¿Será capaz EEUU de frenar el asalto de China al trono de la economía mundial? ¿Cuál será el papel de Europa?
Un análisis socio-económico del consultor, analista internacional y empresario Javier Ospina Baraya.
Desde hace años, los gurús internacionales pronostican que China se transformará en la principal potencia mundial más temprano que tarde, y si bien todo parecía indicar que la crisis económica internacional desatada por el coronavirus no había hecho más que anticipar esas circunstancias, recientes informes ponen en duda la verdadera capacidad del gigante asiático.
En primera instancia, nos encontramos con que los datos correspondientes al segundo trimestre del año indican que, por primera vez en tres décadas, se ha revertido la tendencia que acercaba, lenta pero constantemente, a la economía china a la norteamericana.
Y a eso tenemos que sumarle una serie de indicios que permiten suponer que este nuevo escenario podría mantenerse durante varios trimestres más, probablemente alentado por la delicada situación financiera del mayor promotor inmobiliario chino, Evergrande Group.
CHINA DETIENE SU CRECIMIENTO
Y si bien uno podría pensar que los Estados Unidos están comenzando a ver la luz al final del túnel, en realidad los norteamericanos atraviesan el mismo crecimiento post pandémico que la mayoría de los países alrededor del mundo. Se puede afirmar entonces, que China ha detenido el crecimiento justo cuando las demás naciones parecen estar recuperando la senda alcista tras la Covid-19.
Esta inoportuna desaceleración para la economía china, al menos para sus intereses, está basada en un menor incremento de la producción nacional sobre el esperado, y también a que el repunte de las finanzas del gigante asiático se inició mucho antes que la de casi todo occidente.
Y no nos referimos a cifras aisladas ni mucho menos, porque China experimenta su ya quinto mes consecutivo de desaceleración, un amago de recesión que nadie esperaba, y que plantea serias dudas sobre la capacidad de los chinos de acometer el asalto final al trono de la economía mundial.
Portales como Bloomberg y Reuters analizaban la pasadas semanas el complejo panorama al que se enfrentan los chinos, y particularmente el primero de ellos se mostraba escéptico acerca de sus posibilidades, calificando el conjunto del asunto Evergrande como una “pesadilla incontrolable”.
ESTADOS UNIDOS, CON VENTAJA A CORTO PLAZO
Claro está que las distintas decisiones tomadas para controlar la pandemia tuvieron una evidente influencia sobre la respuesta de esos pueblos, y esto resulta medible tanto en víctimas humanas, como así también en potencial de mejoría a corto plazo.
Y es que aunque la economía estadounidense necesitó de más tiempo para comenzar a andar de nuevo, las autoridades locales invirtieron muchos más recursos en este proceso, con una serie de estímulos fiscales y tasas de interés cercanas a cero, que vislumbran una nueva realidad.
Expertos de Moody’s Analytics ya advertían en abril que estas facilidades que los Estados Unidos brindaron a sus ciudadanos representan un ahorro, para los ciudadanos, de 2.600 millones de dólares. Es decir, ingentes cantidades de dinero fresco directo al mercado interno.
Los mismos especialistas aseguran, a partir de esa hipótesis, que los norteamericanos pueden estar confiados en crecer por encima de China durante, al menos, cinco trimestres consecutivos.
CHINA PODRÍA TOMAR LA DELANTERA ENTRE EL 2030 Y 2040
Más allá de todo lo anterior, no podemos hacer una lectura equivocada de las señales que arroja el mercado: China sigue siendo favorita para transformarse en la primera economía internacional.
Mientras los analistas de Moody’s calculan, con estos nuevos datos en mano, que la situación tornará a favor de los asiáticos alrededor del año 2038, los investigadores de Oxford Economics son más audaces en sus previsiones, citando este hito histórico para el año 2030, o incluso antes.
Con un trabajo de medio siglo que ha ido dando sus frutos, China tiene determinados obstáculos con los que tendrá que lidiar si pretende sobrepasar a los Estados Unidos en la cima del escalafón pero, posiblemente, el que más preocupa a Xi Jinping es el envejecimiento de la población, que dio su máximo “rendimiento” en 2014. Desde entonces, la fuerza laboral china se ha reducido.
Otros expertos apuntan a varios elementos más que podrían retrasar el camino ascendente del gigante asiático, como la represión sobre el sector privado y los mayores costes de la deuda pública.
Por su lado, Joe Biden y los norteamericanos no están exentos de tener sus preocupaciones, atadas al sistema político en una división entre demócratas y republicanos que parece no tener retorno, y exhibiendo una fuerte inflación -para sus parámetros- sufrida por el habitante promedio.
¿CUÁL ES EL PAPEL DE EUROPA EN ESTE CONTEXTO?
Llegados a este punto más de un lector se preguntará cuál es el papel de Europa, y una buena pista en este sentido tuvimos durante la cumbre informal que reunió a los 27 Estados miembros de la Unión Europea y otros que aspiran a serlo, y en la que se debatió sobre estas cuestiones candentes.
Dado que aunque en apariencia se trata de una discusión teórica, pero que tendrá fuertes implicaciones en la práctica de quienes la integran, la Unión Europea busca hallar su sitio en la dicotomía entre estas dos superpotencias mundiales, que casi obligan a tomar posición a quienes quedan fuera del círculo.
Como primer bloque económico del planeta, los representantes de estos Estados coincidieron en que es necesario ser menos dependientes tanto de los Estados Unidos como de China y que, en todo caso, deben acometerse las políticas que redunden en ese continente “emancipado”.
Mientras la parte oriental de Europa cree que hay que mantener el apoyo a los norteamericanos, y Bruselas y París insisten en este concepto de independencia, casi todos acuerdan en que no es posible enfrentarse abiertamente a China, como en el pasado y como le gustaría a Biden.
Atendiendo a los profundos cambios geopolíticos de los que somos testigos, y sin decantarse al 100% por los Estados Unidos ni por China, Europa podría asomar entonces como una tercera superpotencia, una soberana en materia de energía, desarrollo digital, industria y comercio.
Claro que los norteamericanos, que aún tienen viejos y buenos amigos en esta parte del mundo, harán todo lo posible por sostener la dependencia europea, conscientes de que en esa alianza guardan las esperanzas de no ser superados por China antes de la mitad de este siglo.
*Sobre Javier Ospina Baraya
Javier Ospina Baraya es consultor y analista internacional. Licenciado en Administración y Finanzas en Miami, maestría en Administración de Puertos en Hamburgo y máster en Comercio Exterior en Madrid, actualmente es responsable de la empresa Dezvoltare Management and Consulting, caracterizada por ser una consultora enfocada al mercado inmobiliario que busca aportar valor en lo social y ambiental. La consultora ha sido reconocida por ser una de las empresas más comprometidas con su entorno y su vocación hacia el bien común y responsable.