Terror en las cuadras: Francia busca a los torturadores de sus caballos - 800Noticias
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EFE

Un tétrico misterio ha despertado el pánico entre las caballerizas francesas después de que cerca de treinta caballos hayan sido mutilados y asesinados en lo que va de año en distintas zonas del país. Los investigadores no descartan que se trate de prácticas satánicas.

El hocico cortado, los órganos genitales amputados y la oreja derecha cercenada. Los dueños de caballos de carrera, yeguas, ponis y asnos viven con el terror de encontrar sus animales muertos por la mañana.

Los ataques se han multiplicado en las últimas semanas y los que hasta ahora eran vistos como crímenes aislados han pasado a ser considerados obra de una misma persona o una banda perturbada.

«Hay un profesionalismo evidente, son personas que actúan con una cierta técnica», dijo este viernes el ministro de Agricultura Julien Denormandie, que viajó hasta uno de los centros ecuestres afectados, en Saona y Loira, en el centro del país.

Denormandie puso el ejemplo de un poni al que le habían extraído la sangre sin dejar rastro en el prado en el que había encontrado el cadáver para poner énfasis en el carácter meticuloso de los ataques.

El desplazamiento del ministro mostró el compromiso y movilización del Gobierno francés en un caso que ha conmovido a los franceses que se preguntan, ¿quién podría hacer algo así a los animales?

UN RETRATO ROBOT

El capitán de la Oficina Central de Lucha contra los Ataques al Medioambiente y la Salud Pública, que coordina la investigación, Franck Jolly, explicó hoy en la cadena «BFM TV» que no descartan ninguna hipótesis, desde el acto de unos despiadados hasta la obra de grupos satánicos, que ha afectado ya a una veintena de departamentos como Jura, Lot, Moselle, Essonne o Seine-Maritime, entre otros.

Las investigaciones se multiplican por todo el país y la Gendarmería ha ofrecido investigadores especializados en derivas sectarias para tratar de abordar todas las conjeturas.

El retrato robot de un hombre de cuello ancho y pelo oscuro casi rapado ha sido difundido esta semana en los medios nacionales después de que el presidente de un refugio de animales, Nicolas Demajean, lo sorprendiera el pasado martes junto a otro hombre cuando intentaban desgarrar a sus caballos.

«Los ruidos de mis cerdos me despertaron en plena noche. Gritaban de manera extraña. Me levanté y vi a dos individuos con lámparas. Bajé enseguida con un palo. Había dos hombres en la entrada principal de la granja, uno donde había un poni durmiendo y otro que se lanzó hacia mí con un podón para tratar de matarme», contó Demajean a los medios.

Tras cinco minutos de lucha cuerpo a cuerpo los malhechores se dieron a la fuga. Tres de sus caballos resultaron heridos con cortes de cuchillos y la propia podadera, uno de ellos se encuentra grave.

JUSTICIA PARA NUESTROS CABALLOS

Algunos jinetes hablan de escenas traumáticas. Pauline Sarrazin, una joven de 23 años, creó en junio en Facebook el colectivo «Justicia para nuestros caballos» tras encontrar al suyo agonizando en su cuadra después de ser atacado.

«Le habían amputado la oreja derecha. Le habían cortado el ojo y su hocico estaba rajado. Su agonía, mientras le hablaba para tratar de calmarla, duró cinco minutos. Curiosamente no había sangre en el suelo», contó la joven en el diario «Le Figaro».

Su colectivo sirvió para agrupar los testimonios de otras víctimas, que no han hecho más que multiplicarse en las últimas semanas.

El propietario de una caballeriza en Pédernec, Bretaña (oeste), logró intervenir a tiempo cuando encontró a dos hombres amenazando a su caballo.

«Es solo el principio, volveremos», le dijeron antes de irse. No logró ver sus rostros pero sí identificarlos como «dos hombres sin acento».

Los caballos han sido encontrados degollados, con restos de quemaduras, con heridas en el tórax, en el hocico rajado… pero siempre aparece la oreja derecha cortada, incluso en el caso de algunos animales que han logrado sobrevivir a la salvaje agresión.

Numerosas asociaciones de equitación y del mundo rural, así como la Fundación animalista Brigitte Bardot, han comunicado su voluntad de sumarse a las demandas para hacer peso en la investigación.

Quienes pueden instalan cámaras y otros dispositivos tecnológicos en sus prados. Otros aseguran que vigilan con fusiles y que no dudarán en usarlos si ven a un desconocido en sus cuadras, una idea que la policía insiste en desaconsejar. EFE

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