El feto también es un paciente quirúrgico
En años pasados era casi imposible saber si un niño venía con ciertas dificultades, ya que se carecía de instrumentos técnicos que pudieran identificar cualquier anomalía. El Gineco-Obstetra Carlos Bermúdez señala que “tiempo atrás el obstetra era un tipo que venía con una campanita y decía si él bebe estaba vivo o no, realizaban exámenes de laboratorio, te tomaba la tensión, median la barriga con una cinta métrica para dar una idea muy burda de cómo era el crecimiento del feto con un margen de error muy grande, porque no se podía hacer más nada, no se sabía lo que había adentro, no sabías a ciencia cierta si eran uno o dos, tampoco la posición, ni el sexo y peor aún no se podía diagnosticar si había anormalidades. Con el avance tecnológico se logra que hoy día se considere al feto un paciente y, como tal, puede enfermarse y en algunos casos sólo una intervención quirúrgica puede mejorar su pronóstico de vida”.Actualmente la cirugía fetal se limita a procedimientos endoscópicos, con el objetivo de mejorar el pronóstico de algunas patologías fetales mortales, diversas técnicas han ganado aceptación clínica. “Habían muchas patologías que escapaban del tratamiento médico y es cuando se empieza a pensar que el feto puede ser un paciente no solamente medico sino también quirúrgico”. En años pasado con el ultrasonido se podía hacer diagnósticos, saber la posición, el sexo y determinar a groso modo anormalidades muy grandes, pero a medida que va desarrollándose las imágenes, los equipos van aumentando las tecnologías y la resolución es mayor, permitió hacer diagnósticos de cosas que son muy finas, en principio esto dio un vuelco a la obstetricia, “en este momento ocurrió lo que sucede a cualquier médico, hacer un diagnóstico sin poder ofrecer un tratamiento es frustrante”, resalto Bermúdez.
Con el objetivo de mejorar el pronóstico neonatal, en la última década se ha producido un importante desarrollo de las técnicas endoscópicas y las series preliminares son promisorias ya que logran una reducción en el número de niños con secuelas neurológicas, manteniendo las cifras de sobre vida perinatal. Bermúdez comenta que “las anomalías fetales que pueden tener como resultado la muerte del feto o secuelas permanentes, porque la actuación postnatal es demasiado tardía, merecen un intento de intervención en vida fetal”.
Cabe destacar que hasta hace relativamente poco, cuando se diagnosticaba una malformación del feto, la única posibilidad que se planteaba era la interrupción del embarazo. La cirugía fetal endoscópica permite una mejor comprensión de las enfermedades fetales, así como su diagnóstico más precoz y preciso.
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Lisbeth Brazón
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