Trinidad y Tobago: ¿Paraíso o infierno para los migrantes venezolanos?
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Yasmín Juáres creyó un día que su nacionalidad pesaba como una maldición. Había viajado a Trinidad y Tobago para visitar a su esposo y su hijo, pero acabó siendo detenida por un oficial del aeropuerto internacional de Piarco, que le informó que no pisaría la isla.
Estaba con otros venezolanos que también fueron deportados dos días después por ser personas non gratas. Todavía recuerda la fecha con pena: 8 de noviembre de 2017. Los devolvieron a su país después de tenerlos dos días en un hotel, custodiados por un fornido policía y sin acceso a alimentos. “Me sentí espantada. ¿Cuál era nuestro pecado?”, relata.
El sobresalto apareció unos meses después. Su hijo José Rafael Silva, un disc jockey de 20 años, fue arrestado en una redada policial por estar residiendo ilegalmente en el país caribeño. Tampoco olvida ese día, el 3 de abril de 2018, porque fue el inicio de un calvario de casi un año.
No tenía 1.500 dólares para cancelar una multa necesaria para su liberación. “Nos decían que había muchos inmigrantes. Por eso teníamos que pagar, pero nuestros bolsillos estaban vacíos”. Juáres dice que ofrecieron la mitad del dinero a la corte, pero se sintieron “ofendidos” y no aceptaron ese monto.
Su excarcelación no llegó hasta febrero. Pero más de tres meses después, decenas de mujeres y hombres venezolanos siguen detenidos por motivos migratorios en las islas.
No hay precisión en la cifra: la abogada Karla Henríquez Lozada, consejera diplomática del Parlamento Internacional para los Derechos Humanos, los cifra en 207, mientras el diputado Carlos Valero, miembro de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional, habla de 89 personas privadas de libertad.
Henríquez denuncia que al menos cuatro adolescentes han sido deportados el pasado sábado 25 de mayo. Su atención está en Jonathan Mora Mora, de 15 años, que fue devuelto a Venezuela sin supuestamente el consentimiento de su representante legal.
“No fueron entregados a ninguna autoridad, sin dinero para comida y traslado, en Caracas, una ciudad que no conocen porque son de Tucupita (oriente venezolano). La responsabilidad recae sobre la aerolínea Caribbean, sobre Inmigración y sobre el Gobierno de Venezuela”, apunta.
Trinidad y Tobago no esperaba la entrada en estamoida de sus vecinos, más de 40.000 migrantes venezolanos en una nación con 1,4 millones de habitantes. La mayoría navegó en botes con la idea de espantar la miseria.
Con información de El País.
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