Torino Economics presenta 3 escenarios para la economía de Venezuela
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El más reciente informe sobre las perspectivas económicas de Venezuela para 2022 elaborado por Torino Economics, unidad de investigación de la consultora financiera Torino Capital, señala una serie de escenarios que podrían presentarse en la nación en materia de crecimiento económico durante este año.
En este sentido, Torino Economics expone como primer escenario, una situación “pesimista”: la caída del -2,7%, una desaceleración de la tasa de contracción económica, teniendo en cuenta la caída proyectada del -24,74% para 2020 y un aumento de 1,8% en 2021.
En segundo lugar, sostienen que existe la posibilidad de un escenario “optimista” en el cual la economía venezolana registre un crecimiento del 6,55%. Por último, se contemplaría un escenario base de crecimiento en 3,49% para 2022, lo que no necesariamente implica una recuperación sostenible que podría dar lugar al rebote de “gato muerto”.
Señalan que el primer escenario, “pesimista”, tiene una posibilidad de ocurrencia del 10%, asumiendo que todo se mantiene igual a lo observado en años anteriores. Sin acuerdos entre los actores políticos que permitan darle respuesta a los problemas del país y sumando la situación del suministro de combustible que continúa afectando a gran parte del territorio venezolano.
Escenario «optimista»
El segundo escenario, “optimista”, tiene una probabilidad de ocurrencia del 30%, contempla un crecimiento del 6,2%; basado en un incremento significativo de la producción y exportaciones petroleras, un aumento del consumo privado de más del 10% interanual, la recuperación del gasto gubernametal y de la recaudación tributaria en términos reales.
Adicionalmente, la reducción de la hiperinflación y la masificación de la vacunación contra el Covid-19, podrían contribuir a la ocurrencia de esto último.
Partiendo de lo anterior, desde Torino Economics estiman que para lograr el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), al menos el 90% de la Población Económicamente Activa (PEA) debería estar vacunada durante 2022.
Escenario «base»
Finalmente, el escenario base, con una probabilidad de ocurrencia de 60%, contempla un rebote ligero en la economía venezolana, de 3,49% en 2022 tomando en cuenta los siguientes aspectos:
– Baja capacidad de producción industrial y los límites de la capacidad importadora.
– El acceso al crédito continúa siendo significativamente limitado.
Industria petrolera: el elusivo millón de barriles
A inicios de 2021, Tareck El Aissami, ministro de Petróleo, anunció que la compañía estatal PDVSA tendría como meta alcanzar un nivel de producción de 1,5 millones de barilles diarios (b/d) para el cierre del referido año.
Posteriormente, el Gobierno venezolano ajustó esa meta a 1 millón de b/d. No obstante, es importante destacar que al momento de las declaraciones emitidas por El Aissami, marzo 2021, la producción de crudo apenas superaba los 500.000 b/d.
Ciertamente, la meta establecida lucía ambiciosa, considerando el deterioro de la capacidad operativa de Petróleos de Venezuela, aunado al efecto de las sanciones internacionales.
Si bien, durante el último trimestre de 2021, PDVSA comenzó a aumentar el nivel de producción petrolera de forma significativa, la meta establecida en 1 millón de barriles se habría alcanzado solo en días puntuales.
Así, el rango tope de producción se ubicaría entre 750.000 y 850.000 barriles diarios. Esta mejora tendría lugar gracias a la cooperación con el Gobierno de Irán, que permitió adquirir al Gobierno venezolano condensado para diluir el crudo extrapesado extraído de la Faja del Orinoco, principal reserva de petróleo del país.
De acuerdo con datos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) reseñados por Torino Economics en su más reciente informe, indican que durante 2021 la producción promedio de crudo fue de 560.000 b/d, ligeramente inferior a lo observado en 2020, cuando la producción anual promedio se ubicó en 570.000 b/d, y 50% por debajo del nivel productivo promedio de 2019.
Del bolívar “soberano” al bolívar “digital”
Tras menos de 4 años de la implementación de “Bolívar Soberano”, en agosto de 2021 fue anunciada una nueva reconversión monetaria. Finalmente, en octubre de 2021 entró en vigor lo que se denominó como “Bolívar Digital”, que significó la eliminación de 6 ceros a la moneda nacional, con el supuesto objetivo llevar a cabo una “profundización y desarrollo de la economía digital en Venezuela,” según señaló el Banco Central de Venezuela.
Esta nueva reconversión ha permitido facilitar los procesos contables a las empresas, y las operaciones al menudeo de la población. El objetivo principal de esta política fue mitigar los efectos de la hiperinflación en las transacciones, especialmente ante la escasez de monedas y billetes, donde la velocidad con que aumentaba el nivel de precios ocasionaba que el cono monetario en circulación perdiera vigencia en poco tiempo.
Cabe destacar que la implementación por parte del Gobierno de la digitalización de las transacciones en bolívares, ya había sido precedida en la práctica por la población, la cual en los últimos años se ha visto en la necesidad de buscar soluciones para satisfacer sus necesidades transaccionales, refugiándose en una amplia gama de alternativas tecnológicas, que van desde el amplio uso del “pago móvil”, un mecanismo de transferencias interbancarias instantáneas implementado desde 2017, hasta el uso de criptomonedas.
