Consideran que Twitter es resistente a teorías conspirativas
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Las características de funcionamiento de cada plataforma, el perfil de los usuarios y los vínculos entre ellos determinan la propagación de este tipo de argumentos falaces.
La situación de incertidumbre al inicio de la pandemia y la falta de información oficial propiciaron un incremento notable de las conspiraciones.
Las redes sociales se han convertido en uno de los principales canales de difusión de información y contenido que millones de usuarios consultan cada día. Un tipo de comunicaciones que no siempre reflejan la realidad y que favorecen la difusión de noticias falsas, fake news, bulos o conspiraciones.
Ahora, un reciente estudio, publicado en la revista de acceso abierto New Media & Society y liderado de forma conjunta por una investigadora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y otras diecinueve universidades, analizó el papel que desempeñan las redes sociales en la difusión de teorías conspiranoicas y la relación entre el uso de estas plataformas y la creencia en este tipo de argumentaciones falaces por parte de los usuarios.
«Las características y particularidades de funcionamiento de Twitter, una red social más orientada al consumo de noticias, aumentan la presión social sobre lo que se publica, lo que a su vez podría reducir la circulación de información no verificada o de tipo alternativo respecto a otras redes sociales, como Facebook o YouTube, con características más favorables a la difusión de estas teorías», explica Ana Sofía Cardenal, profesora en los Estudios de Derecho y Ciencia Política e investigadora del grupo de investigación eGovernanza: administración y democracia electrónica (GADE), y una de las autoras principales de este trabajo, que ha analizado los datos obtenidos mediante encuestas en diecisiete países europeos antes y después de la pandemia sobre distintas redes sociales, como Twitter, Facebook, YouTube y diversas aplicaciones de mensajería como WhatsApp.
Diferencias entre redes sociales
Los autores de esta investigación argumentan que no todas las plataformas de redes sociales favorecen por igual la difusión de teorías de la conspiración. La diferente arquitectura y las prestaciones de estas plataformas influyen en la difusión de estas teorías al definir los usos potenciales, el comportamiento de los usuarios, el tipo de interacciones y los procesos de transmisión de información.
«Esta estructura hace que en una plataforma como Twitter, por ejemplo, el contenido conspirativo pueda ser desacreditado rápidamente o posiblemente llegue a ‘ahogarse’ con información de mejor calidad o con el gran volumen de quienes están dispuestos a saltar rápidamente y corregir percepciones erróneas», apuntan los autores. Asimismo, según los resultados obtenidos, los usuarios de Twitter combinan una educación superior a la media con una mayor tendencia a buscar noticias y participar en debates políticos que cualquiera de las otras plataformas de nuestro estudio, unas características propias de usuarios que acuden a fuentes de información fiables y de mayor calidad.
Sin embargo, en otras redes sociales como Facebook o en aplicaciones como WhatsApp, donde el tipo de vínculo de los usuarios es más cercano, como familiares o amigos, las personas no participan tanto en la comprobación de informaciones o de contenidos dudosos. Es más, existe una relación positiva entre usar Facebook, YouTube y WhatsApp y tener creencias de conspiración sobre Covid-19.
«Este tipo de redes sociales y plataformas de mensajería tienden a ser espacios más privados y protegidos, lo que podría aumentar la circulación de información alternativa», apunta Cardenal sobre la difusión de bulos, fake news y conspiraciones en estas plataformas.
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