Seguidores esperan a Rosalía en México al margen de disputas políticas
EFE
Miles de seguidores apasionados esperan en el Zócalo de la capital mexicana desde primera hora de la mañana a la cantante española Rosalía, quien ofrecerá este viernes un concierto gratuito, sin importarles la polémica política que ha precedido al espectáculo musical.
A las 10.00 hora local (18.00 GMT), los espacios frente al escenario estaban ya a rebosar: apenas se podían adivinar las cabezas de los fanáticos bajo los paraguas y sombrillas con los que se protegían del sofocante calor en la icónica plaza de la capital mexicana, que no cuenta con una sola sombra.
Pese a la expectación que ha causado una de las cantantes de habla hispana más aclamadas de la actualidad, el concierto ha estado rodeado por controversias políticas, pues la jefa de Gobierno de la capital , Claudia Sheinbaum, fue acusada por la oposición de «derrochar» más de un millón de dólares y emplear el evento con fines electorales.
No obstante, la promotora Ocesa emitió este jueves un comunicado explicando que Rosalía ofrecerá el concierto «sin ningún tipo de beneficio económico».
Las personas consultadas por EFE, aunque sí compartieron estar al tanto de las controversias, aseguraron que lo primordial para ellos es disfrutar del concierto de la artista conocida como la Motomami.
«Vine desde Puebla solo para ver a mi Motomami. Vengo sola y estoy lista para llorar y cantar. Es súper histórico que venga gratis», dijo Ivana Rodríguez, de 25 años y quien lleva desde las 8.00 soportando el calor del Zócalo.
Rodríguez, bailarina de profesión, consideró importante que la gente tenga acceso al arte de forma gratuita y que, independientemente del costo que haya tenido el evento, «se va a desquitar» disfrutando.
Para Gabriel García y Bertín Jiménez, jóvenes naturales de la capital, todo el dinero destinado a la logística del concierto -que la oposición calcula en 500.000 dólares- estaría mejor invertido en el mantenimiento del metro o en servicios sociales.
«Nos enoja que el Gobierno monte un show para desviar la atención, pero nosotros venimos a apoyar a Rosalía, ella no tiene nada que ver», dijo García.
Carlos Urbano, capitalino de 23 años, difirió con ellos, pues cree primordial llenar la ciudad «de cultura y conocimiento».
«Llevamos casi un año sin una línea muy importante de metro (la 1) y nos cuesta llegar a algunas partes, pero prefiero poner la cultura por delante», subrayó.
Un arma electoral
Sheinbaum también fue criticada por sus contrincantes políticos al considerar que la organización del concierto tiene un trasfondo electoral, dado que busca presentarse a la presidencia por el partido oficialista Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
«Todo en la vida es política y estrategia», expuso Rodríguez. Aunque cree que Sheinbaum puede obtener un rédito electoral del evento, aseguró no será con su voto.
Urbano, de la misma opinión, consideró que el movimiento de Sheinbaum va dirigido a la juventud, una parte importante tanto de los fanáticos de Rosalía como del padrón electoral.
«La cultura, cuando es bien servida, sí da votos», remarcó.
García y Jiménez, de 16 y 17 años respectivamente, admitieron que esta clase de eventos puede tener una influencia en el candidato por el que apuesten los de su generación.
¿Récord de asistencia?
El furor que despierta la cantante natural de Barcelona y sus coreadísimos «Despechá», «Bizcochito» o «Malamente», sumado al despliegue de numerosas pantallas en las calles aledañas al Zócalo, abren la posibilidad de que bata el récord de asistencia a un concierto gratuito en la histórica plaza.
La cifra más alta la registró el popular Grupo Firme el pasado septiembre con cerca de 280.000 espectadores, más de lo que consiguieron figuras como Paul McCartney, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Roger Waters o Manu Chao.
«Se va a poner hasta el garete, va a ser buena fiesta y esperan que se atasque bastante. Yo creo que sí superará el récord», aseveró Urbano.
Rodríguez, por su parte, cree que las dos recientes actuaciones de Rosalía en Ciudad de México pueden rebajar las expectativas.
A varias horas del esperado concierto y obviando a los miles de fanáticos, el Zócalo mantiene su típico trasiego: sus joyerías, sus restaurantes con balcones con vistas privilegiadas y sus turistas disparando las cámaras de fotos.
Incluso algún despistado, ajeno a uno de los eventos culturales de lo que va de año. «¿Qué está pasando aquí?, ¿qué hay?», preguntaba un hombre de unos 60 años.
Al recibir una explicación, espetó: «¿Y esa Rosalía quién es?, ¿es famosa?».
A su alrededor, cientos de jóvenes dispuestos a esperar más de 10 horas bajo el sol con tal de ver de cerca a su ídolo gratis le daban la respuesta. EFE
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