Crónica de una barbarie anunciada (II)
Luego de la publicación de la primera entrega de esta serie, alguien formuló una pregunta digna de una profunda reflexión y basamento del presente artículo:
¿Por qué la manipulación gubernamental esta vez tuvo los efectos devastadores en la sociedad venezolana que padecemos hoy día, a diferencia de los anteriores períodos históricos en los cuales se aplicaron “políticas” similares dirigidas a la explotación de la ignorancia y la miseria de las mayorías nacionales?
Ello me obliga a ir un poco más a fondo en lo que se denominó en el anterior artículo como el ingrediente extra responsable de la sumisión casi absoluta del pueblo venezolano ante el régimen autoritario de turno: el castrocomunismo. No es necesario describir las deleznables e inhumanas prácticas violatorias de los más elementales derechos humanos ejercidas por el régimen cubano en contra de su pueblo a lo largo de los últimos 55 años, pero lamentablemente hay que destacar la influencia directa de este oprobioso régimen y su falsa ideología en el partido de gobierno que ha regido los destinos de nuestro país y ha conculcado todos nuestros derechos durante los últimos 15 años, acabando con la majestad de todas las instituciones democráticas del Estado, la moral de los ciudadanos y el amor por la Patria y la continuidad de la democracia misma.
El canto de sirenas del líder del régimen y la ilusión de inclusión social creada a través de dádivas a cambio de sumisión absoluta al autócrata convirtió a un importante sector del país en individuos sin valores ni principios, acostumbrados a vivir sin trabajar, egoístas e insensibles ante las necesidades de sus connacionales. Es notoria la actitud de muchos compatriotas identificados con el oficialismo, caracterizada por la adulación y el servilismo hacia los dirigentes del partido de gobierno para recibir a cambio unas migajas, sin pensar siquiera que lo obtenido les corresponde por derecho y no es potestativo del gobierno, como lo han querido imponer a la sociedad venezolana sobre el libre ejercicio de sus propios derechos constitucionales. Basta ver en cualquier parte del país la atípica proliferación de “santeros” y seguidores de la creencia religiosa practicada por los cubanos, con el objeto de agradar a los funcionarios del régimen cubano que han arribado a suelo venezolano con la intención de controlar la vida y los recursos de nuestro país con consentimiento y la complicidad del régimen de turno. Este aspecto es particularmente visible dentro de lo que fueron nuestras gloriosas Fuerzas Armadas de Venezuela, hoy convertidas en una suerte de milicia sin profesionalización ni ética, entrenada y dirigida por elementos cubanos para la represión del pueblo venezolano. Quiero expresar mis respetos y consideración a los compatriotas que practican la religión yoruba con convicción y no por servilismo.
Otro fenómeno que se ha manifestado de manera importante entre los ciudadanos afectos al régimen autoritario imperante en Venezuela ha sido la práctica de la delación o la aplicación de la infelizmente llamada “Ley Sapo” instituida por el partido de gobierno para fabricar pruebas en contra de adversarios políticos y aplicarles sanciones administrativas y hasta penas de prisión. Es indudable que estas prácticas innobles provienen de la influencia directa del castrocomunismo sobre nuestra sociedad, pero no todo está perdido. Los indetenibles movimientos de protesta social y el creciente descontento de los venezolanos por la terrible situación económica registrados durante los últimos meses son un claro indicador de que la alta popularidad oficialista y el supuesto apoyo mayoritario al régimen chavista, ahora encabezado por la dupla Cabello-Maduro, no estuvo jamás fundada en la ideología comunista, como ocurrió en la Isla de Cuba en los años iniciales de la revolución. Esta adhesión tuvo siempre un precio en bolívares o dólares, dependiendo de la categoría y misión a cumplir de cada individuo. Y, como ya sabemos, en Venezuela ya “no hay cama para tanta gente” por lo cual la marcada merma en la popularidad del régimen y la proximidad de su fecha de caducidad son una realidad inocultable.
Parafraseando a nuestro admirado luchador social Jesús “Chuo” Torrealba, ahora que la sociedad venezolana toda se une progresivamente en una justificada protesta exigiendo de manera contundente sus derechos constitucionales y el respeto a la Constitución de la República, en pro del rescate de la vida democrática del país, ahora más que nunca, FUERZA VENEZUELA!!!