TRADICIONES | Conozca cómo despiden el Año Viejo en los andes venezolanos
AVN
Cada 31 de diciembre los abrazos y buenos deseos se multiplican en calles y plazas de los poblados de la región andina venezolana, donde los muñecos de trapo y palo, llamados «año viejo», se queman para despedir los meses culminantes y festejar la llegada del nuevo año.
Esta tradición supone la colecta grupal para comprar petardos y elaborar la representación con toques de creatividad y variedad, según calles y pueblos, donde los vecinos juegan implícitamente a realizar la más vistosa quema.
Días previos al 31 de diciembre se aprecia en las calles los muñecos o «años viejos» exhibidos, en puntos donde los muchachos de la cuadra, piden a transeúntes y conductores «colabore con el año viejo».
Así van colectando el dinero para los petardos y fuegos artificiales, que sellarán con estruendo y luces el final del año culminante.
Al caer la tarde la celebración va tomando forma. En cada hogar el compartir de las familias alterna con el saludo a los amigos venidos de otros estados y pueblos, un reencuentro para viejos amigos de la escuela o entrañables compañeros de faenas.
A la cena familiar y al conteo de los últimos minutos del año, siguen los abrazos y expresiones de «feliz año nuevo», que desde cada casa se multiplican por las calles y plazas, espacios donde el esplendor de la fiesta se muestra a viva luz con la quema de cada «año viejo».
El cielo se ilumina de artificios como estrellas fugaces y las altas detonaciones hacen fondo a la música tradicional y festiva, que ameniza la celebración en su punto álgido de emotividad y alegría.
El festejo se extiende por las serranías en contexto de particularidades de cada pueblo, pero en todos los casos subyace el cálido compartir entre familiares y amigos, la nostalgia por los ausentes y la esperanza en el porvenir de las nuevas generaciones.