¿Tienes fobia a no estar en todos los planes? Puede ser FOMO
EFE/FotoReferencial
Te has ido de puente pero tus amigos están celebrando un cumpleaños y estás más pendiente de ellos que de lo que estás viviendo en tu viaje. Te crea ansiedad no estar allí. Podría ser un ejemplo de FOMO, que en la mayoría de las ocasiones es la punta del iceberg de un problema mayor de base.
“Es una especie de fobia o de miedo a no estar constantemente en planes que puedan ser socialmente atractivos, que generen placer. Es la fobia a no estar constantemente conectados con los demás y que los demás no estén constantemente conectados conmigo y con lo que yo hago, sería como ese miedo a perderse cosas, a no estar en todo”, abunda en declaraciones a EFEsalud la psicóloga Andrea Vega.
No es una cosa de ahora
Según la experta, es algo que ha existido siempre, lo que pasa que con el tiempo va cambiando no solo de envoltorio, sino que en función del momento vital en que nos movamos adquiere más o menos relevancia y con las redes sociales “está a la orden del día”.
Las personas siempre han estado expuestas a tener que elegir entre una cosa u otra y les gusta compartir experiencias atractivas con otras. Antes, por ejemplo, se hacía una quedada en una casa para ver las fotos de las vacaciones.
“Creo que la necesidad de compartir todas nuestras vivencias atractivas ha estado siempre, lo que pasa es que ahora las redes sociales tienen el peso que tienen y la inmediatez que estas conllevan nos lo ponen muy en bandeja constantemente”, incide Vega.
Y es que no hay que esperar a que se acaben las vacaciones o a ver cómo termina la noche para saber la opinión del entorno. Se pasa la misma foto a varios grupos con un solo ‘click’ y “accedemos el triple de personas a las que accedíamos antes en una quedada”.
¿Hay un perfil determinado?
No hay tanto un perfil de persona susceptible a tener FOMO pero sí hay un rango de edad determinado. Según distintas investigaciones empieza a despuntar principalmente alrededor de los 15 años o incluso antes por la irrupción de redes como Tik Tok, que cada vez están más adaptadas a la preadolescencia, según Vega.
De hecho, incide en que las nuevas generaciones cada vez contactan antes con dispositivos como tabletas, incluso se comercializan adaptadas a la infancia y hay plataformas que crean gran contenido digital para el pequeño público donde ya pueden conectarse unos con otros.
“No obstante, estas investigaciones nos dicen que de 15 a 19, más o menos es cuando tienen su pico y luego empieza a descender en torno a los 32 o 33 años”, agrega.
Y aquellos que tienen la autoestima un poco más baja o que su valía se apoya mucho en el refuerzo social son más tendentes a padecerlo. También las personas que son más inseguras y que el hecho de tener que asumir el “coste” de no poder estar en todo no lo encajan bien.
Punto álgido del FOMO
A juicio de la psicóloga, que el FOMO haya alcanzado un pico se debe a dos motivos principales, por un lado, lo comentado anteriormente sobre las redes sociales.
Por otro, el hecho de que cada vez más las personas no solo busquen sobrevivir sino disfrutar de las cosas, vivir experiencias agradables. Y gestionar las emociones positivas ofrece límites peligrosos porque ya no solo se trata de la búsqueda de placer sino de evitar de forma constante lo que genere un mínimo de frustración.
De ahí que se tenga cada vez más necesidad de mostrar y demostrar lo atractivas que son las vidas de cada uno porque “al final, cuando compartimos nadie comparte, como es lógico, aspectos desagradables o supernormativos de su día a día”.
Las personas que padecen FOMO acaban sintiendo una ansiedad generalizada, están siempre en hiperalerta, a lo que se une una ansiedad más social.
“Son personas que también pueden acabar teniendo determinados sentimientos de soledad, de frustración porque al final no pueden llegar a todo, porque otros tienen vidas, al parecer, o al menos públicamente, mucho más plenas que las nuestras”, explica Vega.
Y el hecho de estar todo el tiempo con una rumia larga sobre los planes a los que ir y elegir finalmente uno, tampoco da descanso sino todo lo contrario puede resultar agotador al estar pensando en lo que se está perdiendo y tratando de ver en las redes lo que ocurre.
La Navidad, al igual que las vacaciones de verano o incluso los fines de semana, es una época sensible, sobre todo para los adolescentes, porque tienen más tiempo libre que los adultos.
Cómo superarlo
Para intentar superar el FOMO, señala la psicóloga, hay que evaluar bien a la persona y actuar según cada caso, pero de forma general, hay que trabajar en la creación de una autoestima más firme y saludable, que no esté conectada con la aprobación externa sino con los propios valores.
“¿Qué es para ti más valioso en la vida, más allá de lo que puedan pensar los demás? También trabajaría mucho la tolerancia de emociones desagradables, a la frustración. Hacer ver que no pasa nada por perderse cosas”, añade Vega.
Pero también ahondar en tomar decisiones sin el proceso de rumiación obsesiva y asumiendo que va a haber costes. Incidir en que hay que vivir el momento y no lo que podrías estar viviendo si hubieras tomado otra decisión.
En este punto, la psicóloga hace referencia al mindfullness, “el entrenamiento del aquí y el ahora” llevado a la práctica diaria.
“Ya que estás aquí y ahora vamos a vivir esto, ya vivirás mañana lo que tengas que vivir mañana o no y tampoco pasará nada, vamos a aceptar esto”, sostiene Vega, de Savea Psicología.
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