“Debo trabajar 14 horas diarias con el taxi y las computadoras”
A los 23 años de edad, con un título de Técnico Superior Universitario en Informática, Roberto Ursa sentía que se le abrían las puertas de la independencia económica y la satisfacción profesional. “Siempre me gustaron las computadoras y pensé dedicarme completamente a ese trabajo”, contó este joven ahora de 27 años, hijo de inmigrantes.
Recuerda que desde pequeño su padre le inculcó el amor por Venezuela como la tierra de las grandes oportunidades, donde se estableció hace más 50 años, trabajó y formó una familia. “Todavía creo en eso, pero no se puede negar la difícil situación económica que se vive y las dificultades para conseguir empleo”, señaló Ursa. Recién graduado entró como empleado contratado en una fundación del Estado para hacer el mantenimiento y las reparaciones a la red informática, donde además del sueldo le cancelaban otros beneficios como el cestaticket y el HCM.
A los dos años de estar allí, el organismo le rescindió el contrato alegando que no había en la nómina cargos fijos, lo que lo llevó a utilizar su propio vehículo para hacer carreras. Los primeros tres meses lo hizo a tiempo completo y recogía a los pasajeros en plena calle, pero los robos y asesinatos de taxistas lo indujeron a cambiar la estrategia.
“Como descendiente de italiano, soy muy entrador y conversador. Una vez recogí a un funcionario de una embajada, la cual, por recomendación suya, me contrató para hacer los viajes ejecutivos a sus empleados y personalidades invitadas desde y hacia el aeropuerto de Maiquetía y otras zonas de Caracas y del interior del país, por lo que me centré solo en ese tipo de usuarios”, explicó.
Vocación profesional. Ursa no descuidó su profesión e introdujo su currículo en varias empresas de informática hasta que lo llamaron de una, la cual le asignó una lista de clientes que atiende en sus oficinas, y el empleador le paga por honorarios profesionales. Ursa refirió que el salario de ese trabajo formal es similar al que devengaba en la fundación del Estado, solo que ahora no le alcanza porque todo es más caro y los precios siguen subiendo.
No le quedó otra que seguir como taxista de madrugada y de noche. Conservó la lista de clientes para prestar el servicio de las carreras: “Debo trabajar 14 horas diarias con el taxi y las computadoras”.
Señaló que con las dos ocupaciones se redondea ingresos de 10.000 bolívares mensuales para ayudar a su mamá, que también trabaja, en los gastos de alimentación, condominio, electricidad, aseo urbano y teléfono, entre otros.
Agregó que asumió el pago del HCM por si se presenta una emergencia. «Así no tendré que recurrir a los centros de salud del Estado, que carecen de medicinas y otros insumos». Cuando estaba en la administración pública se ayudaba con el cesta ticket en la compra de la comida, ahora ese dinero lo tiene que sacar de sus ingresos.
Ursa precisó que por el alto costo de la vida es prácticamente imposible ahorrar para reunir la inicial de un apartamento que le permita establecer tu propia familia. «Mi novia es profesional y trabaja. Aun sumando nuestros ingresos mensuales se hace cuesta arriba comprar y pagar las cuotas de una vivienda”.
Reveló que ante esta situación los planes de casarse se distancian con la esperanza de que las cosas mejoren en el país. “La parte económica es preocupante, pero para mí lo más delicado es cómo la inseguridad se ha disparado los últimos diez años y tiende a empeorarse. Esta zozobra es insoportable y entiendo a mis amigos cuando dicen que se quieren ir”, sostuvo el TSU.
Al ser consultado sobre si se iría del país de sus padres, Ursa contesta: “Esa posibilidad está ahí, pero soy consciente de que aún con el pasaporte europeo te ven como a un extranjero afuera; además es muy duro dejar atrás toda tu vida y los amigos, esos con los que juegas fútbol, vas a fiestas, lloras o te tomas unas cervezas, porque no quieres irte sino que la inseguridad personal, como es mi caso, te empuja a emigrar”.
Seguro social diferido
Por la prestación del servicio de taxista, Roberto Ursa entra en la definición de trabajador por cuenta propia del Instituto Nacional de Estadística, por lo que puede cotizar a la seguridad social para recibir atención médica en los centros de salud y optar por una pensión de vejez.
“Cuando el sueldo no alcanza para pagar los gastos prioritarios pasa a un segundo plano destinar 13% de tu ingreso mensual a la seguridad social, pese a lo positivo de estar dentro del sistema”, dijo Ursa. Agregó que con el otro trabajo tampoco aporta al IVSS porque cobra por honorarios profesionales.
De acuerdo con cifras del INE, a finales de 2013 Venezuela tenía 3,7 millones de trabajadores por cuenta propia. Sindicalistas de la oposición han señalado que el gobierno se vale de estos trabajadores para reducir la ocupación en el sector informal.
Fuente: EL NACIONAL