Verdades y mentiras del chupón
Verdades y mentiras del chupón
- Limpiar el chupete con la saliva de los padres disminuye su riesgo de alergias
- Tanto el uso como la limpieza del chupete genera gran debate
- Por un lado, calma el llanto y ayuda a conciliar el sueño
- Sin embargo, su uso prolongado está relacionado con problemas dentales
- Los expertos recomiendan quitar el chupete al año. Sin castigos y con calma
Lo hacían muchas abuelas y, ahora, también muchas mujeres de la nueva generación de madres. Chupar el chupete (valga la redundancia) para limpiarlo es uno de esos consejos ancestrales que sobrevive al paso de los años. Y dadas las nuevas evidencias, no es para menos. Según un estudio publicado en la revista ‘Pediatrics’, esta forma de quitar la suciedad al chupete podría proteger a los pequeños del asma, los eccemas y otras reacciones alérgicas.
Durante mucho tiempo, los expertos optaban por no recomendar esta maniobra y advertían que el contacto de la saliva de los padres con la de los niños a través de cualquier utensilio podría transmitirle gérmenes que consideraban ‘dañinos’. Sin embargo, tal y como resume el artículo, son precisamente estos microorganismos los que hacen que el sistema inmunológico del bebé se refuerce y aprenda a atacar a los agentes que realmente resulten perjudiciales para su salud.
Ni el agua, ni el jabón ni el esterilizador. Sólo la saliva de los padres consigue este efecto sobre los niños, pero no siempre, advierten los responsables del estudio, un grupo de expertos de la Universidad de Göteborg (Suecia). Hay excepciones: cuando los padres no tienen una higiene bucal adecuada, están resfriados o fuman. En estos casos, está totalmente desaconsejado. «Se trata de que tengan contacto con las bacterias que estimulan sus defensas, no con las infecciones que puedan transmitirles sus progenitores», puntualiza Marcel Íbero, jefe de la Unidad de Alergias del Hospital de Terrassa (Barcelona). Es lo que se conoce como la teoría de la higiene, «que afirma que un exceso de ésta puede facilitar el hecho de que se produzcan más problemas de alergia».
La investigación se centró en la evolución clínica de 180 niños desde su nacimiento. Un pediatra experto en alergias les hacía revisiones de forma regular durante los primeros 18 meses de vida. Aquellos que utilizaban chupetes ‘lavados’ con la boca de sus padres tenían un riesgo «significativamente menor (casi la mitad) de desarrollar estas alteraciones». Sus análisis de sangre mostraban niveles más bajos de un tipo de célula inmune asociada con las alergias y su saliva mostraba un cambio en el patrón de los microbios de la boca.
Sin embargo, hay colectivos que no están muy de acuerdo con esta práctica de limpieza. Es el caso del Consejo General de Colegios de Dentistas, quienes indican que limpiar con saliva el chupete o usar la misma cuchara para probar la comida podría contagiar las caries a los bebés. Tal y como reconocen ellos mismos, «no hay evidencia científica» sobre esta asociación y lo mismo recuerdan tanto el especialista en alergias como la pediatra María José Rivero, del Hospital de Fuenlabrada de Madrid. Lo que sí está demostrado es que «el uso del chupete de forma exagerada hace que se eleve el paladar y se deforme el arco dental».
Pros y contras
El chupete, tanto por su uso como por su limpieza, genera gran debate. Como resume un estudio publicado en ‘Anales de Pediatría’, este objeto infantil tiene un efecto analgésico: «calma el llanto del bebé, ayuda a conciliar el sueño y reduce el estrés y el dolor en procedimientos desagradables». Incluso hay trabajos que apuntan que reduce el riesgo de muerte súbita.
Sin embargo, también se habla de algunos contras. «Su uso está relacionado con una menor duración de la lactancia materna, aumento de otitis media, problemas dentales y riesgo de accidentes», señalan los autores de la investigación española (una revisión de la literatura científica disponible hasta 2010), de la Asociación Española de Pediatría.
No hay una directriz clara. Los padres y el pequeño tendrán la última palabra respecto al uso del chupete. Si se le ofrece, la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda que en los niños alimentados con pecho, se posponga hasta el primer mes de edad, para lograr que la lactancia materna se establezca adecuadamente. Y para evitar los problemas dentales, la AAP aconseja retirar el chupete al año.
Y aquí viene la siguiente pregunta: ¿Cómo quitarle el chupete? La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria considera que ya en la segunda mitad del primer año conviene ir reduciendo el uso del chupete y limitarlo a situaciones de estrés y para dormir. Ni los castigos ni las medidas humillantes o las burlas favorecen este proceso. «Lo mejor es negociar con ellos y explicarles las consecuencias del uso prolongado del chupete», argumenta la pediatra Rivero. Establecer retos para dejar de utilizarlo. La clave está en no obsesionarse ni impacientarse.
Fuente: elmundo.es