Pérez Vivas: Autoritarismo de Vielma Mora ha disparado crisis en el Táchira - 800Noticias
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Caracas.- Para el exgobernador del Táchira, César Pérez Vivas, la visión militarista y autoritaria que caracteriza al capitán Vilma Mora, actual gobernador de la entiad, ha generado una ola de irritación en el pueblo tachirense, y ha convocado con mayor fuerza a nuestro pueblo a la protesta. Su conducta arbitraria ha disparado la crisis.
A través de una carta, Pérez Vivas indicó que las permanentes contradicciones del Gobernador, disimulando la protesta, para esconder el malestar de nuestra gente, «llevan a más personas a la calle; y hace que muchos ciudadanos deseen hacerse sentir con más fuerza». 

«El capitán represor carga con fuerza contra un pueblo desarmado, y tolera la presencia de los llamados colectivos armados, para intimidar y agredir a los ciudadanos que reclaman con fuerza, la falta de gas doméstico, alimentos y medicinas. La conducta gorilesca de Vielma Mora tiene vieja data. Como jefe del Seniat, ejerció la autoridad con el garrote en la mano, usando la Guardia Nacional, para perseguir a las personas que dedican su vida al comercio y la industria. Su «éxito» cobrando los impuestos fue la represión».

A continuación carta completa

La visión militarista y autoritaria que caracteriza al Capitán Vilma Mora ha generado una ola de irritación en el pueblo tachirense, y ha convocado con mayor fuerza a nuestro pueblo a la protesta. Su conducta arbitraria ha disparado la crisis.

Sus permanentes contradicciones, disimulando la protesta, para esconder el malestar de nuestra gente, llevan a más personas a la calle; y hace que muchos ciudadanos deseen hacerse sentir con más fuerza. 

El capitán represor carga con fuerza contra un pueblo desarmado, y tolera la presencia de los llamados colectivos armados, para intimidar y agredir a los ciudadanos que reclaman con fuerza, la falta de gas doméstico, alimentos y medicinas.

La conducta gorilesca de Vielma Mora tiene vieja data. Como jefe del Seniat, ejerció la autoridad con el garrote en la mano, usando la Guardia Nacional, para perseguir a las personas que dedican su vida al comercio y la industria. Su «éxito» cobrando los impuestos fue la represión.

Sus primeros actos como gobernador, fueron una represión brutal contra estudiantes de la Universidad Católica del Táchira hace ya un año. Luego empezó una política de persecución contra las familias que hacían uso de las remesas establecidas por Cadivi. Sin ser materia de su competencia, a los fines de evaluar la legalidad o no de las solicitudes. Dedicó su tiempo a perseguir a los trabajadores de la Gobernación del Táchira que hacían solicitud de divisas para remesas familiares. Por esa vía logró sacar a cientos de personas de sus trabajos en el ejecutivo tachirense. A todos los amenazaba con llevarlos a la cárcel. Su salvación era presentar la renuncia.

Luego arrancó contra los motorizados. Los trató a todos como delincuentes. Dictó un decreto en forma ligera y generó de inmediato la protesta del sector.
Después declaró a nuestro pueblo, como contrabandista. Instaló su despacho de gobernador en el puesto alcabalero de Peracal, en la frontera con Colombia. Allí se la aplicó al pueblo más humilde. Los habitantes de San Antonio del Táchira y Ureña que transitaban con las provisiones alimentarias para sus familias eran humillados y hostigados por sus instrucciones. El comiso ilegal de alimentos se convirtió en norma de su gobierno.

Luego la dedicó contra todo el comercio tachirense. La represión contra este sector se hizo presente de diversas formas.  Confiscaciones arbitrarias de bienes fue la nota característica, de una supuesta lucha contra el contrabando. La persecución ha llevado a la cárcel a muchos comerciantes, dedicados a este oficio durante décadas. Además de intervenirles los instrumentos de trabajo como vehículos, locales y equipos.  Mientras en todo el Táchira se comenta a soto voces, como el mismísimo Capitán comercia con ganado y otros bienes por nuestra frontera.

A finales del año pasado pretendió que el pueblo tachirense presentarse un expediente administrativo cada vez que tuviese la necesidad de adquirir bienes y servicios, comenzando por los alimentos. El arbitrario decreto 600 fue un hito en la violación a los derechos de los ciudadanos. La inminente anulación en sede judicial del mismo, lo obligó a derogarlo, pero quedó en el pueblo, el amargo sabor de su abuso y arbitrariedad.

La  gota que rebosó el vaso,  fue la brutal represión contra un pequeño grupo de estudiantes que salieron al frente del núcleo Táchira de la Universidad de Los Andes, a protestar un intento de violación para una compañera. Antes que tolerar y respetar la protesta, Vielma Mora, ordena a la Policía Nacional  reprimirla y detener a los jóvenes que la efectuaban.

Ello generó otras protestas. Para justificar su comportamiento, y mostrar al movimiento estudiantil tachirense como violento, deja que un minúsculo grupo lance unas piedras contra la residencia oficial de gobernadores.

Con un histronisismo claramente actuado, coloca a su esposa como víctima y vocera de un ataque a su familia. Quienes conocemos esa residencia, la seguridad de la misma, y apreciamos el tamaño de dicha protesta, no tenemos duda de que se permitió tal actuación para presentarse como víctimas, y así poder lanzar una cacería de brujas contra los dirigentes estudiantiles. Vielma ordena detenerlos, someterlos a un juicio en una sede militar y enviarlos a la cárcel de Coro.

Ahí vino la chispa que generó la gran protesta del pueblo tachirense. Vielma retrocede.  Regresa a los líderes estudiantiles al Táchira y quiere aparecer como el «yo no fui», pero ya la gente lo tenía descubierto en su doble juego, y en su verdadero rostro de autócrata.

La protesta del pueblo tachirense tiene pleno fundamento. La gente está harta de tanta represión. De tantas carencias. De todas las ofensas, que a diario los voceros de la barbarie roja lanzan contra nuestros ciudadanos. No hay día que Maduro o cualquier vocero de esa maligna cúpula roja no lance sus improperios contra el pueblo tachirense. Para ellos, aquí todos somos paracos, contrabandistas, fascistas, violentos,  o colombianos, como si ser colombiano fuera algo malo. A la protesta pacífica, Vielma ha respondido de manera desproporcionada con la fuerza militar. Aviones de guerra amenazan a la población, sirenas ensordecedoras de un ejército invasor, fueron sonadas en la zona nor-este de San Cristóbal. Una uso irracional de gases lacrimógenos y perdigones contra zonas residenciales han sido la forma de oír los reclamos de la gente. Una verdadera barbarie. La muerte este Lunes de Jimy Vargas, es una muestra del uso desproporcionado e irracional de la fuerza pública, causando una situación que ha producido la muerte de un trabajador humilde de nuestro pueblo.

Este mal trato al pueblo tachirense que el régimen ha producido en los últimos años, se ha convertido en la política de este siniestro personaje, que para mala hora de nuestro Táchira, hoy ejerce como Gobernador del Estado, sumiéndolo en una crisis pocas veces vista.

Fuente: EL UNIVERSAL

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