Solo para la «Venezuela Premium» se reactiva el financiamiento de vehículos - 800Noticias
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A raíz de las políticas económicas del chavismo, Venezuela empezó a verse en el reflejo de Cuba como una puerta hacia el pasado, con un parque automotor que promedia una antigüedad de 22 años y una industria prácticamente paralizada. A la crisis del país se sumó la escasez de repuestos, la salida de empresas internacionales fabricantes de vehículos y la falta de crédito bancario, por lo que todo ello, afectó la posibilidad de que los venezolanos renovaran sus automóviles.

Ahora en este mercado se observa un dinamismo apuntalado por las importaciones de unidades nuevas y usadas, y hasta de carros eléctricos, con la posibilidad de acceder a financiamiento por parte de los concesionarios y empresas automotrices, sin embargo, solo un pequeño grupo de venezolanos puede acceder a esta opción.

Cifras de la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotores (Favenpa) señalan que la mayoría de los vehículos en circulación datan de hace, al menos, una década de antigüedad. Esto se debe a que, durante los años de mayor acentuación de la crisis, tanto la producción como la comercialización cayeron a sus mínimos históricos.

Para 2007, la industria automotriz alcanzó récords. Se ensamblaron alrededor de 170.000 unidades. Desde este período se evidenció un retroceso progresivo y para 2016 —año previo al inicio de la hiperinflación y la profundización de la crisis económica y humanitaria del país—, se fabricaron solo 2.849 vehículos.

Con una menor producción, el mercado automotor se mantuvo a través de las importaciones, aunque estas también cayeron sustancialmente. La dependencia de las mercancías importadas, tanto vehículos como autopartes, hizo que se disparasen los precios. Mientras tanto, la capacidad adquisitiva del venezolano se reducía y la inflación galopaba, por lo que cada vez era más difícil adquirir vehículos.

En 2007 la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez) reportó el mayor flujo de ventas en la historia del país, con 491.899 unidades vendidas en esos 12 meses. Para 2012, todavía se mantenían números positivos, con 122.360 vehículos nuevos comercializados.

Al año siguiente, entre enero y noviembre de 2013, se notó una brutal contracción del 84,9% para totalizar 18.433 unidades vendidas en ese período de tiempo. Desde este momento, los números no hicieron más que bajar. La última cifra compartida por Cavenez indica que para 2019 se vendieron apenas 1.723 unidades en todo el país. Con la pandemia y las sanciones, es factible suponer que los resultados de 2020 y 2021 fueron aún peores.

La reducción del 99,64% en las ventas de vehículos en una década refleja la caída económica que sufrió el país en un período similar de tiempo, pues entre 2013 y 2020 se estima —a falta de datos del Banco Central de Venezuela— una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) de alrededor del 80%. En estas condiciones, comprar un vehículo era casi imposible.

No obstante, la situación empieza a cambiar a raíz del panorama económico de los últimos dos años, con políticas menos restrictivas y un mayor espacio para el libre mercado. En este período han reaparecido carros nuevos en concesionarios de distintas marcas e incluso opciones de financiamiento.

Este es el caso en concesionarios de algunas compañías como MMC Automotriz, que cuenta con la licencia para comercializar vehículos de Hyundai y Mitsubishi; o Changan Auto Venezuela, encargada de vender vehículos de Changan Motors.

Aunque pueda ser visto con buenos ojos que las puertas del financiamiento se abran para la población venezolana, la realidad es que esta no es una opción al alcance de todos. El precio de los vehículos y las condiciones de los planes de financiamiento representan un obstáculo imposible de superar para la mayoría de la población.

¿Cómo acceder a un financiamiento?

Durante los últimos cinco años, los venezolanos han estado alejados del concepto de financiamiento. Incluso previo a este período, las condiciones variaron progresivamente, afectadas por las distorsiones de la economía nacional.

Antes de que iniciara la contracción del PIB, era común acceder al crédito bancario y a planes de financiamiento a plazos de cinco años, con tasas de interés de un dígito. No en vano, anualmente se compraban más de 100.000 vehículos de concesionario.

Hyundai Venezuela, a través de MMC Automotriz, fue la primera empresa en anunciar planes de financiamiento para sus vehículos nuevos. A mediados de junio inundaron las redes sociales con publicidad sobre esta nueva alternativa para comprar carros. Sus publicaciones destacaban la frase «adquiérelo desde $1.150», sin especificar realmente detalles.

Al solicitar más información, Hyundai Venezuela envía por correo los términos y condiciones de sus financiamientos, que posiblemente alejan a la mayoría. Entre los detalles específicos, destacan:

  • La empresa financiará como máximo el 50% del precio base del vehículo, sin tomar en cuenta impuestos y otros gastos. Es decir, el solicitante debe pagar una inicial del precio final del automóvil.
  • El plazo máximo del financiamiento es de 12 meses. El 50% restante a pagar debe dividirse en 12 giros.
  • Tasa de interés anual del 12% y una comisión fija de 4%. Por lo tanto, un 16% añadido al monto financiado, aunque el interés disminuye con cada cuota cancelada.
  • La contratación de una póliza de seguro obligatoria, que se gestiona a través del concesionario, pero representa un monto aparte.
  • Todos los costos administrativos (registro en notaría, impuestos adicionales, entre otros) corren por cuenta del solicitante.

El vehículo más económico ofertado por la compañía es el modelo Grand i10 2022 sincrónico. Este tiene un precio base de $21.880, que asciende a $26.965 al sumar los impuestos y costos adicionales, pero sin incluir la póliza de seguro ni otros posibles gastos adicionales.

¿Quién puede solicitar financiamiento de vehículos?

Las condiciones y los montos están ya especificados por las empresas. La gran duda que queda es quién puede tener acceso a estos planes de financiamiento en un país que afronta una crisis económica y humanitaria desde hace años.

Comparar los salarios promedios del país con los montos necesarios para adquirir un vehículo, incluso mediante un financiamiento, es un ejercicio inútil. Las cuentas no dan ni siquiera ahorrando durante años.

El salario mínimo que reciben los trabajadores de la administración pública es de 171 bolívares mensuales, que equivalen a $21,7 al tipo de cambio de 7,86 bolívares establecido por el BCV hasta el 29 de agosto. Esto representa apenas el 2% de las cuotas que deben pagarse cada mes para adquirir el vehículo más económico de Hyundai. La comparación con la inicial es aún más irrisoria.

Pero es cierto que el salario mínimo no es un indicador real de la remuneración en el país, pues solo un segmento muy específico de la población adquiere estos ingresos. El Gobierno le ha otorgado el rol de establecer los salarios al mercado y, por lo tanto, a los privados.

De acuerdo con los estudios del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) con colaboración de Anova, el salario promedio del sector privado en Venezuela se ubica en $119,5 mensuales. Esta media está constituida por los $107,4 que perciben los obreros no especializados, los $175,7 de los profesionales o técnicos y los $261,4 que ganan los gerentes. Tomando en cuenta el salario más alto de esta media, el de los cargos gerenciales, la remuneración mensual cubriría apenas el 24,7% de la cuota mensual a cancelar para adquirir el vehículo de Hyundai.

Por si fuera poco, estos bajos ingresos están dedicados, casi en su totalidad, a la cobertura de necesidades básicas. Incluso el promedio salarial más alto es insuficiente para cubrir la Canasta Alimentaria Familiar, que se ubica en $392 según los datos del OVF. Al sumar el pago de servicios, ropa y calzado, vivienda, y recreación, el dinero restante —si queda algo— hace aún más inviable la adquisición de un vehículo.

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