Así, la “digitalización,” es resultado natural de la capacidad adaptiva del venezolano, quien ha visto erosionado su poder adquisitivo y capacidad de ahorro, pese a que ni siquiera dispone de una infraestructura en telecomunicaciones adecuada, e incluso dadas las fallas eléctricas y de internet persistentes en varios estados del país, destaca la unidad de investigación de la consultora financiera Torino Capital en su informe.
La espiral inflacionaria llega a su fin
En cuanto a la inflación, durante el 2021 se produjo una significativa desaceleración de la tasa de inflación, observándose variaciones intermensuales de 1 dígito, algo que no se registraba desde 2017, previo a la entrada en la espiral hiperinflacionaria.
Ante ello, la economía venezolana carece de un plan de recuperación concreto (al menos no ha sido difundido públicamente), que contemple objetivos claros y alcanzables en materia monetaria y fiscal, que den paso a un escenario de estabilización y posterior crecimiento sostenido.
Ciertamente, el Gobierno nacional ha hecho esfuerzos para reducir presiones inflacionarias, optando incluso por realizar pagos a proveedores en divisas. No obstante, el déficit fiscal persiste debido a que se ha reducido el ritmo de la financiación vía emisión monetaria por parte del Banco Central; además de la significativa reducción de los ingresos provenientes de la actividad petrolera durante los últimos años, explica Torino Economics.
Anclaje cambiario: ¿Llegó para quedarse?
Para el último semestre de 2021, el Banco Central de Venezuela, a través de la contención del crédito bancario, intervenciones cambiarias continuas y la venta de divisas a través del sistema bancario como instrumento principal de mitigación de la volatilidad cambiaria y control de la base monetaria, logró sostener la desaceleración de la tasa inflacionaria, el tipo de cambio nominal y la liquidez monetaria, al alto costo de contener el ritmo de recuperación de la actividad económica, en medio de un ajuste contractivo que se tradujo en restricciones para el acceso al crédito por parte de las empresas y personas.
En cuanto al sector bancario, el pasado 2 de febrero, el Gobierno anunció la adopción de un conjunto de medidas que procurarían reactivar el aparato productivo.
Si bien estas medidas podrían significar un paso en la dirección correcta, persisten retos importantes que deben acompañar estas medidas, como la asignación eficiente de esos recursos para el financiamiento, así como la transparencia institucional, factores fundamentales para generar confianza entre los inversores, recalca Torino Economics.
Posteriormente, la Asamblea Nacional sancionó la Ley de Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras, la cual se espera entre en vigencia 30 días después de la publicación oficial. Una vez se ejecute la reforma, las operaciones en divisas o criptomonedas tendrán una tasa impositiva del 2% al 20%.
Esta medida revela la necesidad por parte del Ejecutivo de normar las transacciones en divisas y ampliar el margen de ingresos fiscales disponibles.
Enfoque de Torino Economics: Un largo camino por recorrer
Si bien el 2021 podría marcar un “cambio de tendencia” respecto a la caída sostenida del PIB observada en Venezuela desde 2013 se trata de una recuperación basada, en primera instancia, en un efecto rebote cuya transición a un crecimiento sostenido requiere de la confluencia de varios factores, entre los que destacan la reactivación del crédito (que en la actualidad apenas representa cerca del 1% del PIB), la recuperación de la producción petrolera y la profundización de la dolarización.
Al respecto, Torino Economics estima que a través de la incorporación de condensados iraníes y la minimización de accidentes en la industria petrolera, el nivel de producción petrolera, factor clave en el proceso de recuperación, podría alcanzar la meta establecida en 1 millón de barriles.
No obstante, es un escenario no libre de riesgos, que debe tomar en cuenta las limitadas posibilidades del Gobierno para atraer inversiones masivas a la industria, así como la evolución de la crisis política, cuyos resultados podrían, en caso de extenderse o profundizarse, revertir la flexibilización observada en las sanciones establecidas por los Estados Unidos al petróleo venezolano.
Por su parte, vale destacar que la actual política de anclaje cambiario, si bien inicialmente ha logrado el objetivo de estabilizar el tipo de cambio y, con ello, contribuir a la desaceleración de la inflación, implicaría un potencial ajuste de la tasa de cambiaria a través de una devaluación significativa (de no tener lugar un aumento gradual del precio del dólar) impactando los precios internos y comprometiendo aún más la mermada capacidad de compra de los venezolanos.
Asimismo, debe tomarse en cuenta que el avance de la dolarización podría implicar que el tipo de cambio nominal en bolívares pierda cada vez más su rol como anclaje de precios.
Desde el ámbito político, resulta clave su resolución a través del inicio de la normalización de la dinámica democrática, y de la capacidad de los actores políticos de dirimir diferencias a través de los mecanismos establecidos por la Constitución , descartando así el camino de la violencia.
Para ello, la reanudación del diálogo de México podría contribuir a generar un marco para el logro de acuerdos que establezcan una ruta electoral que cuente con el aval de las partes en conflicto, así como de la comunidad internacional, concluye Torino Economics en su más reciente sobre Venezuela.
Con información de Banca y Negocios