Sube el número de refugiadas venezolanas dedicadas a la prostitución

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No es secreto: exponer a una población a la migración más grande de occidente, trae consecuencias graves, tanto para los migrantes como para los países receptores.

Uno de los resultados más comprometedores es el posible tráfico humano que se genera, y que termina por trabajos forzados (más en el caso de los hombres) y en la prostitución (con especial acento en el género femenino).

Actualmente, los migrantes venezolanos, que se han trasladado hacia diferentes países de latinoamérica, experimentan este tipo de tráfico y las damas del país caribeño, cada vez estarían cada vez más involucradas en la prostitución como una vía rápida para poder «establecerse» económicamente y mantener a sus familias.

Recientemente, Refugees International publicó una investigación que asoma cómo estarían incrementándose los números de venezolanas en esta condición.

Durante el último año,  la organización ha llevado a cabo investigaciones de campo sobre la situación venezolanos en cuatro países: Colombia, Ecuador, Trinidad y Tobago y Curazao. En los cuatro países, han surgido algunos temas clave. «Primero, si los venezolanos tienen vías seguras y legales para ingresar a los países anfitriones, será menos probable que caigan en manos de los traficantes. Segundo, regularizar el estado de los venezolanos que ya se encuentran dentro de un país anfitrión es vital para que las víctimas se sientan seguras al reportar incidentes de trata a las autoridades. Tercero, sin el derecho al trabajo, los venezolanos desplazados corren un mayor riesgo de ser víctimas de situaciones de explotación para sobrevivir financieramente».

En una entrevista con Fox News, los investigadores señalaron que a medida que la situación se deteriora en Venezuela, las niñas y las mujeres tienden a salir más del país y, de cierta forma, están desprotegidas y desprovistas de la información legal que pueda ampararlas, entonces quedan a merced de grupos criminales.

Según el estudio, se estima que de los cuatro millones de venezolanos que han dejado el país, 40 por ciento pertenece al sexo femenino y que de éstas, entre 10 y 20 por ciento serían las que caerían en en la trata de blancas.

«De acuerdo con las organizaciones que operan en el región, mujeres y niñas venezolanas que han huido a países vecinos, particularmente en los últimos 18 meses, a menudo llegan desnutridas, con pocas posesiones y recursos financieros extremadamente limitados. El trabajo sexual se ha establecido durante mucho tiempo como un medio para mujeres migrantes para ganarse la vida en la región. Debido a que generalmente no está regulado, el riesgo de la explotación es alto. Con la crisis en Venezuela que continúa escalando, las ONGs que trabajan en la región han dicho a Refugees International que este trabajo sexual comercial a menudo comienza voluntariamente, pero a veces se vuelve involuntario y, en efecto, entra en juego la esclavitud sexual», señala el documento que recomienda a los gobiernos de los países antes mencionados, regularizar la permanencia de las damas para que puedan trabajar de manera digna. 

Iniciativas como las de Colombia de legalizar a los niños de mujeres venezolanas, protegen a un población carente de seguridad en cuanto al tráfico, al hacerlos ciudadanos de esa nación. Mientras medidas como las tomadas por Trinidad y Tobago (en las que le pasado abril fueron rescatadas al menos 10 mujeres de las manos de traficantes) pues no es lo que se espera de los gobiernos regionales para evitar la situación.

Aunque no hay números todavía, debido a la falta de registro de las actividades de los inmigrabtes legales e ilegales, no se pudo establecer cuántas venezolanas son obligadas a la explotación sexual y laboral, pero lo que señaló el estudio es que debido al aumento sustancial de la salida de personas por las fronteras, es obvio que muchos más individuos caerán en las garras del trafficking.

Igualmente, el estudio exige al gobierno de Estados Unidos encender las alarmas del tráfico ilegal de personas y dedicar a sus agencias, que previenen el delito, a comenzar a hacer un trabajo exhaustivo.