Sensor deformado falló en lanzamiento de Soyuz
EFE
Un sensor de contacto que se deformó durante el ensamblaje del cohete Soyuz-FG en el cosmódromo de Baikonur fue la causa del fallo en el lanzamiento de la nave tripulada rusa Soyuz MS-10 el 11 de octubre pasado, informó hoy la comisión investigadora del accidente.
«La causa de la separación no programada (de la primera y segunda etapa del cohete) fue que no se abrió la tapa de la tobera de alejamiento del tanque con oxidante del bloque D debido a una deformación de la barra del sensor de contacto», dijo en rueda de prensa el jefe de la comisión investigadora, Oleg Skorobogátov.
Como consecuencia del fallo, agregó, el bloque «golpeó el tanque con combustible, lo que provocó su rotura y pérdida de hermetismo».
«Las perturbaciones condujeron a la pérdida de estabilidad y provocaron el comando para el apagado de emergencia de motores en el segundo 121 y, como consecuencia, la interrupción del vuelo», explicó Skorobagátov a los medios en el Centro de Control de Vuelos Espaciales de Rusia.
Agregó que los especialistas establecieron «sin margen de duda» que el dispositivo causante de la avería no presentaba defectos de fábrica.
«Excluimos también que el sensor pueda haberse dañado al caer. Se estableció sin margen de duda que el único lugar en que ello pudo ocurrir fue durante el ensamblaje en Baikonur», insistió Skorobagátov, que compareció ante los medios acompañado de varios miembros de la comisión investigadora.
Destacó la fiabilidad de los cohetes Soyuz, ya que sólo 90 de sus 1.839 lanzamientos, es decir, menos del 5 por ciento, han resultado fallidos, e indicó que cada avería es una «puñalada por la espalda» para la industria espacial rusa.
Skorobogátov señaló que la comisión investigadora de Roscosmos, la agencia espacial rusa, recomendó revisar otros dos cohetes Soyuz ya ensamblados, uno de los cuales se encuentra en Baikonur y el otro en el centro espacial de Kourou (Guayana).
«Se trata de una revisión adicional, no de que haya sospechas de defectos», precisó poco después la oficina de prensa de la agencia espacial rusa.
Por su parte, Dmitri Baránov, director general de RKTs Progress, fabricante de cohetes y aparatos espaciales, indicó que los especialistas que ensamblan los portadores serán examinados adicionalmente para comprobar su idoneidad profesional, aunque recalcó que se trata de «personal con suficiente experiencia».
Agregó que también se modificará el proceso de videosupervisión del proceso de ensamblaje de los cohetes, mediante la instalación de nuevos puestos de captación de imágenes.
A pregunta de un periodista acerca de si se consiguió identificar al responsable o responsables de la deformación del sensor causante de la avería, el subdirector de Roscosmos, Alexandr Lopatin, replicó que no es labor de la comisión investigadora establecer responsabilidades personales.
«De estos aspectos se ocupan los respectivos órganos judiciales (…) Nosotros examinamos el lado técnico de la avería, pero, naturalmente, cada avería tiene nombre y apellido», dijo Lopatin.
El lanzamiento fallido de la Soyuz MS-10 se saldó sin víctimas: sus dos tripulantes, el cosmonauta Alexéi Ovchinin y el astronauta de la agencia espacial estadounidense NASA Nick Hague, salvaron la vida gracias al sistema automático de evacuación de emergencia con que está dotada la nave.
La cápsula recuperable, en las que se encontraban Ovchinin y Hague, se eyectó al activarse el sistema de emergencia y aterrizó a unos 25 kilómetros de la ciudad de Zhezkazgán (Kazajistán).
La Soyuz MS-10 debía acoplarse a la Estación Espacial Internacional (EEI) y sus dos tripulantes, sumarse a la tripulación de la plataforma.
La avería obligó a adelantar ligeramente el próximo vuelo de una nave Soyuz a la EEI.
El director ejecutivo de vuelos tripulados de Roscosmos, Serguéi Krikaliov, anunció este miércoles que la Soyuz MS-11 será lanzada el 3 de diciembre próximo.
A bordo de esa nave viajarán a la EEI el ruso Oleg Kononenko, el canadiense David Saint-Jacques y la estadounidense Anne McLain.