Sudáfrica conmemora primer año de la muerte de Nelson Mandela
Johannesburg, Sudáfrica | AFP | Los sudafricanos conmemoraban este viernes el primer aniversario de la muerte de Nelson Mandela con un servicio religioso y un partido de cricket, honrando su legado como adalid de la lucha contra el apartheid.
El servicio multirreligioso tuvo lugar por la mañana en una colina de Pretoria dedicada a los combatientes de la lucha contra la segregación racial.
Ron Martin, un jefe de la comunidad khoisan, ofició al amanecer un ritual consagrado a los ancestros de Sudáfrica, quemando unas hierbas dentro de un cuerno de kudú, un antílope africano.
Tras esta ceremonia se celebraron rezos cristianos, hindúes, musulmanes, judíos e incluso rastafaris, de acuerdo con un espíritu ecuménico que refleja la diversidad de las comunidades del país y la universalidad de la lucha antirracista del ex presidente Mandela.
«La vida de nuestros ancestros es el pilar de nuestra sabiduría», dijo Ron Martin.
«Estos veinte años de democracia han sido posibles gracias a Mandela. Antes del advenimiento de la democracia (en 1994) no se nos permitía practicar nuestra religión», explicó.
«El sentido de cualquier tipo de orgullo se vio roto por el apartheid, pero ahora estamos recuperando nuestra herencia», añadió.
Veteranos de la lucha contra el apartheid asistieron a una ceremonia durante la cual se colocó una corona de flores en la base de una estatua de cinco metros de altura de un sonriente Madiba, el nombre del clan por el cual los sudafricanos llamaban afectuosamente al hijo preferido de la nación.
Graça Machel, viuda del Premio Nobel de la Paz, tomó luego la palabra, vestida de negro y con una estola dorada al hombro.
«Yo sé que Madiba está bien acompañado (…) este pensamiento me ha apoyado a lo largo de todo este año», dijo en la sede del gobierno, adonde se desplazó luego la ceremonia.
«Tuve el privilegio singular de ser el hombro en el que se apoyó en el crepúsculo de su vida, y le estaré eternamente agradecida por haberme elegido», dijo Graça Michel.
En ausencia del presidente Jacob Zuma, de visita en Pekín, la ceremonia se celebró en el Freedom Park de Pretoria, un reciente memorial construido con piedras traídas de diferentes lugares de Sudáfrica donde cayeron los mártires de la libertad.
Todo el país observó los tres minutos y siete segundos de ruido, durante los cuales sonaron las campanas de las iglesias, y luego los tres minutos de silencio, simbolizando los 67 años de acción política de Mandela, 27 de los cuales pasó en prisión.
Seguir el ejemplo de Mandela
El arzobispo emérito Desmond Tutu, también galardonado con el Premio Nobel de la Paz, pidió a los sudafricanos que siguieran el ejemplo de Mandela en un comunicado destinado a celebrar el aniversario de su deceso.
«Nuestra obligación con Madiba es continuar construyendo la sociedad que él quería, seguir su ejemplo», afirmó Tutu.
«Una sociedad basada en los derechos humanos, en la cual todos puedan compartir la gran abundancia que Dios otorgó a nuestro país. En el cual todos podamos vivir con dignidad, juntos. Una sociedad con un mañana mejor para todos», agregó Tutu.
El vicepresidente Cyril Ramaphosa dirigió los tres minutos de silencio, seguidos por un partido amistoso de cricket, llamado Copa Legado Mandela.
Numerosas actividades e iniciativas locales están previstas este fin de semana y a lo largo de toda la semana próxima en Sudáfrica, pero nada oficial en Qunu, la aldea donde el ex presidente pasó su infancia, y donde está su tumba.
Durante el fin de semana, artistas y actores participarán en un homenaje en la Fundación Nelson Mandela, que lanzó una exposicion en honor del ex mandatario.
Sin embargo, esta unanimidad que hizo aumentar la frecuentación de los museos dedicados a Mandela después de su muerte, así como su casa de Soweto, dejó entrever algunas grietas.
«¿Hay que estar loco por Mandela?», preguntó esta semana una editorialista conocida, Sisonke Msimang, en el diario en línea Daily Maverik.
«Mandela hizo lo que nosotros necesitábamos a principios de los años ’90. Actualmente está claro que necesitamos un nuevo camino (…). Una de las lecciones más dolorosas de las dos últimas décadas es darse cuenta de que la pobreza sigue siendo en gran medida el destino de los negros, muchos sudafricanos blancos no creen que sea la consecuencia del apartheid», afirmó.
El célebre líder sudafricano falleció en 2013 a los 95 años, después de una larga enfermedad.