«The Power of Dog» mira de reojo a «CODA» en la carrera por el Óscar
EFE
Desde que apareció en el catálogo de Netflix el pasado mes de diciembre «The Power of The Dog» ha sido la indiscutible favorita al Óscar. Solamente la carismática «CODA» podría hacer frente a la intensidad con la que Jane Campion ha dirigido su aclamado wéstern.
Netflix nunca ha estado tan cerca del Óscar a la mejor película. Y lleva tiempo intentándolo: «Roma» parecía que sí pero no, Martin Scorsese lo intentó a lo grande con «The Irishman» y, el año pasado, «Mank» trató de encandilar a la Academia de Hollywood con una carta de amor al cine que no se tradujo en premios.
Aunque el gigante del «streaming» se ha topado con Apple TV+, una plataforma recién llegada que está dándolo todo por «CODA», la ganadora de Sundance 2021 y cuyo triunfo en los premios del Sindicato de Actores (SAG Awards) ha iluminado sus opciones como la gran alternativa al galardón.
Por detrás en las encuestas aparecen la entrañable «Licorice Pizza»; «Belfast»; «West Side Story» y «Drive My Car», la única nominada que no está rodada en inglés. Y aún más lejos «Dune», «Don’t Look Up», «King Richard» y «Nightmare Alley».
Este año, tras la decisión de la Academia de fijar en 10 el número de candidatas, los casi 10.000 votantes tienen más opciones que nunca.
«THE POWER OF THE DOG»: EL DRAMA PERFECTO
«The Power of Dog» ha aparecido en los primeros puestos de todas las listas con las mejores películas de 2021. Su directora, Jane Campion, prácticamente ya tiene grabado su nombre en el trofeo.
La película ha ganado en los Bafta, los Critics Choice y los Globos de Oro. Fue recibida con entusiasmo en el Festival de Venecia y podría entregar el Óscar a su protagonista, Benedict Cumberbatch, sublime como un antipático vaquero en una trama que explora la masculinidad tóxica, la soledad y la homofobia.
El tono, la intensidad y la contención de su reparto son las grandes bazas de este drama, con una ejecución tan perfecta que podría jugar en su contra y restarle votos.
«CODA»: LA SORPRESA AMABLE
Si hay una cinta que podría aprovecharse del exceso de dramatismo de la favorita esa es «CODA», la que muchos ven como el «Green Book» de este año.
El filme, un remake de la francesa «La familia Bélier» que Apple TV+ adquirió por 25 millones de dólares tras su triunfo en Sundance, ha ganado en los premios de los sindicatos de productores, actores y guionistas. Una brújula importante, pues muchos de sus votantes repiten en los Óscar.
Su reparto, mayoritariamente sordo, y su argumento, sobre una hija de padres sordos con talento para la música, rellena muchas de las casillas de diversidad que tanto gustan a los Óscar de esta década.
«LICORICE PIZZA»: ALEGRÍA INDIE
Si en algo coinciden las críticas de «Licorice Pizza» es en que es una fiesta para los sentidos. El primer amor, los eternos veranos, la inocencia joven y el frenesí de los años 1970 en California están contenidos en una cinta que si venciese no enfadaría a casi nadie.
El homenaje de Paul Thomas Anderson al «valle» de Los Ángeles, esa zona residencial, tranquila y ajena a la locura de Hollywood, se ha vivido como un evento en la meca del cine, que ha descubierto que las hermanas Haim, una de las bandas indie por excelencia, tienen mucho que ofrecer ante las cámaras.
«BELFAST»: LA OPCIÓN SENCILLA
Rodada en blanco y negro, con pocos escenarios y con una duración menor que la de sus contrincantes, «Belfast» despertó un entusiasmo inicial y llegó a medirse «The Power of the Dog», pero ha ido perdiendo fuelle al irse de vacío en la mayoría de premios.
Kenneth Branagh dirige este sencillo filme semiautobiográfico que pone el punto de vista en un niño (Jude Hill) que vive, entre la inocencia y la angustia, el conflicto de Irlanda del Norte en 1969.
«WEST SIDE STORY»: ADAPTA UN CLÁSICO Y NO FRACASA EN EL INTENTO
Es la única historia candidata que ya cuenta con un Óscar a la mejor película. Y todo porque Steven Spielberg asumió el riesgo de modernizar el eterno musical, ganador de 10 estatuillas en 1961, y ha superado el reto con mayúsculas.
Si por algo se caracteriza la nueva «West Side Story» es por la valentía: Hay más diálogos en español, más tensión racial, más conciencia de género y más grandilocuencia en sus números musicales. Más de todo pero menos Óscar, pues de entrada solo aspira a siete.
«DRIVE MY CAR»: LA ELECCIÓN INTELECTUAL
Tres horas, ritmo lento, diálogo en japonés y un cuento existencial de Haruki Murakami. Que «Drive My Car» haya conseguido una nominación al Óscar a la mejor película ya es un logro, pero la implicación que exige esta cinta, presentada en Cannes, limita sus opciones.
Parece que el filme de Ryusuke Hamaguchi tendrá que conformarse con el título de mejor cinta internacional, que no es poco, y no repetirá la hazaña de hace dos años de «Parasite» al lograr el gran premio de la noche para un filme de habla no inglesa.
«DUNE»: PLACER VISUAL POR EXCELENCIA
Nadie en Hollywood pone en duda que «Dune» va a destacar en los premios técnicos. Su director, Denis Villeneuve ha acertado al llevar por la vía del minimalismo esta complicada obra de ciencia-ficción.
El filme es un deleite visual gracias a su ambientación, escenografía, fotografía, vestuario y banda sonora, pero no despierta emoción y el cine de nicho no suele funcionar en los Óscar.
«NIGHTMARE ALLEY»: AMOR CINÉFILO
Nadie como Guillermo del Toro, el cinéfilo entre los cinéfilos, podría hacer un homenaje tan acertado y personal al «film noir», el género que fascinó a Hollywood en los años 40 y 50.
«Nightmare Alley» adapta una novela homónima publicada en 1946 sobre un mentalista con gran talento para vaciar los bolsillos de los más acaudalados. Desde «L.A. Confidencial» (1997) o «Chinatown» (1974) no se estrenaba algo así, pero el mexicano tiene muy difícil repetir la victoria de «The Shape of Water» en 2018.
«KING RICHARD»: BUENO, BONITO Y ¿OSCARIZADO?
Percibido como un actor taquillero y de entretenimiento fácil, Will Smith ha vuelto a ganarse el respeto del «cine serio» con «King Richard», en la que interpreta con todos sus matices al padre de Venus y Serena Williams.
El relato sobre la disciplina, la ambición y los excesos de un padre que educa a sus dos hijas para llegar a lo más alto del tenis mundial es tan estadounidense como su protagonista, las hermanas Williams y los Óscar. El premio al mejor actor casi está adjudicado a Smith, el de película no tanto.
«DON’T LOOK UP»: LA POPULAR
Con un reparto que rebosa popularidad (Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Tyler Perry, Timothée Chalamet, Ariana Grande, Meryl Streep, Cate Blanchett) y la plataforma Netflix detrás de su campaña es fácil que sea la película más vista de todas las candidatas.
Con «Don’t look up», Adam McKay viene a demostrar lo estúpida que se ha vuelto una sociedad obsesionada con las redes sociales, la economía de la atención, las modas fugaces y los populismos. Es una sátira que azota sin pretender nada. Tampoco ganar el Óscar. EFE