Con dos muertos finalizó el enfrentamiento entre vecinos de Los Ruices y motorizados
Con dos muertos finalizó el enfrentamiento entre vecinos de Los Ruices y motorizados afectos al oficialismo que no demoraron en acatar la orden de disolver las protestas de calle contra el gobierno, impartida el 5 de marzo por el presidente Nicolás Maduro.
La situación comenzó aproximadamente a las 10:40 am, cuando un grupo de motorizados removía una barricada y los residentes del edificio Irene le lanzaron piedras y botellas. Los motorizados respondieron de la misma forma, hasta que uno de ellos, José Gregorio Aramis Castillo, de 24 años de edad, recibió un impacto de bala en la clavícula. Fue trasladado al hospital Pérez de León donde murió.
La noticia de la muerte de Aramis Castillo enfureció aún más a los motorizados que aseguraban que el disparo provino del estacionamiento ubicado en la mezzanina del edificio Irene. Como suele suceder cuando alguno de ellos cae en desgracia, progresivamente se fueron sumando decenas de motorizados hasta ocupar dos cuadras de la avenida Francisco de Miranda, frente a la estación del Metro Los Cortijos. Varios transeúntes se involucraron en la refriega y hasta un par de adolescentes vestidos con el uniforme del liceo Juan Bautista Plaza lanzaban piedras a los edificios.
Ninguno exhibía símbolos del chavismo, pero sí repetían consignas oficialistas: “¡Chávez vive vive, la lucha sigue sigue!”. Uno de los más aguerridos se dirigió al resto en actitud de líder: “Para ir a la guerra, tenemos que oír una sola voz, la voz del comandante Chávez”. La mayoría estaba armada con tubos, piedras y botellas.
Policías y militares permisivos. Pocos minutos después de que comenzaron los disturbios se presentaron funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana que no hicieron nada para detener a los que actuaban violentamente de lado y lado. “Es que ellos (refiriéndose a los vecinos) están cegados”, dijo una agente de la PNB de apellido Sánchez.
A cuatro funcionarios de la Policía Municipal de Sucre que estaban mirando lo que ocurría se les preguntó por qué no intervenían. La mujer del grupo dijo que estaban esperando refuerzos. Otros tres funcionarios de la Policía de Miranda se acercaron al lugar pero tampoco hacían nada. Los motorizados imponían su voluntad por la fuerza y ningún cuerpo de seguridad los detenía.
La permisividad llegó al extremo cuando los motorizados comenzaron a romper las rejas de entrada de las residencias. A las 11:36 am irrumpieron en los edificios Ilse y Piedra Gris. Primero entraron los motorizados y después la PNB. Del edificio Irene sacaron a tres personas detenidas. Vecinos dijeron que fueron seis en total.
A las 11:58 am llegó un contingente más numeroso de la PNB con equipos antimotines. Pocos minutos después se incendió y explotó un vehículo particular estacionado en la calle A de Los Ruices. Una gran humareda inundó el ambiente.
La única oportunidad en que la PNB trató de poner freno a los motorizados fue a las 12:22. Un agente, identificado como Rebolledo, les roció gas para que se alejaran. Uno de los presentes en el altercado llamó a la calma: “Tranquilo el mío, ellos nos van a limpiar el terreno para que nosotros podamos entrompar para los edificios”. Y Rebolledo asintió: “Tranquilos, ahorita pasan para allá”.
A las 12:17 pm motorizados de la Guardia Nacional Bolivariana se aproximaron a la calle B de Los Ruices. A las 12:26 regresaban con uno de ellos herido: el sargento segundo Acner León López, quien recibió un disparo por la espalda y murió en la Clínica Metropolitana, informó el jefe del Comando Regional 5 de la GNB, general de Brigada Manuel Quevedo.
“Nos tendieron una salvaje emboscada mientras realizábamos una operación de despeje de la vía —para lo cual utilizaron 15 vehículos blindados—. Nos dispararon desde los edificios. Esta muerte nos duele pero nos fortalece. No se equivoquen, seguiremos en las calles cuidando al pueblo”, expresó Quevedo.
La GNB solo habría practicado una detención, la de Luis Ramón Berríos, de 20 años de edad. Su padre, del mismo nombre, aseguró que fue capturado en una de las entradas del Metro y que fue golpeado.
A las 2:14 pm, el jefe del Core 5 aseguraba que “los motorizados están absolutamente tranquilos”. En verdad aproximadamente 300 estaban concentrados en el elevado de Los Ruices y todavía dispuestos a tomar venganza por la muerte de uno de los suyos.
Información El Nacional