Suena el despertador. Has dormido regulín y poco. Lo apagas de mala manera, pero no tienes opción y hay que levantarse, ir a trabajar, sobrevivir a atascos, ruidos, gritos, plazos que terminaron ayer, atender llamadas, responder mails, sacar proyectos adelante... Con la lengua fuera, llegas a recoger a...