Sting reaparece por la puerta grande en Cap Roig
EFE
Si alguien tenía alguna duda sobre el estado de forma de Sting después de suspender cinco actuaciones en Europa por una infección vírica en la garganta el ex The Police reapareció por la puerta grande en el festival de Cap Roig, en Palafrugell (Gerona, noreste), para dejar claro que le queda mucha cuerda todavía.
Ciertamente, el músico había vuelto el miércoles pasado tras esa baja médica, pero en ese concierto en Lyon (Francia) se mostró prudente y advirtió al público de que se mostraría más calmado de lo que en él es habitual.
También lo hizo esta vez, pero pareció que más por prudencia que por otra cosa o quizá fue la familiaridad de subirse a un escenario que conoce sobradamente y donde el año pasado estuvo acompañado por el jamaicano Shaggy lo que le llevó incluso a hacer gala de la potencia de su voz.
En cualquier caso, en Cap Roig, la cita que impulsa la Fundación «la Caixa» y CaixaBank y que organiza Clipper’s Live, se volvió a ver si no al Sting más punk de finales de los 70, sí a esa fuerza de la naturaleza que se ha mantenido al pie del cañón durante décadas.
También pudo ser el aire de España, porque ésta ha sido la primera actuación de una serie de tres que incluyen Úbeda (22 de julio) y Marbella (23 de julio) con un paso intermedio previsto para este sábado en Portugal, pero lo que quedó claro es que los problemas de garganta se quedaron más allá de los Pirineos.
Quienes sabían de esas cancelaciones previas o escucharon de la voz del cantante que había estado enfermo dos semanas y que ofrecería un concierto «más íntimo, fácil y tranquilo» tal vez se imaginaron otra cosa.
La duda duró apenas unos segundos, que fueron los que Sting tardó en arrancar con «Roxanne», toda una declaración de intenciones a la que le siguieron «Magic» y «Message in a bottle».
El concierto de Cap Roig se enmarca en la gira «My songs», un sueño para cualquier fiel al británico, ya que repasa si no siempre lo más exquisito de su repertorio sí lo más popular, las canciones que el público se sabe de memoria y, en definitiva, lo que esa gente espera ver cuando compra las entradas.
Los dos primeros temas los cantó sentado guitarra acústica en mano y el tercero comenzó igual, pero, de inmediato, cambió por su instrumento eléctrico de toda la vida y se acabó la sesión íntima anunciada.
Si con Shaggy sorprendió positivamente al respetable que acudió a los jardines de Cap Roig hace un año ahora éste se ha rendido a los pies de Sting al escuchar en vivo y en directo canciones que en muchos casos se intuía que formaban parte de la música de su vida.
«My songs» es la selección realizada por el cantante y bajista de esos temazos con un posterior trabajo de arreglos y adaptación para que suenen como si fueran de 2019.
Dieciséis premios Grammy confirman que Sting es una leyenda, que ha alcanzado los 100 millones de discos vendidos y que creaciones como «Every breath you take» son capaces de crear una atmósfera única en una cita como la de Cap Roig, donde edades y nacionalidades se entremezclan.
En ese ambiente tan heterogéneo es donde se demuestra que el inglés ha superado fronteras y que generaciones diferentes coinciden en considerarlo un grande.
La parte central del concierto fue quizá en la que la estrella se reservó un poco, no tanto por cuidarse la garganta como por la elección de temas más pausados, pero acabó con toda la fuerza y haciendo gala de potencia de voz a coro con el público hasta el punto de que parecía que se desafiaba para convencerse de que los problemas se han acabado.
En Calella de Palafrugell, junto al mar y en una noche mediterránea de verano, Sting, que demostró un dominio importante del castellano, se dio el alta médica definitiva y confirmó que una simple infección vírica apenas da para frenarlo dos semanas.