tumoral en comparación con el tejido sano.

Los investigadores también detectaron este microbio en mayor cantidad en muestras de heces de pacientes con cáncer colorrectal en comparación con muestras de personas sanas. “Hemos observado consistentemente que los pacientes con tumores colorrectales que contienen Fusobacterium nucleatum tienen una supervivencia y un pronóstico más desfavorables en comparación con los pacientes que no tienen el microbio”, ha explicado Susan Bullman, investigadora del microbioma del cáncer en Fred Hutch y coautora correspondiente del estudio.

“Ahora descubrimos que un subtipo específico de este microbio es responsable del crecimiento tumoral. Esto sugiere que los tratamientos y cribados que se centran en este subgrupo dentro de la microbiota podrían ayudar a las personas que tienen un riesgo más alto de desarrollar un cáncer colorrectal más agresivo”.

Administrar tratamientos directamente en los tumores colorrectales

En el estudio, Bullman y el coautor correspondiente Christopher D. Johnston, microbiólogo molecular de Fred Hutch, junto con la primera autora del estudio, Martha Zepeda-Rivera, becaria de la Fundación de Investigación de Washington y científica del laboratorio de Johnston, buscaron descubrir cómo el microbio se traslada desde su entorno típico en la boca hasta un sitio distante en el intestino inferior y cómo contribuye al crecimiento del cáncer.

Primero, hicieron un sorprendente descubrimiento que podría ser importante para futuros tratamientos. El grupo predominante de Fusobacterium nucleatum en los tumores de cáncer colorrectal, que se pensaba que era una única subespecie, en realidad está compuesto por dos linajes distintos conocidos como “clados”.

“Este descubrimiento fue similar a tropezar con la Piedra Rosetta en términos de genética”, ha explicado Johnston. “Tenemos cepas bacterianas que son tan filogenéticamente cercanas que pensábamos que eran lo mismo, pero ahora vemos una enorme diferencia entre su abundancia relativa en los tumores versus la cavidad oral”.

Al separar las diferencias genéticas entre estos clados los investigadores encontraron que el tipo Fna C2, que infiltra tumores, había adquirido rasgos genéticos distintos que sugieren que podría viajar desde la boca a través del estómago, resistir el ácido estomacal y luego crecer en el tracto gastrointestinal inferior. El análisis reveló 195 diferencias genéticas entre los clados. Luego, al comparar tejido tumoral con tejido sano de pacientes con cáncer colorrectal, comprobaron que solo el subtipo Fna C2 está significativamente enriquecido en el tejido tumoral colorrectal y es responsable del crecimiento del cáncer colorrectal.

Análisis moleculares adicionales de dos cohortes de pacientes, incluyendo más de 200 tumores colorrectales, revelaron la presencia de este linaje Fna C2 en aproximadamente el 50% de los casos. Los investigadores también encontraron en cientos de muestras de heces de personas con y sin cáncer colorrectal que los niveles de Fna C2 eran consistentemente más altos en el cáncer colorrectal.

“Hemos identificado con precisión el linaje bacteriano asociado con el cáncer colorrectal, y ese conocimiento es crucial para desarrollar métodos efectivos de prevención y tratamiento”, dijo Johnston. Él y Bullman creen que su estudio ofrece significativas oportunidades para desarrollar terapias celulares microbianas, que utilizan versiones modificadas de cepas bacterianas para administrar tratamientos directamente en los tumores.

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