Primer diálogo en Venezuela se limita a seis horas de reproches entre gobierno y oposición - 800Noticias
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CARACAS (AFP) – El gobierno socialista y la oposición derechista venezolana, encabezados por sus irreconciliables líderes, cruzaron acusaciones en televisión durante casi seis horas sin avanzar en ninguna propuesta durante un primer cara a cara para intentar poner fin a dos meses de sangrientas protestas.

El jefe de Estado Nicolás Maduro, acompañado de su estado mayor, recibió el jueves en el Palacio de Miraflores al dos veces derrotado candidato de la variopinta alianza Mesa de Unidad Democrática (MUD), Henrique Capriles, en un encuentro al que faltó el ala radical de la oposición que buscar forzar con protestas callejeras la renuncia presidencial.

El encuentro, arrancado con forceps luego de arduas gestiones de los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), tuvo como «testigos de buena fe» a los cancilleres de Ecuador, Brasil y Colombia, además del nuncio apostólico, quien leyó un mensaje del papa Francisco.

Maduro rechazó las principales propuestas opositoras -amnistía de presos, desarme de grupos civiles afines al oficialismo-, propuso a los opositores que se integren a mesas y comisiones, y les convocó a una nueva reunión para el martes con un triunvirato gubernamental.

El presidente «pierde una gran oportunidad de realizar una cesión estratégica a la oposición para levantar la esperanza [de la población] en el dialogo», dijo la madrugada del viernes, cuando concluía el encuentro, el politólogo Luis Vicente León, director de la empresa Datanálisis.

– Discursos reiterados –

Maduro, en una introducción de casi una hora, lanzó una larga lista de recriminaciones a los opositores, entre ellas a los llamamientos de sectores radicales a su derrocamiento, y les pidió «una condena a la violencia como forma de hacer política, como forma y estrategia para cambiar gobiernos».

Vestido con traje oscuro, camisa blanca y corbata roja, Maduro -quien había anticipado que no habría «ni negociación ni pacto»- presentó el encuentro como «coexistencia pacífica de los dos modelos que hay en Venezuela: el socialismo bolivariano y humanista y el que representan ellos en la oposición».

Durante el encuentro en el Salón Ayacucho -el mismo sitio donde juró como fugaz presidente el empresario Pedro Carmona en el golpe de Estado de 2002 contra Chávez- Capriles retrucó que «Venezuela está en una situación sumamente crítica».

«Ni queremos un golpe de Estado ni queremos un estallido social. […] Queremos que este problema se resuelva [… pero para ello] respetemos la Constitución, dejemos la represión», aseguró Capriles.

Desde hace nueve semanas Venezuela soporta protestas, algunas degeneradas en disturbios, que dejaron 40 muertos, 600 heridos y un centenar de denuncias por violaciones a los derechos humanos, sin que gobierno y opositores se hubiesen sentado a una mesa de discusión hasta este jueves.

«En una democracia, el diálogo debe ser la regla, no la excepción», destacó el secretario ejecutivo de la MUD, Ramón Aveledo, quien trajo a la mesa dos temas que el gobierno rechaza siquiera mencionar: amnistía a detenidos y desarme de grupos civiles armados cercanos al gobierno.

«Vamos a hablar de la libertad para los presos políticos y del regreso de los desterrados por motivos políticos […] vamos a hablar de los impropiamente denominados colectivos, organizaciones cuyos rasgos de paramilitarismo son demasiado obvios como para ignorarlos», aseveró Aveledo.

El presidente -un ex conductor de autobús y sindicalista- rechazó tratar esos dos temas.

«Hay tiempo para la justicia y hay tiempo para el perdón. Es tiempo para la justicia», enfatizó el jefe de Estado, quien defendió una vez más a los colectivos, uno de los cuales [Tupamaros] participó esta noche de la delegación del gobierno con la inclusión de su líder José Pinto.

«Yo pido respeto por los colectivos. Son en esencia grupos de trabajo social», replicó Maduro.

El encuentro fue difundido integralmente en cadena obligatoria de radio y televisión por pedido de la oposición y acuerdo del gobierno «para que lo vea toda Venezuela y no haya malentendidos».

Horas antes del inicio del diálogo el politólogo John Magdaleno había anticipado a la AFP su escepticismo sobre un encuentro al que la oposición acude porque representa una oportunidad «para plantear algunos temas a debate público» mientras que Maduro accede por presiones internacionales resultado de la «imagen negativa de su gobierno» en el mundo.

– Dos meses de revueltas –

Venezuela, el país con mayores reservas petroleras mundiales, está cruzado por protestas desde el 4 de febrero cuando estudiantes de San Cristóbal (oeste) se manifestaron en rechazo a la inseguridad. Es el segundo país con mayor tasa de homicidios del mundo según Naciones Unidas.

Las protestas se extendieron al resto del país incorporando demandas contra la crisis económica y de inmediato se sumaron sectores radicales de la oposición que impulsan bajo el lema «La salida» la estrategia de ocupar las calles y forzar la renuncia de Maduro, electo en abril de 2013, lo que llevó al presidente a calificar el movimiento como «golpe de Estado en desarrollo».

El hoy encarcelado Leopoldo López, del ala radical de la MUD, junto con María Corina Machado, diputada opositora destituida de su escaño al calor de las protestas, fueron promotores de aquella táctica insurreccional que derivó en frecuentes combates callejeros nocturnos entre grupos de encapuchados armados con bombas molotov y piedras, unidades antimotines y a veces pelotones de civiles armados no identificados.

 

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