Sobrinos de Cilia Flores conspiraban desde mayo 2015 para traficar droga a EE UU
Con información de El Nacional
Un documento sometido por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York al tribunal dice que Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas empezaron la conspiración por la cual fueron juzgados en los Estados Unidos desde mayo de 2015. Es la primera vez desde que el caso es público que el gobierno señala esa fecha como inicio de las diligencia de los dos acusados para tramitar los envíos de drogas desde Caracas a Honduras para luego ser llevado a Estados Unidos.
En el documento se lee que los acusados se unieron a la conspiración para importar cocaína a los Estados Unidos desde el segundo cuatrimestre de 2015, al destacar que los argumentos hechos por la defensa para quitarle fuerza a las evidencias presentadas por la fiscalía no tienen mérito alguno.
Recuerda el fiscal que los argumentos presentados por la defensa para solicitarle a la corte un nuevo juicio fueron los mismos que hicieron en el juicio y que todos fueron rechazados por el jurado por buenas razones.
Sostiene la Fiscalía que las alegaciones de los acusados son frívolas cuando se consideran contra el peso de las pruebas presentadas en el juicio.
La evidencia demostró que los acusados se unieron a la conspiración junto con otros, como miembros de la Organización Sombrero, Pepe, Gocho, Daza, Soto y Carlos González, para violar la Sección 963, advierte el documento del fiscal.
Señala además que solamente al enfocarse en el acuerdo de los acusados tenían con cada uno de los co-conspiradores es una razón suficiente para ser condenados. Con esos elementos nada más, el jurado podía inferir que los acusados estaban trabajando juntos, ya en mayo de 2015, para armar a sus equipos de seguridad en preparación para obtener todo lo necesario para proceder con los envíos de grandes cargas de cocaína.
Recuerdan que Campo Flores ya había solicitado una «Mini uzi», un «rifle» y estaba procurando «silenciador». Asimismo, Campo Flores había expresado en esa época su preocupación por las huellas dactilares en las armas.
Asimismo, para ese tiempo Campo había informando a Flores que la «Mini uzi» no fue introducida de contrabando en Venezuela.
El fiscal asegura que existe jurisprudencia relacionada con casos en que las armas de fuego son admisibles como evidencia directa en los casos de narcóticos como instrumentos del oficio.
Al menos hasta agosto de 2015, los acusados estaban trabajando con «Pepe» y miembros de la Organización Sombrero para enviar varias toneladas de cocaína desde Venezuela a los Estados Unidos. El 3 de octubre de 2015, los acusados viajaron a Honduras para reunirse con Daza y «El Sentado» para discutir el negocio de tráfico de cocaína, y recibieron a los presuntos jefes de El Sentado (CS-1 y CS-2) para tres reuniones en Caracas poco después. Esos elementos, dice son suficientes para demostrar la culpabilidad de los dos hombres del delito por el cual serán condenados.
Durante la reunión del 23 de octubre, Campo describió a Flores como su compañero. Los acusados usaron esas reuniones para resolver los detalles del envío de cocaína a Honduras y dar detalles de sus experiencia en la industria del narcotráfico.
La Fiscalía rechazó nuevamente el argumento presentado por la defensa según el cual el kilogramo de cocaína que trajeron a la reunión del 27 de octubre en Caracas no era cocaína.
También se opone al hecho que los acusados argumentaron en el juicio que las armas que estaban en las fotografías extraídas de los teléfonos de los dos hombres «eran armas de Paintball Pellets las llamadas armas «Airsoft «.
No hay evidencia que respalde esa afirmación que no sea una fotografía sin fecha de Barroeta con lo que el abogado defensor afirmó (sin una base probatoria) que era «un equipo de personas del equipo de paintball y la bandera venezolana.»
Igualmente se menciona en este punto el testimonio hecho frente al jurado de Daniel Ogden, quien sirvió en los Marines durante seis años y ha trabajando con agente que aplica de la ley durante 22 años. El agente de la DEA testificó que las fotografías parecían representar armas de fuego reales.
Las solicitudes de Campo para una «Mini uzi» y un «rifle», junto con las preocupaciones de Barroeta sobre dejar huellas dactilares en las armas y viajar con ellas, apoyan firmemente la evaluación del agente Ogden.
El documento hace referencia a que a principios de noviembre de 2015, Campo Flores y Flores de Freitas demostraron su mutuo acuerdo y compromiso con el plan que discutieron en Caracas para intentar en dos oportunidades enviar pilotos a Honduras para finalizar la logística para llevar la cocaína al aeropuerto de Roatán.
Cuando los esfuerzos de enviar a los pilotos fracasaron, el 6 de noviembre de 2015, el propio Flores de Freitas viajó a San Pedro Sula y acordó en nombre de los acusados enviar el envío de cocaína a Honduras el 15 de noviembre de 2015, llegando aproximadamente entre las 16:30 y las 17:20 horas. De hecho, Flores de Freitas llegó a preguntar cuándo los acusados podrían enviar el segundo cargamento de cocaína.
Recuerda además que los acusados viajaron a Haití juntos el 10 de noviembre 2015 esperando recoger millones de dólares, algunos de los cuales planeaban usar para financiar el envío de cocaína.
Cuando los acusados fueron arrestados, ambos admitieron que estaban de acuerdo -incluyendo unos con otros- para enviar la cocaína a Honduras, y que CS-1 les había dicho que la cocaína estaba destinada a los Estados Unidos. Con base en esta evidencia, incluyendo la totalidad de las declaraciones de los acusados en las grabaciones y en la DEA, quedó más que demostrado que Campo Flores y Flores de Freitas son culpables de conspirar para traficar y distribuir al menos 800 kilos de cocaína desde Venezuela hasta los Estados Unidos.