Sigourney Weaver comparte confidencias antes de los Goya
EFE/FotoReferencial
Sigourney Weaver compartió confidencias con 400 ‘fans’ que lograron una entrada para conversar con ella en el teatro Carrión de la ciudad española de Valladolid (centro de España), donde este sábado se entregarán los Premios Goya, los máximos galardones del cine español.
La actriz estadounidense, que recibirá el Goya de Honor internacional, confesó a sus seguidores que el tiempo que pasa entre rodaje y rodaje lo ‘atesora’ para vivir la vida y disfrutar con su marido, el mismo de hace 40 años.
«Me encanta mi trabajo y la intensidad que me requiere, porque mientras lo haces, no puedes pensar en otra cosa, pero también veo necesario tener tiempos de ‘barbecho’ para poder preparar lo siguiente y corro de vuelta a mi vida ordinaria e intento disfrutar de Jim, mi marido que está ahí», dijo señalando el patio de butacas.
Con la actriz Leonor Watling como anfitriona, Weaver fue recibida con un aplauso enorme que agradeció con la mano en el corazón, haciendo gala de una elegancia natural que resaltaba su altura, pantalón y camisa negra y una chaqueta larga de seda de fondo negro y llamativos dibujos rojos, que le favorecían mucho, igual que sus gafas de fino metal dorado.
La intérprete contó que casi aprendió a ser madre con los bebés gorilas para rodar la película ‘Gorilas en la niebla’ (1986), «se subían, me abrazaban y se me hacían pis encima, en fin», dijo entre risas, y cómo, siendo meritoria en un teatro donde Ingrid Bergman era la actriz principal, se colocaba junto a ella para medirse la altura, «y ella siempre decía que yo era más alta».
Weaver explicó que preparaba igual un personaje físico como otro que tuviera que ser tratado después con imágenes digitales (CGI), como es el caso de las cintas de ‘Avatar’, pero que para hacer ‘Alien’, «afortunadamente trabajaba con Tom, un compañero vestido de alien, que me permitió percibirlo más».
Le encanta la ciencia ficción, porque le une al público joven, aunque también defiende su trabajo en comedias como ‘Cazafantasmas’.
«En una carrera como la mía tienes que hacer todos esos papeles, pero es que yo me siento muy feliz de haberlos hecho», dijo.
También da «gracias a Dios» por el cambio que han experimentado en los últimos diez años los papeles femeninos en el cine. «Yo solo recibía guiones con mujeres maduras caricaturizadas», protestó.
«Antes, las películas estaban pensadas y dirigidas a un público de hombres jóvenes de 18 a 31 años, pero afortunadamente hemos ido comprendiendo y ampliando el espectro de la audiencia e incluyendo historias de y para mujeres», consideró la protagonista de la serie ‘Las flores perdidas de Alice Hart’, una de las pocas en las que la actriz ha querido participar.
Weaver mencionó en ese sentido el cine de Pedro Almodóvar, como inspiración de ese cambio, y valoró a los dos directores españoles con los que ha trabajado, Rodrigo Cortés, en ‘Luces Rojas’ y J.A. Bayona, en ‘Un monstruo viene a verme’.
También indicó que fue de vocación tardía, porque sus profesores la desanimaron en cuanto a su talento para actuar, y que consideró ser periodista o coreógrafa. «Pero aquí estamos», dijo sonriendo a un público que le dedicó varios minutos de aplausos en una cariñosa despedida que ella, de nuevo, agradeció con la mano en el corazón. EFE
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