Ternura | Los principes Jacques y Gabriella de Mónaco
Agencias
El final del verano llega para todos, también para los jóvenes príncipes de la realeza europea. Los pequeños Jacques y Gabriella de Mónaco han cerrado su periodo vacacional con un acto tradicional en la Roca, el llamado Cavagnëtu. Los monegascos de pura cepa (los residentes fiscales es otra historia) se reúnen el primer fin de semana de septiembre para celebrar un día de campo en el parque de la Princesa Antoinette. No suelen faltar a la cita, y tampoco lo hicieron este año, los príncipes Charlène y Alberto de Mónaco acompañados por sus hijos, los verdaderos protagonistas de la jornada.
Los pequeños Jacques y Gabriella de Mónaco acudieron ataviados con el traje típico monegasco por primera vez a esta cita anual y se mostraron muy cariñosos entre ellos. Bailaron divertidos, aplaudieron y se dejaron fotografiar con absoluta naturalidad. Sus padres prefirieron en esta ocasión vestir ‘de civiles’ y dejar que toda la atención se centrara en sus pequeños, de menos de cuatro años.
Entre las numerososas anécdotas del picnic que organiza cada año el Ayuntamiento de Mónaco, hay una que no ha dejado indiferente a los seguidores de los pequeños. En un momento dado, la princesa Charlène tuvo que coger en brazos a Jacques, haciendo las delicias de los fotógrafos. Viendo los rostros juntos de madre e hijo, se puede comprobar cómo, a medida que crece, el heredero al trono monegasco va convirtiéndose en un pequeño clon de su madre. El cabello rubio, la misma sonrisa, el mismo hoyito en la barbilla y la misma mirada azul. En cuestión de genes, el principito es Wittstock.
La familia real monegasca fue recibida con ramos de flores y por un grupo de bailarines. Después asistieron a una misa y pudieron disfrutar de las barbacoas y las barras que pone el Ayuntamiento para disfrutar de este día de campo tan especial.
Mientras Charlène estaba con Jacques, Gabriella cogió la mano de su padre, Alberto. El resto del tiempo los hermanos permanecieron jugando juntos, haciéndose carantoñas y mostrando, al menos en público, que son los mejores compañeros de juegos. Parece que la pequeña Gabriella, que cumplirá cuatro años en diciembre, como su hermano, tiene más genes Grimaldi que Jacques. Pero aún está por ver.