» Sin Dios no hay reconciliación ni paz»
Fuente: El Nacional
En la celebración de Semana Santa monseñor Diego Padrón pidió paciencia, pero no resignación. Monseñor Baltazar Porras instó a respetar la autonomía de los poderes. El obispo Jesús González de Zárate sugirió un examen de conciencia
Al analizar la situación del país en esta Semana Santa monseñor Diego Padrón, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, expresó preocupación por la angustia que padecen los venezolanos cada día debido a la crisis política, económica y social: “Estamos estancados políticamente y las trabas hacen que las cosas marchen peor”.
Reconoció que en el Parlamento se han dado algunos pasos para superar la crisis y admitió que el gobierno ha tomado ciertas medidas en los últimos días, pero las considera insuficientes.
Ante esa realidad pidió a los ciudadanos cultivar la paciencia con el apoyo de la Iglesia Católica. “Debemos estar claros en que a la Asamblea no le corresponde resolver los problemas económicos, lo que tiene que hacer es promover las leyes que faciliten el control de los recursos del Estado y que impulsen al Ejecutivo a tomar medidas que favorezcan el mejoramiento social y económico”, expresó.
Al Ejecutivo le pidió hacer un esfuerzo por entender y atender la crisis, pues a su juicio los venezolanos no pueden esperar más. “Hay que buscar soluciones eficaces y no negar el problema, que es lo que normalmente sucede; el gobierno siempre busca un chivo expiatorio con la supuesta guerra económica”, señaló.
La Iglesia, aseveró, siempre estará dispuesta a participar en un proceso de diálogo para que quienes tienen la dirección del país se sienten a resolverlo. “Pero debe haber voluntad de querer salir de esta situación. El gobierno solo no puede, la Asamblea sola tampoco”, aclaró.
Padrón aseguró que la Iglesia acompañará al pueblo en este momento difícil e invitó a los ciudadanos a demostrar conductas de apertura, serenidad y tranquilidad para superarlo.
“Con la ayuda de Dios se pueden encontrar caminos, sin Dios no hay reconciliación y paz. No quisiéramos que la situación vaya a terminar en violencia”, dijo.
Sobre el aumento de las protestas para exigir medicinas, alimentos y servicios básicos como agua y electricidad, aclaró que la paciencia que solicita al país no es resignación o que no se manifieste, porque es un derecho, pero pidió entender que la situación no se resolverá de un día para otro. “No están los recursos, es la realidad. Hay que tener un ánimo firme para tolerar, pero tener una actitud positiva, evitar la desesperación y la violencia”, agregó.
“El gobierno no puede tomar medidas solo”
Monseñor Baltazar Porras no puede desligar el drama que vivió Jesús –“la condena de un inocente”– de la situación que atraviesa el país, porque el pueblo vive en una eterna contradicción de lo que puede ser mejor y no lo es.
“Es propicio aprovechar la Semana Mayor para entender que es necesario el reencuentro entre unos y otros. No se trata de que uno muera por el pueblo, como lo hizo Jesús, sino que todo el pueblo viva para el bien de todos. Que nos escuchemos y asumamos la realidad del país, que atraviesa un momento difícil, y entendamos que el bienestar solo se logrará en fraternidad. Es el camino a la resurrección, que nos llene de misericordia”, expresó.
La sensatez, aseveró, debe estar por encima de intereses mezquinos en un momento tan delicado, y no se puede pretender eliminar al que piensa distinto. “Dios quiera que la Semana Santa no sea un paréntesis en la vida cotidiana, sino un momento para asumir con coraje y respeto lo que significa la vida en plenitud, el ejemplo de Jesús”.
Al gobierno le pidió respetar la autonomía de los poderes públicos, como paso necesario para encontrar soluciones que favorezcan a todos y permitan solucionar la crisis.
“Es necesario que todos los sectores participen en la solución de la crisis; el gobierno no puede tomar medidas por su cuenta ni los sectores económicos tampoco, tenemos que sentarnos en una misma mesa, compartir criterios por la convergencia”, señaló.
La Iglesia, agregó, siempre estará dispuesta a acompañar a quienes tienen las riendas del país en un eventual diálogo.
“En este momento tan difícil estamos al lado de todos, sufrimos la necesidad de medicinas, hay muertes, amputaciones, enfermedades que pudieran evitarse. Las afirmaciones del gobierno de que aquí no hace falta nada constituyen un pecado. Lo mismo ocurre con los alimentos y la seguridad, hay que buscar soluciones para todos sin condenar a unos u otros. Hay que luchar para que no se oculte ningún mal y la vida esté siempre adelante”.
La masacre de Tumeremo, aseveró, debe constituir un alerta de que hay que sentarse a solucionar los problemas: “Porque sean unos mineros en el sur del país parece que no importa la masacre, parece que no importa el sufrimiento de una familia que se considera marginal. Eso es una barbaridad”.
“La principal crisis es de valores”
El obispo auxiliar de Caracas, Jesús González de Zárate, lamenta que en Venezuela se haya perdido el respeto por la solidaridad, la justicia y la verdad. “La principal crisis es de valores”, dijo.
“Lo que está en el trasfondo es el alejamiento de Dios. A pesar de que se confiesan católicas, muchas personas viven alejadas de los valores de su fe y eso se refleja en las situaciones que atraviesa el país”, expresó el ex secretario general de la Conferencia Episcopal Venezolana.
Afirmó que los venezolanos viven una inquietud e incertidumbre generalizada: “Estamos en una crisis económica, social y política que se manifiesta principalmente en la violencia generalizada y en la inseguridad, como se observa a diario en la prensa nacional, pero además hay incertidumbre en el terreno de lo político”.
Lamentó asimismo que haya cambiado la percepción sobre el valor de la vida, que muchas personas se hayan dejado arrastrar por el crimen y ahora sean capaces de arrebatar la humanidad a otras. “Eso no puede seguir ocurriendo”, manifestó.
A propósito de la Semana Santa invitó a los ciudadanos al reencuentro con la fe. “Por encima de las dificultades está la fe y esta nos ayuda a salir adelante y descubrir que debemos apártanos de las situaciones que llevaron a la muerte de Jesucristo, como la inmoralidad, la falta de solidaridad, los crímenes y la desconfianza en Dios”, agregó.
A los ciudadanos les pidió denunciar y rechazar el mal en cualquiera de sus formas, especialmente el mal que se ha institucionalizado en el olvido de Dios.
A los poderes Ejecutivo y Legislativo, que desde el inicio del año han demostrado marcadas diferencias políticas, los invitó a un examen de conciencia: “Vamos a ponernos delante de Dios y revisar nuestras responsabilidades, debemos analizar y empezar a preguntarnos a nosotros mismos si estamos cumpliendo con nuestras funciones para dar respuesta a los asuntos de carácter nacional”.
Pero a los ciudadanos los invitó a hacer otro tanto: “¿Los venezolanos estamos cumpliendo con nuestros deberes ciudadanos?, ¿los educadores realizan su labor de corazón?, ¿los trabajadores ponen lo mejor de sí?, ¿estamos desempeñándonos bajo los principios de la equidad, justicia y transparencia?”, preguntó