Un cohete de SpaceX pone en órbita 59 nanosatélites
EFE
Un cohete Falcon 9 parcialmente reutilizable de la compañía SpaceX que despegó de la base aérea de Cabo Cañaveral (Florida) puso en órbita este miércoles 59 artefactos espaciales de compañías e instituciones de diversos países, entre ellos Brasil, Canadá, España y EEUU.
El despegue del cohete de la misión Transporter-5 tuvo lugar sin problemas a las 14.27 hora local (18.27 GMT) y 8:36 minutos después, la parte reusable de la nave aterrizó verticalmente en la Zona 1 de aterrizaje de la base, según pudo verse por streaming.
Mientras, el resto el cohete siguió su viaje hasta la órbita baja de la Tierra, donde empezó a soltar su carga a los 59 minutos del lanzamiento y a una distancia de 536 kilómetros de nuestro planeta.
En total, se hicieron 13 descargas, todas ellas anunciadas solo por la mención de siglas usadas para identificar cada artefacto que en su mayoría fueron nanosatélites.
La misión Transporter-5 es parte de los servicios comerciales de «vuelo compartido» de la compañía californiana propiedad de Elon Musk, dedicada al transporte de tripulaciones y carga para la NASA, pero que también presta servicios a empresa e instituciones públicas y privadas.
Según información de SpaceX, la primera de las misiones Transporter tuvo lugar en enero de 2021 y puso en órbita 143 satélites.
La compañía informa someramente de quienes son sus clientes en cada misión, pero estos sí ofrecen información como es el caso de GHGSat, con sede en Canadá, que opera una red de artefactos espaciales para detectar emisiones de metano en la Tierra y anunció el envío de tres de esos dispositivos a bordo del Falcon 9.
Tres empresas españolas tenían también carga en ese vuelo compartido, la vasca Satlantis, la catalana Aistech Space y la madrileña Fossa Systems.
Ya están en órbita el primer satélite óptico completo de Satlantis, «Urdaneta-Armsat1», que captará imágenes de alta resolución para planificación agrícola y medioambiental y de protección civil, y «Guardian 1», de Aistech Space, que lleva un telescopio multiespectral destinado a servicios comerciales dirigidos a los mercados vinculados a la sostenibilidad medioambiental.
Fossa Systems envió al espacio siete picosatélites -los de dimensiones más reducidas- que se unen a otros seis ya lanzados que formarán una constelación de ochenta, destinada a la conectividad del llamado internet de las cosas (IoT) en zonas remotas.
La Fuerza Aérea Brasileña también participó con el lanzamiento de los dos primeros satélites de su Proyecto Lessonia-1, con el que pretende mejorar desde el espacio la fiscalización de la Amazonía, entre otro usos de carácter civil y militar.
Según el Gobierno de Brasil, las imágenes captadas servirán de apoyo para combatir «el narcotráfico, la minería ilegal, los incendios y la deforestación», que se ha disparado en los últimos años en la región amazónica.
Aparte de poner en órbita satélites, la misión sirvió de marco para realizar un experimento de la firma Nanoracks llamado OutPost Mars Demo-1, de solo unos minutos de duración, con el fin de probar cómo se puede cortar metal en el espacio con un pequeño brazo robótico articulado.
El objetivo es avanzar en la tecnología de fabricación o reparación de naves en el espacio.
Otra compañía, Celestis, con sede en Texas y dedicada a los memoriales espaciales, usó la misión Transporter-5 para uno de sus vuelos de «ascensión», en los que envía cápsulas con las cenizas de personas fallecidas para que orbiten la Tierra como parte de satélites.
Con la misión de hoy, SpaceX ha realizado en lo que va de año 22 lanzamientos de cohetes Falcon 9.