Maduro, primer presidente post-Chávez, se revela más radical que su mentor - 800Noticias
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CARACAS, (AFP) – Nicolás Maduro, primer presidente post-Chávez, se reveló más radical que su mentor al aplicar luego de un triunfo estrecho y denuncias que ponían en duda su legitimidad, medidas económicas que abonaron su popularidad en su base electoral, pero a las que analistas adjudican el origen de una compleja situación.

«Paradójicamente Maduro ha sido más radical en la implementación conceptual del legado de Chávez que el propio Chávez», comenta a la AFP el analista Luis Vicente León, director de la firma Datanálisis al hacer un balance del primer año posterior al fallecimiento de Hugo Chávez.

A un año de la muerte de Chávez, que durante 14 años gobernó impulsando un modelo socialista de control de la economía, Venezuela atraviesa una de sus mayores crisis coronada por una inflación de 56,3%, la mayor de Latinoamérica y récord bajo el chavismo.

Otra expresión de la crisis es la desaforada evolución del dólar en el mercado negro resultado del control cambiario: de triplicar tasa oficial de 6,30 hace un año, ahora la multiplica en 13 veces.

Para el venezolano de a pie, el postchavismo se ha traducido principalmente en un esfuerzo permanente para conseguir algunos artículos esenciales, sea papel higiénico, leche o azúcar, que aunque siempre han tenido periodos de escasez cíclica, en los últimos meses casi han desaparecido de los anaqueles.

El malestar es tal, sobre todo entre las clases medias, que el reclamo por el deterioro económico se ha sumado y ha multiplicado las protestas iniciadas hace un mes por estudiantes que se manifestaron contra la inseguridad en San Cristóbal (oeste).

 

Gasolina a la candela

 

«Maduro llega al poder con una discusión sobre su legitimidad, primero por haberse abrogado la vicepresidencia (en la etapa final de la enfermedad de Chávez) y después por llegar al poder en un virtual empate con la oposición», comenta el analista en asuntos económicos Maxim Ross.

«Ello lo obligó a ser más radical en lo económico para construirse un liderazgo entre el chavismo. Pero el resultado es muy decepcionante, la economía está completamente paralizada», añadió.

Maduro asumió el poder en abril de 2013 tras vencer por una cerrada diferencia de 1,50% al líder opositor Henrique Capriles, quien denunció la elección como «fraudulenta» y que se ha convertido en un adversario político permanente del presidente, lo que nunca vivió Chávez, siempre electo por una holgada ventaja superior a 10 puntos.

León y Ross coinciden en que el gobierno carece de una política económica y su única respuesta ha sido endurecer los controles y el intervencionismo del Estado en el aparato económico.

Tampoco ha conseguido encontrar un mecanismo que permita surtir de dólares a un país que, al tiempo de tener las mayores reservas petroleras del mundo y un ingreso impresionante de divisas, importa la mayor parte de los alimentos y productos que consume, parte de los cuales se esfuman por contrabando y corrupción.

«Más controles es como echarle gasolina a la candela. Una crisis originada por el control y el intervencionismo, no se resuelve con más control y más intervencionismo», dice León.

 

¿Tanque de oxígeno?

 

El discurso oficial culpa de la debacle a una «guerra económica» para desestabilizar al gobierno que sería orquestada por el sector privado ligado a la oposición y que llevó a Maduro a solicitar y obtener en noviembre del Parlamento poderes especiales para gobernar por decreto en materia económica.

Los empresarios «no están para substituir a ningún gobierno», reviró a esa acusación Jorge Roig, presidente de la empresarial Fedecámaras en un inédito diálogo de paz convocado por Maduro días atrás para responder a la ola de protestas opositoras.

«Las condiciones del país son dramáticas, hay una crisis social, política y económica. Esa conjunción es un cóctel verdaderamente explosivo para el gobierno», es el balance realizado por el presidente de Fedecámaras, entidad acusada históricamente por el chavismo de estar detrás de cada golpe de estado –concretado, o solamente denunciado– que sobrevoló Venezuela.

En el arranque de 2014, tras una devaluación implícita al crear una tasa de cambio llamada Sicad que ronda los 11,80 por dólar para importaciones y actividades no esenciales, los sectores económicos vieron formalizado el 24 de febrero un tercer mercado cambiario, el Sicad 2, que permitirá a entes privados ofertar dólares a la par del Estado.

«Es una buena noticia, el gobierno ha decidido caminar hacia un proceso más abierto, crear un mercado cambiario que era indispensable para oxigenar la economía y que al final de cuentas va a permitir una válvula de escape», señala León, quien pronostica que en par de semanas pueda ya arrancar el Sicad 2.

En contraste, para Roig el Sicad 2 llega en un momento «desafortunado» en medio de la ola de protestas que hacen aún más incierto el panorama económico y mina la confianza de inversionistas.

Ross de su lado retoca que el único camino para enderezar la economía venezolana es que «el gobierno renuncie al socialismo del siglo XXI y al plan de la patria (proyecto gubernamental elevado a nivel constitucional) promovido por Hugo Chávez».

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