Tokáyev lanza purga y asegura a Putin que tiene el control sobre Kazajistán
EFE
El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, aseguró hoy por primera vez desde el estallido de los disturbios antigubernamentales que la situación en la república centroasiática se está estabilizando, mientras lanzó una purga en las filas de los órganos de seguridad entre acusaciones de alta traición.
«La situación avanza hacia la estabilización», informó Tokáyev por teléfono a su colega ruso, Vladímir Putin, según informó el Kremlin.
Las protestas continuaron el sábado en el oeste del país, origen de las actuales tensiones tras el aumento de los precios del gas licuado, principal combustible en las regiones bañadas por el mar Caspio, pero amainó la violencia de los disturbios callejeros.
TOKÁYEV A PUTIN, TODO BAJO CONTROL
Tokáyev y Putin intercambiaron opiniones sobre las medidas de fuerza adoptadas para restablecer el orden en el país, donde vive una amplia minoría rusa.
Al contrario que ocurriera en Ucrania con el Euromaidán (2014), Tokáyev sí hizo caso al Kremlin y ordenó «tirar a matar» contra los participantes en las protestas, lo que incluye tanto manifestantes pacíficos como violentos y también maleantes.
Además, el líder kazajo propuso celebrar en breve una videoconferencia de los líderes de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), encabezada por Rusia y que atendieron hace dos días su solicitud de enviar un contingente de pacificación al país.
Tokáyev destacó hoy que, gracias al despliegue de tropas de los países aliados, Kazajistán ha podido enviar refuerzos al epicentro de los disturbios, Almaty, para participar en la «operación antiterrorista».
El grueso de las tropas de la OTSC lo componen fuerzas aerotransportadas rusas, incluido brigadas de fuerzas especiales, que son transportadas en aviones Il-76 desde la región de Ivánovo, según informó hoy el Ministerio de Defensa.
TENSA CALMA EN ALMATY
Los tiroteos continuaron hoy en las calles de Almaty, antigua capital kazaja, por donde circulan blindados y camiones militares. Los atacantes se esconden en los parques de la ciudad y algunos incluso portan uniformes de policía.
Un adolescente de 15 años resultó gravemente herido al recibir un disparo cuando iba en coche con su padre. Las autoridades confirmaron también la muerte de otro niño de 11 años, alcanzado el 5 de enero por una bala perdida, y de un ciudadano israelí de 22 años.
Con todo, el Ayuntamiento reabrirá en breve varias cadenas de supermercados y tiendas al por mayor, además del aeropuerto, que volverá a operar a partir de la próxima semana.
Mientras, los manifestantes siguen congregados en el corazón de la ciudad de Zhanaozen (Oeste), donde se encendió a principios de año la mecha que amenaza al país más estable y rico de Asia Central.
También tomaron la plaza en Aktau, mientras en Aktobe, capital de la región vecina, la policía impidió cualquier alteración del orden público.
A día de hoy, las autoridades han detenido a más de 4.000 personas, a lo que hay que sumar varias decenas de muertos, entre transeúntes, manifestantes, hombres armados y miembros de las fuerzas de seguridad.
PURGAS EN ÓRGANOS DE SEGURIDAD
Tras varios días de especulaciones sobre quién es la mano negra tras los disturbios, se informó de la detención por «alta traición» del exjefe del Comité de Seguridad Nacional (CSN) Karim Masímov, destituido junto al resto del Gobierno el pasado 5 de enero.
Masímov, que ejerció los cargos de primer ministro y jefe de la Administración presidencial antes de asumir en 2016 la dirección del CSN, podría ser condenado a 15 años de cárcel.
El 6 de enero Masímov asistió a la reunión del Consejo de Seguridad encabezada por Tokáyev, tras lo que fue detenido.
El antiguo asesor presidencial, Ermujamet Ertisbáev, le acusó hoy de ocultar durante años la presencia de campos de entrenamiento, donde se habría instruido a los participantes en los actuales disturbios.
«Eso es un terrible crimen de Estado», dijo a la televisión pública.
Otros analistas acusan abiertamente a Masímov de organizar un golpe de Estado con la ayuda de mercenarios procedentes de Afganistán y Oriente Medio, que habrían tomado el aeropuerto de Almaty y otros edificios oficiales sin apenas oposición.
Tokáev también relevó al subjefe del Consejo de Seguridad, Azamat Abdimomúnov, pero no al número dos del CSN, Samat Abish, sobrino del padre de la nación, Nursultán Nazarbáyev.
VUELVE NAZARBÁYEV
Precisamente Nazarbáyev, patriarca de la independencia kazaja, reapareció después de abandonar esta semana la jefatura del CSN con un llamamiento a apoyar a su sucesor, Tokáyev.
«Elbasi está en contacto directo con el presidente. Llama a todos a aunar esfuerzos en torno al presidente de Kazajistán para superar los actuales desafíos y garantizar la integridad de nuestro país», aseguró su portavoz, Aidos Ukibai.
En los últimos días se había rumoreado con que Nazarbáyev, de 81 años y que dejó el poder en 2019, se habría exiliado con varios miembros de su familia, a la que la oposición acusa de amasar una fortuna dentro y fuera del país.
«Shal, ket» (Viejo, vete) es estos días uno de los gritos de guerra de los manifestantes antigubernamentales.